La leyenda de las islas de Pachacámac: un amor no correspondido entre dioses que acabó con la transformación de dos personas en rocas gigantes

Conocidas como las islas Cavillaca, ambas esconden una historia prehispánica que implica varios sentimientos, entre ellos, el orgullo, el rechazo y la desilusión.

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Leyenda de las islas de Pachacámac. (Municipalidad de Pachacámac)
Leyenda de las islas de Pachacámac. (Municipalidad de Pachacámac)

Las leyendas han marcado gran parte de la historia del Perú. Muchas de ellas datan desde épocas muy antiguas, tales como la preincaica, prehispánica, incaica y virreinal, aunque, durante la era republicana, también surgieron varias leyendas. Una de las más conocidas por los peruanos es aquella que narra la historia de las islas de Pachacámac.

Se trata de una leyenda con una historia enriquecedora, en el que el dios de la agricultura, se enamoró de al parecer un amor imposible. El desenlace terminó en la solidificación de dos personas.

Un ave, un fruto

El dios Cuniraya Wiracocha era muy poderoso y con solo decir que la tierra esté lista y cosechada, esta se hacía; sin embargo, a pesar de estar lleno de dotes y riquezas, prefería andar como mendigo con harapos y prendas viejas con el fin de que nadie lo reconociera.

Pero él no era el único dios, había muchos más. Durante esa época también existía una diosa, llamada Cavillaca, y según la leyenda se trataba de la más hermosa de todas. Su belleza no pasaba desapercibida, razón por la cual, no existía dios que no la haya pretendido, pero lo único que recibían era el rechazo de la hermosa Cavillaca.

Cavillaca, el ave y la lúcuma. (Ilustración de Grenda Landolt)
Cavillaca, el ave y la lúcuma. (Ilustración de Grenda Landolt)

El andrajoso era conocido entre todos los dioses. Él era motivo de burlas, humillaciones y rechazo, lo que desconocían es que se trataba de Cuniraya Wiracocha.

El dios de la agricultura estaba embelesado con Cavillaca y quiso conquistarla. Así que no tuvo mejor idea que transformarse en ave para acercarse a ella. Voló hacia una de las lúcumas y le colocó su simiente, luego hizo caer el fruto y Cavillaca que se encontraba tejiendo, no dudó en comer aquel fruto. Lo que no sabía la diosa era que, al terminar de saborear la fruta, quedaría embarazada.

Todo esto transcurría en los valles de Huarochirí, en el pueblo de Anchicocha.

Leyenda de las islas de Pachacámac. (Lima más arriba - Evelyn Merino)
Leyenda de las islas de Pachacámac. (Lima más arriba - Evelyn Merino)

Un amor no correspondido

Tras nueve meses, la diosa dio a luz a una hermosa niña. La cuidó un tiempo y luego al haber dudas sobre la paternidad, decidió reunir a todos los dioses en Anchicocha para por fin conocer al padre de su hija. No obstante, muchos se mostraron confundidos por la solicitud.

Cuniraya había asistido, pero se encontraba vestido de mendigo, por lo que no era reconocido por nadie.

Para evitar las dudas, Cavillaca decidió que su hija sería quien reconocería al padre. La pequeña gateó hasta el sitio donde se encontraba el hombre haraposo. Él era el padre, pero nadie conocía su verdadera identidad. La madre no lo podía creer.

Leyenda de las islas de Pachacámac. (Captura)
Leyenda de las islas de Pachacámac. (Captura)

Iracunda y desilusionada, cogió a su hija y corrió en dirección hacia la costa. Estaba decidida a huir del lugar.

El dios de la tierra y agricultura, se transformó rápidamente y vistió su mejor traje. Brillaba como el sol y fue tras ella. Gritaba a viva voz para que voltee y mire quién era en realidad, pero la diosa no quería voltear. Se encontraba desilusionada.

En el camino, Cuniraya se cruzó al cóndor, a quien le preguntó si había visto a una madre con una niña en brazos, y el animal le respondió de forma alentadora que sí la había visto y que podía alcanzarla. Al dios de la agricultura, le gustó la respuesta y bendijo al cóndor, diciéndole: “Siempre vivirás alimentándote con todos los animales de la Puna, y si alguien te mata, él también morirá”.

Seguía corriendo y no veía a su amada hasta que se cruzó con el zorrino y este le dijo que Cavillaca se encontraba muy lejos. La respuesta terminó molestando a Cuniraya Wiracocha y maldijo al zorrino.

“Te condeno a que camines solo de noche y a que te rechacen por tu mal olor”, le dijo el dios al animal.

Continuó su camino, pero ya era tarde. Cavillaca ya se encontraba en la orilla del mar. Estaba destrozada. Abrazó con todas sus fuerzas a su pequeña hija y se lanzó hacia el mar, convirtiéndose en las islas de Pachacámac, también conocidas como las islas Cavillaca.

Leyenda de las islas de Pachacámac. (Municipalidad de Pachacámac)
Leyenda de las islas de Pachacámac. (Municipalidad de Pachacámac)

Hoy en día las islas se mantienen en el lugar y las personas pueden observarlas en todo su esplendor desde el Santuario de Pachacámac.

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