César Hildebrandt criticó al presidente Pedro Castillo, a los fiscales Rafael Vela y José Domínguez Pérez, al nuevo presidente de Brasil, Lula da Silva, y a la fiscal de la Nación, Patricia Benavides, en su nueva columna en el semanario Hildebrandt en sus trece titulada: “Estamos locos y no tenemos remedio”.
“‘En las circunstancias actuales, el Perú no tiene remedio’. En la hipótesis de que nos libremos pronto de Castillo, como tendría que ser, lo que quedará por resolver es este remedo de país. Es mi país, lo sé, y el patriotismo es un bálsamo, también lo sé. Y el antipatriotismo se ve con desprecio y los pelotones de fusilamiento de las redes sociales rastrillan sus armas al unísono, eso es sabido”, inició.
Para el autor de Confesiones de un inquisidor, vivimos en país donde abunda “el caos, la violencia, la corrupción, el oportunismo y la hipocresía” para luego criticar a los fiscales Rafael Vela y José Domingo Pérez, que “decidieron encubrir, con la ayuda de un juez, a la mafia de los Odebrecht, suavizar sus penas, aligerar sus reparaciones en metálico, permitir que siguieran operando en el país donde habían hecho de vientre, para luego hacer el ridículo más hilarante de los últimos años: enterarse en Brasil, donde Vela y Pérez habían viajado, que los de Odebrecht, respaldados por los fiscales brasileños, no hablarán más hasta que el Perú termine de resignarse a las migajas y desista de cualquier otro resarcimiento”.
César Hildebrandt manifestó que el nuevo presidente brasileño Lula da Silva es el “el padrino de las constructoras brasileñas” que hicieron lo que quisieron en Perú y se preguntó si en algún momento: “¿volverá a hacerle a algún Graña limeño una oferta que no podrá rechazar?”.
El periodista tampoco fue ajeno a la fiscal de la Nación, Patricia Benavides, a quien cree es “tan dudosa como su hermanita, a quien protegió de modo descarado”.
“La prensa que denuncia a la banda de Palacio es la misma que aduló a Fujimori y sueña con un Bolsonaro de bolsillo para estas latitudes. El Congreso que se enfrenta al Ejecutivo merece su propia fumigación. Y los partidos políticos que disputarían las precoces elecciones que estamos buscando pertenecen, todos sin excepción, a la indecencia”, describió
El también escritor hizo una paradoja con la realidad como que la OEA, que estará en Perú en las próximas semanas en territorio peruano, va a llegar aquí para ayudarnos a salir de la crisis política o que “el tránsito se arreglará espontáneamente, que la mortal inseguridad se alivia liberando a los criminales reincidentes, que las mineras tolerarán siempre la ocupación de sus instalaciones, que la selva aguantará otro siglo de tala ilegal, que el río Madre de Dios seguirá discurriendo a pesar del mercurio de la minería delictiva, que los partidos políticos se regenerarán con los mismos viejos cuadros haciendo de las suyas”.
Finalmente, el periodista hizo toda una comparación con la conclusión del título de su columan de opinión Estamos locos. Y no tenemos remedio: “Sin sedantes, sin camisa de fuerza, tenor de sus delusiones, el paciente grita que la desigualdad extrema no derivará en un big bang social, que el medio ambiente no está en peligro, que los sueldos mínimos no deben subir, que los miserables de los cerros están allí de modo voluntario, que Paolo Guerrero seguirá siendo una estrella, que hay un cine peruano internacionalmente afamado, que tenemos poetas de sobra y novelistas como cancha, que Woodward y Bernstein admiran a Hume, que el vino chinchano marida con faisán, que las AFP son justas, que la Constitución del 93 es intocable, que la cholería es propensa a la agitación, que el malogrado Pedro Castillo no es producto del fracaso nacional de la educación, que Keiko es Indira Gandhi, que la derecha no tiene culpa de nada, que el neoliberalismo viene del Antiguo Testamento, que no nos ganan y que Dios tiene barba rojiblanca”.
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