Un orfanato que inició con dos niños, un voluntario extranjero y un tutor, hoy tiene a más de 72 niños entre 3 y 17 años. La Casa Hogar Juan Pablo ll se construyó en Lurín, gracias a la voluntad de el Padre José, pero solventado económicamente por el Papa Juan Pablo ll y por esa razón este lugar, que ofrece ambiente seguro, lleno de amor y cariño, lleva ese nombre.
Que motivó al Padre José
Una mañana el Padre José, un sacerdote misionero de la Diócesis de La Crosse, Wisconsin (Estados Unidos), que llegó al Perú agrandar su creencia en otras partes del mundo, caminó por las calles de los barrios pobres de Lima y notó unas hojas de periódicos empezaron a moverse. Al instante, dos cabezas de un niño y una niña salieron por debajo.
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Esos niños, como tantos niños de las calles en pobreza extrema, habían pasado la noche con sólo aquellos periódicos para protegerlos del frío. Entonces se dijo a sí mismo: “¿Cómo puedo yo regresar a una cama calorosa, cuando hay tantos niños que viven en estas condiciones?”. Desde ese día tomó inspiración y motivación para lo que tenía un mente: un lugar donde estos niños puedan estar más cómodos y bien cuidados.
Cómo se dio la construcción de la Casa Hogar
El Padre José llegó al Perú en 1971 y pasó casi dos décadas en Villa El Salvador, donde fundó la Parroquia Cristo el Salvador, la primera iglesia de este distrito. Años más tarde, en 1978, el Papa Juan Pablo ll visitó su país natal, Polonia, por primera vez con su nuevo cargo, y el sacerdote participó como representante oficial de la Iglesia del Perú en esa reunión.
La casa hogar tiene la misión de proveer atención y servicios de alta calidad a la juventud peruana en alto riesgo, rescatándolos de las amenazas potenciales y rehabilitándolos para un futuro mejor. Además, el programa que usan pretende enseñar a los niños habilidades sociales, ayudarlos a construir relaciones sanas, enseñarles normas de autogobierno, fomentar valores y una vida espiritual, y darles una vida familiar.
El creyente en Dios fue de los pocos privilegiados que pudo hablar personalmente con el Papa Juan Pablo ll y, durante su conversación, el Padre José lo invitó a visitar Perú para que vea la situación de pobreza. Sin embargo, la visita no se dio y pasaron algunos años más para que el cura le comente su ansiada petición.
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En 1985, el Padre José tuvo la oportunidad una vez más de visitar al sumo pontífice y allí le contó su sueño de construir una casa para niños pobres y huérfanos. El Papa, impresionado con el compromiso y entusiasmo del sacerdote, donó 50 mil dólares. Esta se usó para la estructura inicial de la casa que ahora lleva su nombre.
Luego de unos largos 17 años, el Padre José dejó Villa El Salvador y se mudó a Lurín para empezar su nuevo proyecto, la Asociación Juan Pablo Magno. El orfanato comenzó con dos niños, un voluntario extranjero, y un tutor. Un año más tarde, la casa era un hogar para 32 niños y seis tutores. Actualmente, este lugar tiene 72 niños entre 3 a 17 años y 30 maestros de familia.
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