Caballitos de totora, balsas elaboradas con plantas acuáticas que ayudaron a los prodigios pescadores de la costa

Estas pequeñas balsas sirvieron como medio de transporte acuático, cobrando notoriedad en las civilizaciones de las culturas Chimú y Mochica.

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Las antiguas civilizaciones en el Perú destacaron en la región por su rápida adaptación a la época, aprovechando los recursos naturales que tenían a su alcance para poder usarlos y sobrevivir. Entre ellas se destacan los moche y chimú, consideradas como las más poderosas de la costa. Por su ubicación, una de las actividades que más practicaban era la pesca artesanal. Para poder ingresar a las profundidades del mar, tuvieron que construir unos medios de transporte que sean lo suficientemente resistentes para que floten y poder colocar los peces.

La cultura moche fue el principal impulsador de esas balsas, que a la fecha tienen un tamaño de 4 a 5 metros, y con un peso de 40 o 50 kilos al estar secas. Una de sus características principales es el elemento natural que usaron para su formación. Es conocido como totora, una planta acuática -de muy bajo costo- que al unirse logra ser resistente al tensarse con unos atados.

La historia explica que la relación de los antiguos habitantes del Perú y el mar tiene un historial ancestral. Los cazadores de la época, que se dedicaban a la recolección, hacían un recorrido desde los Andes, descendiendo hacia la costa para explorar territorios donde podían encontrar recursos marinos.

¿Por qué se llaman caballitos de totora?

Las embarcaciones recibieron este nombre por los pescadores del norte peruano por la curiosa forma que tienen. Para ingresar a ellas, una persona se tiene que montar sobre ella, semejante a la acción que hace un jinete con el caballo.

La evolución de las embarcaciones

Es complejo explicar el verdadero origen de estos medios de transporte. Con los datos recogidos a lo largo de los años sí se puede concluir que tuvieron su propio proceso evolutivo para cubrir las necesidades de las personas.

En el Perú, los primeros fueron fabricados con totora y palos. Su tamaño era pequeño, que no lograba superar los dos metros. Sus nuevas versiones mejoraron la forma no solo para ser usado en pesca, también en otras actividades, como viajes de varios días y ser frente de defensa ante posibles ataques.

Las piezas arqueológicas de los Moche y Chimú exponen en sus ceramicos cómo realizaban los procesos de pesca, compartidos por medio de sus leyendas y tradiciones donde resaltaban a las totora.

Los caballitos de totora en la actualidad

Su trascendencia en la historia ha causado que no se queden en el olvido o en un relato. Quienes visitan el norte del país pueden apreciar el gran tamaño que tienen estas balsas y cómo los pescadores artesanales siguen usándolas para poder movilizarse y pescar.

Este no es el único soporte económico para las localidades. Su popularidad y representación para nuestra identidad han convertido a estos objetos en un atractivo turístico. Visitantes, tanto nacionales como extranjeros, pueden alquilar estas embarcaciones para hacer recorridos por el mar. En el altiplano también se usan, por lo que no es sorpresa verlos en Puno.

Para poder guiar esta embarcación de origen pre-inca se debe hacer montando o arrodillado. Al cruzar las olas da ligeros saltos, y sigue el movimiento haciendo que sea fácil el remar. Aunque su tamaño puede ser considerado un impedimento para realizar giros, en realidad, esto no sucede.

Los caballitos de totora visten las playas, siendo una postal fantástica para los viajeros. Su aparición también se ha visto representada en accesorios y recuerdos de viaje para que el legado de las culturas peruanas se siga difundiendo en el mundo.

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