En algún momento a todos nos ha tocado padecer de lo que se ha vuelto una de las más agudas problemáticas en nuestro país, la inseguridad ciudadana y a través de ésta, hemos sufrido el robo de nuestros teléfonos celulares o peor aún, la vida misma.
Según el informe del criminólogo, Nicolás Zevallos, entre los años 2015 al 2021, se han reportado el robo, hurto y/o pérdida del total de 17 millones 890 mil trescientos cincuenta y seis equipos móviles. De esta cifra, data que diariamente durante este lapso de tiempo, las perdidas económicas de los ciudadanos usuarios, radica entre los 2,2 a los 35 millones de soles.
Acorde con el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), a nivel nacional urbano, 10 de cada 100 personas son víctimas de robo, dinero, cartera y/o celular. Además, en las principales ciudades de 20 mil habitantes, 12 por cada 100 personas, son víctimas del mismo hecho, mientras que, en los centros poblados urbanos, entre 2 mil y menos de 20 mil habitantes, son 6 por cada 100 habitantes.
En ese mismo estudio realizado refiere que, en cuanto a solo intentos de robo de este tipo de pertenencias, son 5 de cada 100 personas de acuerdo a parámetros nacional urbano mientras que, en ciudades principales, son 6 de cada 100.
En setiembre pasado, un joven de tan solo 21 años de edad, fue asesinado por resistirse al robo de su celular cuando había salido de una reunión familiar para recibir a un amigo. Dos delincuentes lo interceptaron cuando caminaba por la calle Los Topacios, en la urbanización Las Magnolias.
También, otro hombre fue acuchillado por resistirse a ser asaltado por unos delincuentes quienes lo acuchillaron con tal de hacerse con las pertenencias de su víctima, quien regresaba de su centro de labores.
Un caso no aislado a esta problemática se suscitó la semana pasada en el distrito de Comas, cuando un motorizado fue abordado por unos delincuentes y el sujeto que iba de visita a la casa de su pareja al intentar defenderse, terminó siendo acribillado por estos malvivientes quienes tomaron sus cosas y huyeron de la escena.
En junio, otro joven se había comprado un celular, producto de su trabajo, hasta que dos delincuentes al arrebatarle su equipo móvil, le dispararon en la cabeza: la víctima perdió la vida instantáneamente. Muy cerca de él se encontraba su hermano que poco pudo hacer para rescatar a su pariente, pues este ya había perdido la vida por el impacto de los proyectiles del arma de fuego.
Infobae conversó con el jefe de APROSEC y especialista en Seguridad Ciudadana, César Ortiz Anderson, quien enumeró las razones por las que esta problemática ha ido acrecentando. Advirtió que mientras no se aplique una campaña de concientización para que la población participe en la erradicación de este mal, se seguirán registrando robos y asesinatos por conseguir los aparatos móviles.
“El robo de los teléfonos celulares se da porque hay mercados informales que lo venden y la gente no deja de comprarlos; eso es uno de los factores para que se alimente y multiplique el robo”, explicó.
Refirió que en el mercado negro de venta de celulares va a la par con las medidas preventivas que se han ido ejecutando y que el verdadero golpe para esta informal industria será cerrarlo por completo.
“Acá lo que se tiene que hacer es poner mano dura respecto a dos cosas: primero, cerrar el mercado informal de la venta de estos productos a través de operativos constantes. Tenemos ejemplos como el mercado de Surquillo donde hay tres cuadras de ventas de celulares y todos son robados; en Jesús María lo mismo, de igual forma en los centros comerciales Polvos Azules, Rosados. Por todos lados tenemos un mercado muy grande e informal. El segundo factor es que, mientras haya gente que compre y alimente esa cadena de delitos, van a seguir habiendo estas ventas de robo, van a seguir matando gente por celulares”, agregó.
En esta parte, Ortiz destacó la importancia de la campaña que se realizó en el país vecino, Ecuador, en donde a través de un trabajo por parte de las autoridades con la ciudadanía, es que se pudo reducir los casos de robos de teléfonos celulares.
“Lo que hizo Ecuador: planificaron y bajaron un 30% del número de robos porque la gente tomó conciencia y cambió de actitud. Se pensó que podría estar comprando el celular de alguien a quien mataron por conseguir ese móvil y los ciudadanos tomaron conciencia que un familiar cercano podía ser la próxima víctima. Por ese lado se tomó y bajó la cifra”, manifestó.
En esa misma línea, el jefe del APROSEC sostuvo si se quiere enfrentar esta problemática es necesario que no se capte solo a quienes roban los celulares, sino a quienes los reciben y luego los distribuyen.
“Es una cadena delictiva, o sea, si tú anulas el mercado de compra y la zona informal deteniendo al receptador y al que compra, ambos deben ser sancionados con sanciones ejemplares”, dijo.
Ortiz cree que disuadir a los receptores informales a que pasen a la formalidad no sería una alternativa porque ya es una medida que se intentó y , lamentablemente, el resultado fue negativo.
“Eso no ha funcionado. Aquí Tenemos una idiosincrasia muy particular: somos un país donde hay mucha falsificación de documentos y dinero, entonces la delincuencia trabaja de una manera imaginativa porque tiene el espacio y tiene la ley a su favor, entonces no hay un control”, complementó.
El especialista insistió que es fundamental que en el Perú se desarrolle una campaña de concientización para poder disminuir el número de robos de celulares que, posteriormente, pasan a los mercados informales.
Tomó el ejemplo del reciente caso de Gabriela Sevilla, quien estuvo desaparecida por dos días, hizo que todo el país se movilizara a raíz de un compromiso humano por parte de la ciudadanía. Eso, para Ortiz, se debe replicar para luchar contra este mal.
“Debemos buscar como un lema que pegue y hacer toda una campaña, mira lo que sucedió en 36 horas con el caso de esta joven: las redes hicieron una cosa increíble, prácticamente pararon a medio país, entonces cuando se quiere, se puede; esas campañas son posibles”, concluyó.
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