Aunque el tráfico es tal vez lo más odiamos en Lima, el transporte público es necesario y nos ayuda a trasladarnos de un punto a otro. Ya sea para ir al trabajo, a la escuela, algún encuentro con amigos o cualquier reunión, los buses, combis, el tren eléctrico o el metropolitano, son los que nos movilizan eventualmente. Sin embargo, hace más de 70 años todo era distinto ¿Cuándo y con qué transporte público se movilizaban los limeños?
Se dividían en tres y cada uno se inauguró en años distintos. El primero fue el ferrocarril Lima-Callao, el segundo los simones o “coches de plaza” y el tercero el tranvía a caballo.
El ferrocarril Lima-Callao
Los empresarios de la ferrovía fueron José Vicente Oyague y Pedro Gonzáles Candamo. La primera piedra de la construcción del ferrocarril se colocó el 30 de junio de 1850. Cinco meses más tarde, el 8 de noviembre, se realizó la primera prueba de viaje. Finalmente, su inauguración fue el 5 de abril de 1851, cuando transportó 373 pasajeros. Apenas cinco días más tarde la cantidad de pasajeros ascendió a 667.
Dado que muchos viajaban de “gorrones”, desde que empezó a funcionar se emitieron boletos. Sin embargo, algunos subían como podían: colgados de la ventana o en los balcones del tren. Aunque también tuvo quejas. Manuel Atanasio Fuentes criticaba la irregularidad en la frecuencia de los trenes al Callao en 18767 y acusaba a los empresarios de poner horas “aproximadas”, que eran la excusa para hacer esperar a los pasajeros por horas enteras.
La ferrovía se concluyó cuando llegó a la plazuela de San Juan de Dios (actual Plaza San Martín), cuyo convento devino en estación por casi 50 años. En un primer momento, se levantó una estación provisoria en San Jacinto (en la huerta de la Virreina), ya que el tren llegaba hasta el segundo óvalo de la Alameda al Callao.
Luego, en 1856, vino el ferrocarril a Chorrillos. Pasaba por Miraflores y Barranco hasta llegar a la estación de la Encarnación de Chorrillos. En 1875, Manuel Pardo inauguraría el servicio ferroviario a Magdalena Vieja, desde una pequeña estación elevada (hoy avenida Bolivia, hasta cerca del mar. Tenía 3 locomotoras, 9 vagones de primera clase (con capacidad para 24 pasajeros y forrados en seda y alfombrados), 4 de segunda, 2 carros para equipajes y 4 plataformas. Los de primera clase tenían .
Los simones o “coches de plaza”
Se encontraban frente a los portales de la Plaza de Armas y por esa razón fueron apodados como “coches de la plaza”. Los simones hacían sus carreras dentro de las murallas y en 1858 eran 31. En ese año, según relató Manuel A. Fuentes, por las calles de Lima iban 113 vehículos de pasajeros: 48 coches y 65 calesas (ambos particulares).
El tranvía a caballos
El tranvía de caballos fue proyectado desde 1862 y la empresa que lo implementó estaba dirigida por Mariano Antonio Borda. “Empresa de Tramways” se hacía llamar y fue inaugurado el 24 de marzo de 1878, cuando Lima tenía 100 mil habitantes aproximadamente. Se trataba de un tranvía de coches sobre rieles, tirado por caballos o mulas.
La línea principal pasaba junto a Palacio de Gobierno, por el Arco del Puente y sus rieles se tendieron desde la Alameda de los Descalzos al nuevo Parque de la Exposición. En 1890, tenía 3 líneas, 32 conductores, 34 cocheros, 400 caballos de tiro y 6 inspectores para 26 tranvías de 40 con capacidad para 24 a 30 asientos.
Esta empresa cambió de propietarios hacia finales de siglo, en 1898, y los nuevos decidieron incrementar las líneas y modernizarlas. Así se creó la “Compañía del Ferrocarril Urbano de Lima” con un capital de 50 mil libras peruanas. En 1900, esta empresa contaba con cuatro líneas: Descalzos-Exposición, Monserrate-Cercado, Camal-Acequia de Islas y Malambito-Santa Rosa.
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