Con la vuelta a la educación presencial, las situaciones de bullying y violencia en las escuelas volvieron a hacerse visibles en los medios. El caso más reciente habría provocado que una niña de 12 años caiga del cuarto piso del colegio Saco Oliveros de Ate y se encuentre en cuidados intensivos con múltiples fracturas. Según Indecopi, la institución educativa en mención ya contaba con sanciones por reportes de violencia, el mismo organismo fiscalizador informó en marzo de este año que había aplicado 80 sanciones por el mismo motivo en diversos centros escolares del país. A esto se añaden casos de ciberbullying que se dan a través de las redes sociales.
Más allá de un problema que solo involucra a alumnos, docentes o padres de familia, el comportamiento violento en las escuelas sería uno de los tantos síntomas de un enfoque educativo que busca generar individuos para el mercado antes que ciudadanos conscientes y solidarios. Así lo considera el consultor en calidad académica y docente de Humanidades de la UNMSM Miguel Ángel Huamán Villavicencio.
“El proceso de la educación a nivel general, está en una gran crisis desde hace varias décadas y en lo que se ha convertido es en una instrucción para el mercado, básicamente para necesidades de aplicación de la memoria y repetición de información que no es precisamente un modelo educativo, sino más bien es una pérdida del horizonte”, señaló.
Agregó que esta idea es incluso compartida desde hace décadas por organismos internacionales como la Unesco.
Huamán mencionó además que de una educación que “debería forjar ciudadanos con conciencia ecológica y de los derechos de la gente y los ciudadanos”, se ha pasado en una mera “capacitación para el trabajo y para operaciones memorísticas” y que solo repiten conceptos ya definidos.
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El bullying como síntoma
Por otro lado, recordó que las denuncias por bullying o por violencia en instituciones educativas no solo se da en colegios preuniversitarios como Saco Oliveros, sino en muchos otros de diferentes estratos sociales.
“El bullying puede darse por razones sociales, raciales o ideológicas, pero esto es consecuencia y síntoma de lo mal que está todo”, dijo.
En esa línea, indicó que, una respuesta contra el bullying, no solo debe depender de lo que se pueda o no hacer dentro del colegio para evitarlo, sino que “el diagnóstico va hacia una enfermedad mucho más amplia”.
Por ello, mencionó que cambiar la educación no solo es tarea de los profesores o de los padres de familia, sino también de los medios informativos que, a través del sensacionalismo, ocultan el verdadero problema.
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¿Hay posibilidades de cambio?
Huamán señaló que, hace unos 20 años, se podía hablar de la posibilidad de realizar un gran debate nacional para elaborar un plan de desarrollo de la educación; sin embargo, las condiciones han cambiado con la revolución tecnológica —el internet sería parte de ello— “que está modificando todas las esferas de la actividad social y dentro de ellas la educación”.
“Hoy hay una clara idea de que la educación sea funcional al manejo de las decisiones a nivel de la inteligencia artificial y las computadoras y que las personas solo jueguen un papel de acomodo simplemente repetitivo”, mencionó y agregó que esa realidad no es fácil de cambiar como ya han advertido filósofos como Byung-Chul Han.
“Si lo que antes se buscaba era formar una conciencia o educar para transformar, hoy es manipular (...) La gran pregunta ahora es si aún hay tiempo para que la educación, que es la gran palanca de desarrollo, pueda funcionar”, mencionó el docente sanmarquino.
Finalmente, dijo que las pocas prácticas de resistencia para contrarrestar a “la religión de la ganancia” que “ha deteriorado la convivencia humana, las tendencias hacia la cooperación y la solidaridad”, son la actividad científica, que busca generar un beneficio para la humanidad; la propia educación; y el arte o la literatura, que es capaz de revelarnos los síntomas de la sociedad. “Estos tres elementos no están siendo recogidos por el actual sistema educativo, los han quitado”, advirtió.
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