Era un día de clásico. Universitario de Deportes vs. Alianza Lima se enfrentaban una vez más en el estadio Monumental de Ate el 24 de setiembre de 2011. Ese día terminaría en un baño de sangre por el asesinato del hincha blanquiazul, Walter Oyarce.
El estudiante de ingeniería industrial había asistido a un palco del recinto deportivo. Todos estaban alentando hasta finalizar el encuentro. De repente, en el lugar aparecieron varios barristas cremas: David Sánchez-Manrique Pancorvo, ‘Loco David’; José Luis Roque Alejos, ‘Cholo Payet’; Marco Antonio Chimoya Asenjo, ‘Chiclayano’; y Gian Carlo Díaz Maysa, ‘Ratón’, quienes arrojaron al joven desde el palco C-128 donde se encontraba con sus amigos.
Oyarce se había enfrentado a los barristas para defender a unos niños y muejtes que estaban siendo insultados violentamente por parte de esta facción.
El hincha aliancista fue alzado en peso y lanzado desde el palco de la zona sur hacia el vacío. El cuerpo permaneció tirado en el suelo por un minutos hasta que fue auxiliado. Fue trasladado con vida a un hospital, pero su cuerpo no aguantó y perdió la vida.
El crimen de Walter Oyarce manifestó la violencia de las barras bravas en la sociedad peruana y, sobre todo, la poca seguridad en los estadios del fútbol peruano.
La captura y el juicio
Al conocerse el caso que complementó todas las portadas y páginas policiales de los diarios peruanos, Sánchez-Manrique huyó a Miami el 27 de setiembre de 2011, luego llegó a Nueva York. Al día siguiente, volvió al Perú y fue encarcelado.
Por su parte, el ‘Cholo Payet’ y Richard Valverde Sifuentes, ‘Negro Ampilio’, otro involucrado en el homicidio fueron detenidos por la Policía Nacional del Perú (PNP). Fueron llevados a los penales de Piedras Gordas y Castro Castro, respectivamente.
La defensa legal del ‘Loco David’ pidió que no se involucre a su patrocinado en el asesinato de Walter Oyarce debido a que él no había sido quien lo había empujado e intentó culpar a Valverde Sifuentes.
El abogado del acusado presentó una versión del testigo, Jamil Ghaliya, que confesó que nadie lo había lanzando al vacío a la víctima. Sin embargo, su exconviviente, Viviana Olcese, manifestó a la PNP que él recibiría dinero para dar un falso testimonio, por lo que se comenzó las versiones de los “testigos sin rostro”.
Pese a que el abogado del ‘Loco David’ intentó deslegitimar estos hechos, el padre de Oyarce, Walter Oyarce Delgado, que jugó un papel importante por la memoria de su hijo, defendió estas declaraciones.
El 10 de abril de 2013, el Juzgado Penal 48 de la Corte Superior de Justicia de Lima dispuso que los cinco sospechosos del asesinato continuarían en prisión por 18 meses más.
Un día después, la Fiscalía concluyó que Sánchez-Manrique empujó a Walter Oyarce del palco desde la tribuna sur del estadio Monumental con ayuda del ‘Cholo Payet’. Los magistrados tuvieron que basarse en los testigos e informes periciales porque no había video del momento del crimen.
Después de 29 meses, en marzo de 2014 el Poder Judicial condenó al ‘Loco David’ y al ‘Cholo Payet’ a 35 años de cárcel por el delito de homicidio calificado por alevosía, así como por resistencia a la autoridad. En 2016, la Sala Penal Transitoria de la Corte Suprema revocó dicha sentencia y disminuyó su sentencia a 25 años de prisión efectiva, o sea, 17 años de cárcel por homicidio simple y ocho años por disturbios.
Por su parte, desde la muerte de su hijo, Walter Oyarce Delgado se trazó como objetivo frenar la ola de violencia que se vive dentro de las barras bravas del fútbol peruano, esto con el fin de que no se repitan casos como los de su hijo.
Recuerdo de Walter Oyarce
Walter Oyarce Delgado, padre del hincha aliancista, tiene presente el recuerdo de su hijo y lucha por erradicar a las barras bravas de los estadios. Ese 2011 fue muy complicado para su familia, estaba ausente la alegría del hogar. No festejó ni Navidad ni Año Nuevo; y en las declaraciones que ofrece expresa que siempre llora por el joven.
Actualmente, considera que para evitar más muertes por la violencia en el fútbol es haciendo públicos a los líderes de estas hinchadas para que la PNP pueda identificarlos.
“La comunidad de la barra es muy potente, son un grupo de jóvenes que, en realidad, la barra termina siendo su hogar sustituto. Si la barra está bien conducida esta familia sustituta lo va a ayudar a salir adelante, pero si está mal conducida va a agudizar los problemas que tienen muchos jóvenes”, dijo a Exitosa.
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