La infertilidad y otros factores sociales generan que cientos de personas solteras, casadas, convivientes o en unión de hecho deseen convertirse en padres por medio de un proceso de adopción. En el caso del Perú, este es regulado por el gobierno, el cual se encarga de aprobar o descartar las solicitudes de los postulantes. Este trámite puede durar varios años, tiempo que no todos están dispuestos a esperar, por lo que deciden tomar otras vías, sumergiéndose en una red de trata de personas, bajo la modalidad de tráfico de recién nacidos.
Teniendo bajo conocimiento la existencia de la Dirección General de Adopciones del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables (MIMP), los interesados buscan acortar el tiempo que pueda durar ser considerado habilitado, lo cual implica la presentación de documentos, entrevistas y evaluaciones psicológicas, económicas y similares.
Para el año 2015 se reportó uno de los casos que conmocionó a un sector de la población por las características que tenía un negocio de “compra y venta” de menores de edad. Por medio de las redes sociales e Internet se presentaban las ecografías como si fuera un catálogo de productos.
Mercado libre para la trata de personas
“Esta es la cosa más sencilla del mundo”, es como define su trabajo ilegal el abogado Walter Guevara López, quien cobraba siete mil dólares por sus honorarios, los cuales cubrían el encontrar a una mujer que esté por dar a luz, además de aconsejar a sus clientes los pasos que debían de seguir para no levantar sospechas, de acuerdo a la información expuesta por Panorama. Sumado a ese monto estaba el costeo de la cesárea que corría por parte de los padres adoptivos.
¿Cómo actuaba?
Gracias a unas cámaras ocultas se evidenció que él se contactaba con matrimonios o parejas de escasos recursos, las cuales no podían darle una buena calidad de vida a sus hijos. Entre sus ofrecimientos estaba el de garantizar la entrega de los bebés a horas de que su madre haya dado a luz.
“Ecografía del bebé varoncito que nacerá en dos semanas. En espera para ser adoptado desde el día de su nacimiento. Comunicarse al correo electrónico que está en mi web”. El hombre de leyes, sin ninguna vergüenza, confiesa que llegó a pagar hasta 10 mil soles a una madre para que le entregue a su hijo.
Trabajaba en un supuesto estudio de abogados, su fachada dentro de una galería. Para no ponerse en riesgo, su carta de presentación era como “colaborador” para gestionar los trámites de adopción, proceso que es exclusivo para las entidades del gobierno. Sus consultas express tenían un costo de 100 soles, minutos en los que sacaba documentos, ecografías y estudios médicos para asegurar que no habrían errores.
La suplantación de identidad
Para que la operación sea exitosa, Guevara indicó que la madre gestante tenía que ingresar a la clínica con el DNI de la persona adoptante, y dentro de las instalaciones, se llevaba acabo el cambio. Este inescrupuloso captaba a jóvenes primerizas para brindarle considerables sumas de dinero. Incluso, a las parejas con las que coincidía los hacía participar de una asesoría legal para que no sospecharan de actos ilícitos.
Situación país
La ministra Claudia Dávila Moscoso revela que en el Perú hay 6 mil mujeres desaparecidas por año y más de 4 mil son niñas. “Las cifras son aterradoras. Cuando hablamos del tema de trata de personas, la mayoría de las victimas son mujeres. Cuando hablamos de embarazo adolescente, son nuestras niñas. No podemos seguir pretendiendo que la mesa está igualitaria”, indicó la autoridad del MIMP.
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