Cuando chicos, cuántas veces hemos escuchados a los mayores que siempre hay que seguir el ejemplo de los que más grandes o de los que más saben. Sin embargo, hay ejemplos que no hay que perseguir de ninguna manera, por lo nocivos y malévolos que pueden llegar a ser esas figuras como sucedió con Alex Maquera Atencio.
Cuando una persona tiene evidentes problemas mentales que no son tratados, solo basta un pequeño disparador para que le dé rienda suelta a sus instintos criminales tratando de imitar, o no, a otro asesino.
Ese fue el caso del estudiante de medicina, que era adicto a las drogas, Alex Ramón Maquera Atencio, que, durante el 2004, desató el horror al descubrirse que había matado a ocho personas usando únicamente un martillo como arma letal. Tal como un par de años antes había hecho el tristemente célebre Clímaco Basombrío, ‘el loco del martillo’.
Mató a su mejor amigo
La macabra historia comenzó cuando en uno de sus primeros arranques mató al que muchos considerarían era su mejor amigo: José Ninaja Vélez.
Al parecer este primer paso despertó una sed de sangre que no pararía hasta que fuera atrapado por la policía.
La próxima a víctima fueron seis miembros de su propia familia: su hermana, su cuñado y sus cuatro sobrinos. Cuando los vecinos le preguntaban, solía responder que estaban de viaje en Arequipa y volverían para las fiestas navideñas.
De acuerdo con lo manifestado por él mismo, fue el 15 de marzo del 2004 cuando fue en busca de Priscila, su hermana mayor para pedirle dinero. El asesino ya sabía que ella guardaba una fuerte cantidad de soles, producto de su trabajo vendiendo pollos en el mercado Grau. Se lo negó, entonces optó por matarla a martillazos. También le cortó la yugular y la dejó desangrarse en el primer piso de la casa.
Después, subió a la planta superior y sin mediar aviso previo atacó con el mismo martillo a su cuñado, Rafael Pezo Gutiérrez. Tras dejarlo mal herido e inconsciente en su cuarto, fue por un cuchillo para terminar su trabajo.
A pesar de baño de sangre que se había formado, Maquera Atencio no se había olvidado del dinero que deseaba y rebuscó por toda la habitación hasta hallar dos mil dólares en uno de los cajones.
La barbarie continuó al día siguiente cuando sus sobrinos aún dormían y también fueron atacados cobardemente por su tío. Así fue como Amelia (13), Jackeline (7) Iván (17) y Diego (12). El drogadicto violó a la pequeña Amelia mientras agonizaba.
“Debía matarlos porque ellos extrañarían a sus padres y yo no podía permitirlo”, dijo el autor en el posterior juicio.
Meses después, cuando las autoridades llegaron hasta la casa de la hermana del asesino, encontraron a los cuerpos dentro de una fosa que Maquera había mandado a hacer. Todos tenían el cráneo destrozado y estaban envueltos en frazadas amarradas con sogas.
A pregunta sobre lo que hizo con el dinero robado, solo confirmó las sospechas de todos: que se lo había gastado en drogas y tragos, en sus eternas noches de perdición. Todo quedó confirmado tras los exámenes de sangre que le hicieron.
La última víctima
El penúltimo capítulo de la insana historia de sangre se dio cuando se descubrió que él también era el responsable de la desaparición y muerte de un conocido comerciante de la zona por donde vivía, en el barrio Gregorio Albarracín.
La policía ya estaba investigando cuando la esposa del hombre de negocios llamado, Fidel Mina Mamani, les había contado que había visto a su pareja en compañía de Alex Maquera, mientras este trataba de venderle una nevera. Pero lo que realmente hizo sospechar a los agentes fue que durante el interrogatorio entró en más de una contradicción sobre el paradero del comerciante.
Mientras los peritos hacían su trabajo, el asesino comenzó un relato espeluznante. Luego de citar a Mina Mamani en su casa para cerrar la transacción comercial, comenzó una discusión que terminó el sujeto asestándole 40 martillazos.
Luego salió la vivienda directo a una ferretería para comprar una sierra, un serrucho y un machete. La intención era descuartizar el cuerpo para esconderlo.
Pero justo cuando ya iba a e empezar su macabra labor, llegó la policía y vio todo el lugar bañado en sangre.
Sería en este interrogatorio cuando también confesó los asesinaros de su mejor amigo y de su familia.
Encerrado por siempre
Luego de un corto juicio, que se resolvió con bastante facilidad, ya que el acusado reconoció todos los crímenes, Maquera Atencio fue condenado a cadena perpetua imputado por los delitos de homicidio calificado y violación. También se le obligó a pagar una reparación de 120 mil soles a los familiares agraviados.
Las crónicas policiales de las épocas señalan que mientras le leían su sentencia, el asesino se mostraba impávido, en silencio. Y cuando le preguntaron si estaba de acuerdo con la sentencia solo atinó a decir “me reservo el derecho”.
No paró ni en prisión
Si alguien llegó a creer que con encerrarlo ya la sociedad se había librado de este psicópata, pues cometió un error. Y es que ni cumpliendo su cadena perpetua se calmó su sed muerte.
Un día, el 21 de agosto del 2019, mientras cumplía su castigo en el penal de Pocollay recibió la visita de la ecuatoriana Carmen Olmedo Moreno (41). Sin ningún motivo, a ella también la atacó con un martillo, le cortó el cuello y le mutiló los dedos.
Cuando estaba por descuartizarla, llegó a la celda otro reo identificado como Wilder Huanacuni (38) y, al ver la macabra escena, quiso huir a dar parte a los cuidadores, pero fue alcanzado por Maquera que le produjo diversas heridas punzocortantes que le provocaron la muerte horas después.
Ante esta situación, el fiscal Luis Sotomayor Saavedra, del Primer Despacho de la Fiscalía Provincial de Tacna, pidió que también se le aplique cadena perpetua por el delito de feminicidio.
Más tarde, el asesino fue trasladado al penal Ancón I o Piedras Gordas en Lima, en donde cumple su pena.
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