La trágica historia de la ‘Rubia del Cerro Chilco’, la leyenda del fantasma de La Libertad

Durante la década de los 70 se hizo popular la leyenda de una bella mujer que se les aparecía a camioneros y pedía que la lleven, pero terminaba ocasionando accidentes de tránsito.

Guardar
La leyenda de la 'Rubia
La leyenda de la 'Rubia del Cerro Chilco' en La Libertad

Perú es fuente de un sinfín de historias que no tiene explicación lógica cada vez que las escuchamos. Una manera de verlo, tal vez sea el hecho que el fuerte magnetismo de estas tierras provoca ciertos acontecimientos que simples mortales como nosotros no sabemos definir. Pero eso ya queda en manos de los expertos en lo paranormal.

Lo cierto es que una de las zonas preferidas para este tipo de situaciones es la zona norte del país.

A pesar de que la mayoría de historias nos suelen dejar con la sangre helada, muchas de ellas tienen un origen más bien triste. Como lo que ocurrió en la zona del cerro Chilco, en la región de La Libertad.

Cuenta la leyenda que a principios de la década de los años 70, una bella estudiante de medicina encontró trágica muerte luego de que el automóvil en el que viajaba sufriera un terrible accidente en el kilómetro 654 de la carretera Panamericana Norte, al lado del cerro Chilco, cerca del distrito de San Pedro de Lloc, en La Libertad.

Si bien ese fue el fin de la mujer, también significó el inicio de una de las leyendas más terroríficas de todo el Perú.

Ocurre que, según muchos testigos, desde entonces cientos de chóferes han reportado que se han cruzado con una hermosa mujer rubia y vestida de blanco en plena carretera (justo en el lugar donde habría perdido la vida) y pidiendo ayuda para que la lleven a algún destino. La clásica jalada ‘tirando dedo’.

Los camioneros que han tenido la rara suerte de cruzársela señalan que se trata de una mujer joven, cabellos rubios como el sol, ojos azules como el mar, piel suave y muy blanca, labios rojos y carnosos. Además de una figura escultural que hacia recordar a la Afrodita de Milo, pero con brazos.

Pero toda esa emoción primigenia por haberse topado con un verdadero monumento de mujer, se convertía en angustia.

Pues una vez que los conductores de camiones, sus víctimas favoritas, la hacían subir a sus unidades de inmediato sentían un escalofrío que les calaba hasta el tuétano. De inmediato, en vez de escuchar una voz dulce y tierna, lo que ocurría era que con un tono más bien áspero y penetrante, la mujer les ordenaba continuar su camino y a toda velocidad.

(Freepik)
(Freepik)

Todos, absolutamente todos, presas del miedo lo único que hacían era obedecer sin chistar. Y mientras avanzaban, iban sintiendo un penetrante olor fétido. Durante el camino, la bella mujer desaparecía hasta convertirse en una espeluznante calavera humeante que reía de manera tétrica hasta que su ocasional víctima pierda el control del vehículo y termine volcado en el cerro Chilco.

Sin embargo, a pesar de las innumerables muertes que habrían ocurrido de esta manera, los pobladores de la zona cuentan que más de uno ha salido con vida de los accidentes provocados.

Pero al hallar a estos sobrevivientes, estos estaban botando espuma por la boca y dando desgarradores gritos de terror, a pesar de estar a salvo.

Todos ellos señalaban como culpable a la misma rubia que habían encontrado en la carretera. Pero al emprender su búsqueda no se le hallaba por ningún lado, como si se la hubiese tragado la tierra.

Solo un aventón

Esta forma de ‘actuar’ no es la única que tiene la fantasmal gringa. Hay otros, aunque los menos, que confiesan que también la han visto y la han subido a sus unidades luego que les pidiera el respectivo aventón.

Sin embargo, esta vez no provoca ningún accidente. Lo único que pide es que lleven hasta su casa ubicada en el distrito de San Pedro de Lloc porque tiene ganas de ver a su madre. Pero al llegar, su familia confirma que la mujer ya lleva varios años de fallecida.

Esta historia no solo ha causado el sombro y el miedo de quien pasa por la mencionada carretera. En otras personas, lo que provoca es admiración y hasta algunos se han animado a dedicarle más de una poesía a la misteriosa mujer.

Un ejemplo de ellos es el poeta Jacinto Mendoza Liza quien en su poemario “Los Tesoros y Misterios de Cupisnique” le dedicó unas sentidas palabras:

“Hermosa rubia de tez nácar,

mejillas rosas, carmín sus labios

que de entre abiertos cáliz de lirios

hermosas perlas se ven brillar.

Ojos celestes, igual que el cielo,

son dos luceros que en esas noches

de intermitentes luces fugaces,

hacen más lindo su hermoso pelo.

Leve sudario, cubre sus formas

excelsas curvas de gran belleza

trasluce hermosa, clara belleza

con su cadencia resalta más”.

SEGUIR LEYENDO

Guardar