Segisfredo Luza: de psiquiatra asesino a padre de los psicosociales en el Perú

El reconocido especialista en salud mental dio un giro en su vida tras pasar por la cárcel.

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Caretas)
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En un país como el Perú, o en cualquier parte del mundo en realidad el tener una personalidad camaleónica, te puede ayudar en muchos ámbitos de la vida. Muchas veces te la puede salvar.

Otras, sin embargo, sirven mandar al olvido cualquier hecho bochornoso del pasado o hacer que la gente se olvide de algo terrible que hayas podido hacer años atrás. Total, la mayoría de las personas no tienen memoria.

Uno de los casos más emblemáticos de esta situación, y que ya muchos habían olvidado, es el del reconocido psiquiatra Segisfredo Luza Bouroncle, quien saltó a la fama de una manera poco agradable. Sin embargo, su nombre quedará grabado por ese hecho particular y por haber se convertido en el principal creador de psicosociales que recuerde el pueblo peruano a finales del siglo XX.

Así fue como comenzó

El doctor Luza con su esposa Teresa Távago en la Plaz de Acho (Caretas)
El doctor Luza con su esposa Teresa Távago en la Plaz de Acho (Caretas)

Nacido en Arequipa un 7 de noviembre de 1928, Segisfredo Luza Bouroncle, alcanzó el éxito profesional muy rápido en la vida. Luego de graduarse con honores de la facultad de medicina en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, obtuvo el grado de doctor en psiquiatría en la Universidad de Heidelberg de Alemania con título de Doctor Cum Sum Laude.

A su regreso a Lima y ejerciendo su profesión, un buen día llegó a su consultorio ubicado en la avenida Guzmán Blanco, en el Cercado de Lima, la estudiante de artes plásticas Martha Vértiz López.

La mujer, 15 años menor que el doctor, llegó hasta el especialista debido a los constante ataques de pánico que venía sintiendo porque su familia la estaba obligando a contraer nupcias con un primo.

Desde aquel primer contacto, se puede decir que Luza y Vértiz hicieron click y entre ellos comenzó un intenso romance que tendría consecuencias fatales.

Sin embargo, los insistente pedido de la mujer para que su pareja se divorcie (estaba casado con Teresa Rávago) solo encontraba excusas y largas en el profesional que parecía no querer dejar su estatus de casado.

Todo empeoró, para ella, cuando el psiquiatra y su esposa emprendieron un romántico viaje por Europa que duró un par de meses.

Tras enterarse de esta situación, Martha montó en cólera y celos, pues se sabía engañada, y decidió echar todo al olvido para comenzar una vida de noche y bohemia por la Lima jaranera de aquella de finales de la década de los sesentas. “Soy soltera y hago lo que quiero”, debe haber pensado.

Cuando Luza Bouroncle regresa a Lima se reencuentra con su joven amante, quien le cuenta que es ahora sí conoció a un hombre de la respetaba y quería. El nuevo galán de la pintora era Fares Wanus, un joven de descendencia árabe con el que, según ella misma, iba a contraer nupcias muy pronto.

Los malditos celos

Martha Vértiz, la amante de Segisfredo Luza. (Caretas)
Martha Vértiz, la amante de Segisfredo Luza. (Caretas)

Esta vez, el sentimiento de amargura y decepción fueron de Segisfredo Luza, quien totalmente sobrepasado por la nueva situación buscó y halló a Wanus para invitarlo a conversar en su oficina.

Elegantemente vestido, y son presagiar lo iba a pasar, Fares llegó a la cita ocurrió un 13 de octubre de 1966. Durante la acalorada discusión, el árabe le solicitó a Luza que se olvidara de una vez y por todas de su amada, pues iba a iniciar una vida juntos muy pronto.

Según la prensa de la época, en medio de la conversación Luza le pidió a Fares que lo espere un minuto ya que iría a buscar una pintura que su expareja le había pedido que le devuelva.

Pero al regresar, en sus manos no llevaba ninguna obra de arte sino más bien una Browning 9 milímetros. Y con ella efectuó hasta 15 disparos sobre Wanus que murió de manera instantánea. Pero igual, el doctor realizó sus últimos tiros sobre su cabeza.

Él si se salvó

Tras la ejecución, esa misma madrugada, Luza fue hasta la policía para entregarse tras confesar el hecho. No pasó mucho tiempo para que inicie el juicio en su contra. Al final fue condenado a ochos años de prisión. Aunque pudo ser peor, pues el fiscal pidió que se le aplique la pena de muerte, todavía vigente en el Perú.

Pero su abogado, Carlos Enrique Melgar, lo salvó de esta situación al declarar y demostrar que su cliente estaba en “un estado paranoide y en un cuadro de delirio pasional”. Este detalle le cambiaría la vida.

Ya en prisión y cuando había cumplido la mitad de su condena, considerando el tiempo que pasó mientras duraba el juicio, aprovechando la fama que tenía como profesional y por el caso, en el mes de julio de 1971 Luza le mandó una carta al mismo dictador Juan Velasco Alvarado relatándole su versión de todo lo ocurrido. Para el año siguiente le llegaría el indulto que le dio la libertad.

Con los años, se llegó a especular que el infortunado Fares Wanus era homosexual y que solo se prestó a la pantomima de su amiga para darle un escarmiento al doctor. Nunca se ha llegado a comprobar si esto fue cierto.

Con el gobierno

(Lima Antigua)
(Lima Antigua)

Para 1973, la dictadura de turno lo reclutó para que trabaje en la Oficina Central de Información (OCI) y se haga cargo del Departamento de Operaciones Psicológicas.

Esta oficina era la encargada de crear diversas distracciones mediáticas para que la sociedad se mantenga ocupada en otras cosas y no proteste las medidas de general Velasco.

sUn ejemplo de esta situación se dio cuando el régimen militar se vio en la obligación de subir los combustibles. Entonces, el astuto doctor elucubró un plan para que la medida no fuera del todo impopular y no genere protestas en la población.

El plan consistía esparcir el rumor del aumento de la gasolina un mes antes, pero este incremento iba a ser la mitad de lo que en realidad sería.

Para cuando se dio el dichoso aumento, y al ver la gente que no era tanto como se había especulado, entonces respiró tranquilo. Y ya no hubo nadie que se quejara.

Esa fue solo su primera experiencia trabajando con el gobierno de turno, pues con la llegada de Alberto Fujimori al poder en 1990, Luza comenzó a dar asesoría al Servicio de Inteligencia Nacional de Vladimiro Montesinos.

La leyenda dice que él fue quien ideó el famoso caso de la virgen que lloraba en el Callao. Y es que el gobierno acababa de dar el tan temible paquetazo (con mensaje de Hurtado Miller incluido) y los precios de los productos de la canasta básica se fueron por las nubes. En ese sentido, la gente incauta fue a rezarle a una estatua de yeso para que le haga el ‘milagro’ de bajar los precios.

El propio Luza Bouroncle se encargó de desmentirlo, en una entrevista para la revista Caretas del 2004, y acusar de Montesinos atentar contra su vida tras negarse a trabajar con él. Sin embargo, en la mismo nota se llamó a sí mismo ‘el padre de los psicosociales’.

Finalmente, el polémico psiquiatra pasó los últimos años de su vida en su casa de Cieneguilla hasta fallecer un 28 de septiembre del 2012. Poco antes de eso, publicó su último libro llamado ‘El poder psicosocial’.

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