En plena calle Capón, en el Cercado de Lima, existía una barbería que pertenecía a Lom Tom, un tipo que terminó suicidándose luego de matar a varios clientes. La policía encontró las pruebas suficientes, pero antes, al sentirse acorralado, él mismo acabó con su vida.
Según se relata en Arpon Producciones, el barbero de ojos razgados recibía día a día distintos clientes, quienes llegaban por un corte de cabello y a conversar de la vida. Antes de empezar su trabajo, afilaba su navaja para delinear patillas y los límites del cabello con el rostro. Cuando los clientes menos se lo esperaban, todo estaba consumado.
Algún problema mental lo llevó a cometer semejantes actos. Antes de continuar con los detalles estéticos, el barbero asesinaba a cada uno de sus clientes con la navaja, la cual terminaba introducida en la yugular. El siguiente paso era esconder los cadáveres en su local y uno a uno se fueron amontonando.
La familia, amigos y gente empezó a buscar a sus seres queridos. Todas las pistas daban al local en el Centro de Lima. “Fue a la barbería y luego no supe nada más”. La policía terminó acorralando a Lom Tom y cuando él sintió que ya no tenía otra salida, se suicidó de la misma forma como lo hacía con sus clientes.
Acabó con su vida el 27 de junio de 1918. Actualmente se encuentra enterrado en San Joaquín, conocido como pabellón de los suicidas del Museo Cementerio Presbítero Matías Maestro, ubicado en Jirón Áncash 1611, en Barrios Altos.
Dónde queda la calle Capón y cuál es su historia
Alberto Andrade, alcalde de Lima, inauguró el 12 de octubre de 1999 el paseo peatonal de la calle Capón. Esta comienza en el cruce de los jirones Paruro y Ucayali con la gran portada china. Sin embargo, se hizo famosa muchas años atrás.
Su nombre se debe a que en la zona funcionaban camales donde se capaban a los cerdos y en esas calles fueron ubicados los inmigrantes chinos que llegaron al Perú en 1849. A partir de 1950, la calle Capón se hizo famosa por sus chifas, cuyos letreros luminosos atraían a los comensales.
Posteriormente, los bancos abrieron sucursales en este pedacito de la China. Recién en 1971 se decidió convertir la calle Capón en atractivo turístico. Con los llamativos lemas “Bajo el todos los hombres somos iguales” y “Larga vida y prosperidad”, el 12 de noviembre de ese año fue inaugurado un imponente arco, de 8 metros de altura por 15 de ancho, enchapado con madera tallada y mármol, donde estacaban los dragones orientales.
Capón fue invadido por vendedores ambulantes que no dejaban transitar peatones ni autos entre 1980 y 1990 y allí se decidió restringir el tránsito vehicular, pero eso no fue todo, luego se dio la renovación total del pavimento y y la colocación de mobiliario urbano con elementos chinos que ya caracterizaban la zona estuvo a cargo del arquitecto Carlos Chinén, quien cambió todo como se le ve ahora.
El 12 de octubre de 1999 fue inaugurado la nueva calle Capón y las palabras de el presidente de la Asociación Peruano China, Erasmo Wong Lu, fueron: “el barrio chino simboliza la unión de dos grandes y milenarias culturas y aporta el arte y la arquitectura china, de aquel lejano continente desde donde hace 150 años miles de hombres y mujeres optaron por la valiente decisión de enfrentarse a lo desconocido en busca de un futuro mejor”.
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