Tras la pandemia por la Covid-19, la informalidad laboral aumentó, por lo que miles de peruanas y peruanos se quedaron sin trabajo, renunciaron o tuvieron que adaptarse a las condiciones laborales de cada empresa. Sin embargo, luego de dos años, la situación parece no haber cambiado desde ningún punto; al contrario, se mantiene una alta tasa. Más de nueve millones de personas son informales, según el informe técnico del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI).
De acuerdo con el análisis del Instituto Peruano de Economía (IPE), el empleo de las empresas con más de 50 trabajadores ha caído en 14,2%, una cifra que impacta y debe preocupar a la economía peruana. Esto debido a que son estos tipos de compañía que invierten y pagan más a los trabajadores.
Ante este panorama, Infobae conversó con el decano del Colegio de Economistas de Lima, Carlos Castro, quien indicó que las empresas privadas tienen mayor participación en la economía peruana.
“La participación privada es la más importante, dado que está al 80% y el otro porcentaje se debe a la inversión pública (20%). Ambos porcentajes contribuyen al tema de la recuperación de la economía. El clima de incertidumbre que hemos vivido en los últimos años, las micro y pequeñas empresas se han visto afectadas”, manifestó el decano.
Desde otro punto, también dialogamos con Silvia Rebaza, asociada sénior del Estudio Philippi Prietocarrizosa Ferrero DU & Uría y abogada en Derecho Laboral, quien manifestó que la informalidad es una situación que existe desde hace años y aún no muestra una recuperación. Además, que una inestabilidad política pone en riesgo un avance.
“Si pudiéramos recuperarnos previo a lo que teníamos a la pandemia, pero entonces también estábamos en una situación compleja, porque tampoco fuimos formales. La pandemia agudizó una situación que ya teníamos previamente. Tiene años para mejorar más aún con la inestabilidad política”, explica la experta.
Cifras que impactan
De acuerdo con las cifras del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), se incrementó el número de población ocupada a 4 millones 982.900 personas en el tercer trimestre. De estas cifras, los ciudadanos con empleo adecuado alcanzaron a ser 2 millones 919.700 personas. Sin embargo, en comparación con el año 2019 disminuyó en un 8,1%.
Se registra un avance lento que tras dos años no se ha podido recuperar, por lo que presenta un impacto para la economía. Las cifras que aún preocupan son las de los jóvenes, puesto que continúa con una tasa de 1,4% por debajo de su nivel registrado antes de la pandemia. Mientras tanto, al nivel educativo si se visualiza un avance. Los ciudadanos con educación superior universitaria se mantienen en 7,5% por debajo de antes de la crisis sanitaria.
El INEI también reveló que la tasa de desempleo en lo que va del año fue de 7,7%. Alrededor de 414.100 personas buscaron empleos activamente, entre julio y septiembre. En estas cifras las mujeres se han visto más perjudicadas, si bien la diferencia no es abismal, existe una desigual en la empleabilidad para las féminas.
“La informalidad en el área urbana afecta más a las mujeres que a los hombres. Esto tiene que ver que las mujeres como trabajadoras del hogar no están formalizadas, formas que no están claras”, precisa la especialista en derecho laboral como una de las razones de estas cifras.
Informalidad laboral
Durante los últimos 8 años, Perú continúa mostrando tasas alarmantes de informalidad laboral. La pandemia por la Covid-19 fue una de las causas que durante los dos últimos años estas cifras sean las más impactantes. Sin embargo, antes de esa crisis, los números no muestran una gran diferencia.
La informalidad en el 2019 mostraba más de ocho millones de personas. Al año siguiente, disminuyó a alrededor de siete millones. No obstante, en el 2022 batió récord con una tasa de 9.7 millones en el segundo trimestre del año. Mientras que, los formales aún continúan siendo inferiores con 4 millones.
En este sentido, para el economista Carlos Castro se debe facilitar la reactivación económica para formalizar la micro y pequeña empresa, pero no sólo con “créditos o subvenciones”, sino también con acciones sostenibles.
“Mientras que la micro y pequeña empresa no puedan convertirse en ese encadenamiento integral sistémico de la economía que pueda ser proveedor de bienes y servicios de esa gran o mediana empresa no van a ser sostenibles en el tiempo. Tenemos que consensuar con el sector empresarial cómo articularse. Por ahí va el camino correcto para generar el empleo formal”, explica el decano del Colegio de Economistas de Lima.
Por otro lado, la experta en derecho laboral argumenta que la informalidad en las empresas se debe a lo dificultoso que son los trámites; así como también la falta de capacitación del Estado hacia las entidades privadas que buscan un mejor beneficio a sus empleados. Asimismo, añade que luego de la pandemia, muchos ciudadanos decidieron emprender un negocio sin formalizarse. En este caso, argumenta que se debe a la complejidad que es gestionar los documentos.
“Muchas veces toman el camino de la informalidad, porque no tienen incentivos suficientes o la facilidad en cuanto a normas y trámites para optar por la formalidad. En vez de incentivar pase a ese lado, se les exige trámites burocráticos y normas que probablemente no comprende y significa un costo administrativo”, detalla.
Reactivación económica
Para la reactivación económica se requiere de muchos factores, pero es clave la empleabilidad, tal como lo afirma el economista a este medio. Además, comenta que este es un trabajo conjunto del Ejecutivo con el gremio empresarial, son ambos que deben trabajar por el bien del país. Una de las soluciones que afirma es mejorar las leyes para los ciudadanos y que sean entendibles.
En este mismo punto, la letrada Rebaza coincide con el economista Castro, debido a que serán las que promuevan un empleo digno para las peruanas y peruanos. Por ello, recordó el caso de los jóvenes que fallecieron en Las Malvinas, donde era un trabajo informal y también un claro ejemplo de explotación.
Ante ello, exhortó a la Superintendencia Nacional de Fiscalización Laboral (Sunafil) a supervisar no solo a las grandes empresas, sino también a estos lugares que no tienen a sus colaboradores de manera formal. “Es precisamente, en esta oscuridad en los que se pueden dar los mayores abusos a las relaciones laborales”, sostuvo.
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