El dolor, por lo general, es reconocido como una señal de alarma que nuestro cuerpo envía para protegernos. Sin embargo, cuando este se prolonga por tres meses o más, se considera crónico y deja de ser una medida de defensa para convertirse en una enfermedad que merma la calidad de vida de los pacientes.
En el marco del Día Mundial contra el Dolor, el doctor Marco Narváez, presidente de la Federación Latinoamericana de Asociaciones para el Estudio del Dolor (FEDELAT), brinda algunas precisiones de este mal que acaba de ser catalogado como una enfermedad en sí misma.
― ¿En qué consiste el dolor crónico y qué enfermedades lo generan? ¿Qué relación tiene con la parte emocional? Y, ¿cómo se trata?
― El dolor se divide en dolor agudo y dolor crónico, en relación con el tiempo, el dolor agudo dura unos días o semanas y el dolor crónico es aquel que dura o persiste más allá de los tres meses. En su fase aguda, es una señal de alarma que nuestro cuerpo envía para protegernos, pero cuando se cronifica deja de ser una medida de defensa para convertirse en una enfermedad en sí misma.
Tiene origen multicausal, y puede tener su origen en un problema musculoesquelético, una infección, enfermedades metabólicas como la diabetes o como consecuencia de enfermedades como el cáncer, la artritis, la fibromialgia, factores psicológicos, entre otros. En algunos casos nunca llega a conocerse su causa.
Esta enfermedad genera una serie de efectos adversos en el organismo, impacta la funcionalidad y desempeño del paciente y sus relaciones familiares y laborales; lo cual afecta su salud mental y calidad de vida. Algunos estudios indican que más del 80% de los pacientes que sufren de dolor crónico desarrollan ansiedad o depresión.
La puerta de entrada para lograr un tratamiento adecuado es una correcta evaluación (historia clínica completa y detallada, exámenes clínicos exhaustivos y del uso de escalas de evaluación del dolor). Al ser el dolor una experiencia personal, es fundamental que esta evaluación se haga de manera individualizada para determinar el abordaje multidisciplinar y garantizar que el tratamiento mejore la calidad de vida y funcionalidad del paciente.
― El dolor crónico acaba de ser considerado como una enfermedad. ¿Por qué es un paso importante?
― Este es un hito dentro de la medicina, porque a partir de la entrada en vigor de la nueva Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-11) ya se ha identificado al dolor crónico primario como una enfermedad en sí misma. Esto es especialmente relevante porque durante décadas el dolor era parte de una enfermedad, de algún problema médico o de salud de base como, por ejemplo, la diabetes o el cáncer; actualmente hay otro tipo de entidades que se identifican como dolor crónico primario, como la fibromialgia.
Por otro lado, la gran ventaja que nos da esta nueva clasificación es tener codificados muchos síndromes dolorosos, tanto primarios como secundarios. Este es un gran paso para muchos aspectos desde el punto de vista de investigación, prescripción y que se implementen políticas públicas para la priorización de su atención en los niveles primarios y especializados.
Sin embargo, el dolor crónico es desconocido en Latinoamérica, por lo cual, para implementar una atención con estándares mínimos es necesario desarrollar estrategias para incrementar su visibilidad y reconocimiento como una enfermedad en sí misma; garantizar su acceso al mejor tratamiento disponible; implementar programas para sensibilizar y educar a la población; así como promover la formación en dolor de profesionales de la salud, tanto en pregrado como en postgrado.
― Muchas personas se ‘acostumbran’ a vivir con dolor. ¿Esto puede llegar a ser perjudicial?
― Si bien es frecuente escuchar en la consulta médica y en la vida diaria que los pacientes se acostumbran a vivir con dolor porque lo asocian a la edad o a enfermedades degenerativas, vivir con dolor es perjudicial para nuestro organismo, puede bajar las defensas de inmunidad ante las infecciones, afectar nuestra funcionalidad, salud mental y mermar nuestra calidad de vida.
El dolor crónico puede evitarse, tratarse y controlarse si tomamos las medidas adecuadas como una correcta evaluación, diagnóstico y tratamiento multidisciplinar e individualizado.
― La Asociación Peruana de Dolor Crónico estima que más del 30% de la población peruana padece de dolor crónico. ¿Tiene un correcto tratamiento en el país?
― Hemos identificado que en Latinoamérica los pacientes se enfrentan a múltiples barreras para el adecuado manejo o control del dolor, como por ejemplo la automedicación, la normalización del dolor (al asociarse con enfermedades degenerativas o la edad) y el limitado acceso que tienen a la atención, pues en muchos casos pasan por diversos especialistas hasta llegar a un diagnóstico y tratamiento oportunos.
Este último debido a que el número actual de especialistas es insuficiente para la gran cantidad de pacientes con dolor crónico y para lo cual es necesario trabajar en reforzar la formación en dolor en el nivel primario, que es donde se atiende el 80% de la población.
Si bien hoy en día existen diversos avances en el abordaje del dolor crónico (tratamiento farmacológico, quirúrgico e intervencionista), es importante que esa información llegue a médicos, especialistas y no especialistas. Desde la Federación Latinoamericana de Asociaciones para el Estudio del Dolor (FEDELAT) y los capítulos en cada uno de los países, como es el caso de la Asociación Peruana para el Estudio del Dolor (ASPED), hemos trabajado para promover este conocimiento.
― ¿El dolor crónico puede desencadenar enfermedades colaterales? En todo caso, ¿cuáles son las consecuencias?
― Un paciente con dolor crónico se vuelve irritable, tiene dificultades para hacer actividades cotidianas como dormir, comer o trabajar, esto afecta su salud mental e incluso su sistema inmunológico y funcionamiento orgánico. Todo esto tiene consecuencias en su calidad de vida, relaciones familiares, sociales y laborales; lo que además ocasiona una importante carga económica para el paciente y su entorno familiar.
― ¿Qué hacer si una persona siente un dolor persistente? ¿Qué pasos debe seguir? ¿A qué profesional acudir?
― El punto crucial para el tratamiento adecuado del dolor es la evaluación por un especialista, esto evitará que el paciente recorra diversas consultas médicas antes de encontrar un alivio o respuesta a su dolor.
También es fundamental que los profesionales de salud, cuando no consigan un adecuado control del dolor, investiguen, examinen e interroguen al paciente, lo deriven en caso de ser necesario, para que el paciente tenga el tratamiento personalizado y multidisciplinar que mejore su calidad de vida.
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