Uno de más ilustres personajes de la historia que visitó el Perú fue el inglés Charles Darwin, considerado como el padre de la evolución biológica. Como parte de su trabajo tuvo un breve paso por el país y se dice que le sirvió como inspiración para lo que sería el libro que lo revolucionó todo en su la segunda mitad el siglo XIX: ‘El origen de las especies’.
Este inglés nacido un 12 de febrero de 1809 en Down-House, pequeña localidad ubicada en el distrito de Bromley (Londres), fue un científico inglés, que además es reconocido como el personaje más influyente de su rama luego de proponer la teoría de la evolución biológica a través de la selección natural.
Esta hipótesis y la publicación de su famoso libro la trajeron tanto admiradores como detractores, especialmente de la Iglesia Católica que no aceptaban estas ideas revolucionarias por ir en contra de lo que se cuenta en la su Biblia, el Libro de Génesis.
Pero mucho antes de la polémica, Darwin emprendió un viaje por todo el mundo que le cambiaría la vida y sería de gran ayuda para su trabajo como naturistas. Una de las escalas fue en Perú, país del que tuvo una particular opinión que quedó reflejada en el capítulo XVI de su célebre bitácora “The Voyage of the Beagle” (“El viaje del Beagle”).
Problemas por todos lados
La oportunidad de su vida de cambiarlo todo le llegó cuando recibió una carta de su amigo y colega John Stevens Henslow proponiéndole el puesto de naturista en la expedición que preparaba el capitán del HMS Beagle, Robert FitzRoy. A pesar que era un trabajo sin remuneración, Darwin vio que esta era una chance de oro para ampliar sus conocimientos y aceptó de inmediato. Aunque con un poco de reticencia de su padre, que consideraba que esta aventura sería una pérdida de tiempo para su joven hijo.
Tras partir de la bahía de Plymouth el 27 de diciembre de 1831, y tras pasar por varios países de nuestro continente como Brasil, Argentina y Chile, finalmente llegó al puerto del Callao el 19 de julio de 1835.
Lo primero que notó al llegar a nuestro país era que “el estado de los asuntos públicos en el Perú era problemático” (¿qué raro, no?). Aunque tal vez esto se debía a que en ese entonces se desarrollaba una cruenta guerra civil entre los bandos comandados por Andrés de Santa Cruz, Pedro Pablo Bermúdez y Agustín Gamarra contra los de Luis José de Orbegoso y Felipe Salaverry.
Es decir, la situación era todo un caos. Es más, Salaverry le había declarado la “guerra a muerte” a Santa Cruz. Pero ese solo fue el principio de su ‘agradable’ visita.
“No existe estado en Sudamérica, desde la declaración de la independencia, que haya sufrido más de anarquía que el Perú”, fue una de las anotaciones que dio en su bitácora.
Ahí mismo explicó lo que pasaba en nuestro país. “En el momento de nuestra visita (julio-agosto de 1835) cuatro jefes militares se enfrentaban mutuamente contendiendo por la supremacía en el gobierno. Si uno de ellos tenía éxito en convertirse temporalmente en el mandamás, los otros caudillos se unían en contra de él. Tan pronto se imponía la nueva alianza, los integrantes de ella se tornaban hostiles entre sí”. Cualquier parecido con la actualidad peruana es pura coincidencia.
En el puerto
Del Callao dijo que era “pequeño puerto marítimo, mal construido y asqueroso… de atmósfera cargada de malos olores; aquel peculiar, que puede percibirse en casi cada pueblo entre los trópicos es aquí muy fuerte”.
Con los pobladores chalacos tampoco fue muy amable que digamos. Son “un pueblo de borrachos, de apariencia depravada… que presentaban cada imaginable posibilidad de mezcla racial entre europeos, negros e indios”.
Otro detalle del que Darwin se percató fue que muchas personas sufrían de malaria. La razón que halló fue que todo era causado por el hedor que venía de las sustancias que llegaban al estado de descomposición en el agua empozada en varios lugares del puerto.
Por último, sobre la capital Lima expresó que “se encuentra en un miserable estado de ruina: prácticamente las calles no están pavimentadas; y montones de suciedad se apilan en todas las direcciones, en los que gallinazos negros, sumisos como aves de corral, levantan pedazos de carroña”.
Sin embargo, a pesar de todos los inconvenientes que encontró en el país, y al casi nulo contacto que tuvo con la población local, lo cierto es que el mismo Darwin se referiría a esta travesía como “el acontecimiento más importante de su vida”, pues del mismo salieron las principales ideas que lo inspiraron a formular su famosa teoría sobre evolución biológica por selección natural.
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