La cruz del Cerro San Cristóbal no pasa desapercibida para los limeños. Está a unos 400 metros sobre el nivel del mar y desde 1997 es un atractivo turístico que cuenta con un museo de sitio y un mirador. Desde allí se puede observar a los millones de habitantes de Lima y Callao, y hasta la isla San Lorenzo en un día de neblina. Además, es un tradicional espacio de peregrinaje y recogimiento por Semana Santa, donde se recuerda la vida, pasión y muerte de Cristo a través de la devoción de la cruz.
Historia de la cruz
Poco después de fundar Lima, el 18 de enero de 1535, Francisco Pizarro ordenó que se clavara una pequeña cruz en la cima del cerro más alto de Lima. Esta sería destruida cuando las tropas incas del general Quizu Yupanqui, que obedecían al rebelde Manco Inca, arribaron en 1536 a las inmediaciones de Lima con el fin de exterminar y desalojar a sus moradores.
Finalmente, la capital peruana no llegó a ser invadida gracias a la fiera defensa de los españoles con sus caballos y una intempestiva crecida del río Rímac que dificultó la toma de la ciudad. En agradecimiento a Dios, Francisco Pizarro decidió restituir la cruz que había sido destruida por los incas llevándola con devolción en sus hombros para luego clavarla en la cumbre del cerro y, en agradecimiento a San Cristóbal, cuyo día se celebraba en esa fecha y a quien atribuían una ayuda sobrenatural en la defensa de Lima, lo bautizó como Cerro San Cristóbal. En su cima, junto a la enorme cruz de madera, se construyó una capilla que duró hasta 1746, cuando fue derribada por un terremoto.
Los cambios de la Cruz Monumental del Cerro San Cristóbal
Años más tarde se reemplazó por una de fierro forjado, pero el transcurso de los tiempo terminó deteriorando el material. Entonces, el padre español Fray Francisco Aramburú, que vivía en el Convento de los Descalzos, en el Rímac, situado muy cerca de las faltas del cerro San Cristóbal, tuvo un sueño donde observó una cruz brillante sobre la ciudad y allí empezó la nueva construcción.
A pesar de su avanzada edad, organizó una “Junta Restauradora de la Cruz”, integrada por ilustres vecinos con el objetivo de reunir los recursos necesarios de todos los limeños a través de una colecta pública de fondos que llegó a involucrar al mismo presidente de la República, Augusto B. Leguía.
“El primer domingo de mayo se celebra la Fiesta de la Cruz, donde los franciscanos hacen una caminata, pero sobre todo el Jueves y el Viernes Santo, miles de personas suben de día y de noche hacia la cruz, en un recorrido de 8 kilómetros donde se hacen paradas en 14 cruces situadas en la ruta que ascienden al cerro, además, se hace una representación teatral de la Pasión y Muerte de Cristo”, comentó Margot Villanueva Bravo, guía de turismo.
Los trabajos se iniciaron en 1927 sin tener la totalidad del dinero estimado para la construcción gracias a la iniciativa y compromiso del constructor Oscar Zagazeta Valderrama, quien, identificado con el proyecto, inició su ejecución aun sin completar el dinero requerido, por lo que tuvo que financiarlo con su dinero. Él y su equipo de trabajo recibieron el total de su pago con tardanzas.
El diseño de este proyecto fue concebido con la forma de una cruz diamantada. Está elaborada de hierro forjado y cemento, tiene 20 metros de altura desde su base, cuenta con 22 faroles que la iluminan y la resaltan de noche y posee 48 luminarias incrustadas. Se dice que los restos de la antigua cruz de madera y la de fierro forjado se encuentran enterrados en la base de la actual cruz de hierro forjado y cemento.
A la par se construyó una carretera hacia la cumbre para facilitar el acceso del personal y el traslado de materiales y maquinaria. Para realizar esta vía, los constructores tuvieron que romper y extraer una gran cantidad de rocas usando dinamita.
La Cruz Monumental del Cerro San Cristóbal está construida con tanto cuidado que ha soportado sin mayores contratiempos los terremotos de Lima y Callao de 1940 de 8,2 Mw, el de 1966 de 8,1 Mw y el de 1974 de 8,0 Mdad
Fue inaugurada el 23 de diciembre de 1928. Este acto significó un importante acontecimiento que convocó a las principales autoridades políticas y religiosas de la nación. Contó con la presencia del presidente de la República, Augusto B. Leguía; el alcalde de Lima, Andrés Dasso; el alcalde del distrito del Rímac, Juan Ríos Alvarado; el Nuncio Apostólico, monseñor Gaetano Cicognani.
Muchos fieles también asistieron. Fueron tantos los asistentes a la misa oficiada en la Iglesia del Convento de los Descalzos que se tuvo que prohibir el ascenso al cerro. Aún así, la multitud desobedeció para participar de la inauguración de esta importante construcción.
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