El tener presente a un ser querido, luchando contra el tiempo y la memoria para que no caiga en el olvido, puede ser una batalla constante en la que podemos envolvernos. Las vivencias y el entorno nos nos alejan del temor a la muerte. Algunas culturas la celebran, mientras que otras reservan lo que les hace sentir el solo hablar del tema. Como parte de nuestras tradiciones heredadas, los peruanos aún mantenemos el último adiós a ese familiar o amigo, por medio de velatorios, entierros y ceremonias ancestrales que se siguen respetando.
Así como hemos aprendido a despedir, también logramos crear vínculos eternos que nadie puede destruir. Entre la variedad de ejemplos que podemos presentar se destaca la presencia de las mascotas en nuestras vidas y lo que representaron en determinadas etapas que atravesamos. La manera en la que nos despedíamos por última vez ha variado de acuerdo al entorno en que nos encontramos actualmente.
Aquellos que tenían un jardín exterior o interno lo tomaban para colocar los restos de aquel ser que ha sido denominado como “el mejor amigo” del hombre y la mujer. Otros solo los cubrían y colocaban junto a los desechos del hogar al no tener un espacio donde poder enterrarlos. Para cubrir esta necesidad, aparecieron algunas funerarias que ofrecían el servicio de cremación. En los últimos años, se dio a conocer una nueva propuesta para el recuerdo.
Se trata del Bosque del amigo fiel, conocido también como el primer cementerio de mascotas en Lima, ubicado en calle Las Lilas 127, Santa María, Chosica. El patriarca de la familia Obregón fue el responsable de entregar parte de un terreno para habilitar nichos donde reposen los restos de aquellos queridos animales.
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Historia del cementerio de animales en Lima
Desde el año 2015 se tiene registro del funcionamiento de una casa de campo que abrió sus puertas a las familias peruanas para que puedan tomarlo como un camposanto, considerando todas las medidas que conlleva el proceso de entierro. Los visitantes que han llegado a la zona, de aproximadamente cuatro hectáreas, han podido conocer a Wilber Flores, uno de los guardianes y cuidadores de las mascotas que pasaron a una mejor vida.
La historia que dio origen a este panteón la protagoniza él. Cuando salió por el camino de la vivienda y encontró el cuerpo sin vida de un perro. Ver esa escena causó que tome una de las carretillas para levantar los restos, llevándolo al inmueble donde lo enterró en lo alto de un monte.
El propietario conoció lo sucedido y decidió entregar parte de su propiedad para que se continúe con esa práctica. Actualmente hay más de 500 mascotas -desde perros hasta cuyes- enterradas sin ataúd, las cuales fueron envueltas en telas biodegradables y cal. En el año 2019 falleció don Obregón, por lo que no se supo cómo continuar con ese legado. Antes de su deceso, se contaba con recursos económicos de los cobros por el servicio de sepelio, entre 300 y 350 soles, pero esto se detuvo y a la fecha ya no se reciben a más familias.
El Bosque del amigo fiel en Lima
Gracias a los youtubers Frans y Axell Vásquez se logró conocer cuál es el actual estado del cementerio. La visita que hicieron en el año 2021 evidenció lo descuidado que está el lugar al no contar con el personal necesario ni el dinero para sostenerlo. Otro factor es el olvido de algunos dueños, quienes han dejado de ir a visitar a sus fieles compañeros.
Uno de los actuales responsables del lugar hizo un llamado para que algunos interesados puedan tomarlo como un proyecto y no dejar que el camposanto sea abandonado en su totalidad. Precisó que es una oportunidad para abrir espacios de turismo y recreativos de clase pet friendly.
Aunque las puertas al cementerio de mascotas están cerradas, los visitantes pueden hacer caminatas o acampar, dejando un donativo que servirá para que el lugar vuelva a cobrar vida y tener óptimas condiciones.
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