Cuando uno es niño, sobre todo en provincia, suele tener pocos amigos. Sin embargo, esto no es impedimento para pasarla bien en el pueblo natal.
Todo parece llenarse de alegría cuando ocurre una de las innumerables fiestas costumbristas a las que nos tienen habituados en cada recoveco de este inmenso país.
Pero justamente por estar alejados del mundanal ruido de la ciudad, es que muchas veces se pueden ver cosas extrañas. Acontecimientos qué no tienen una explicación lógica y que resultan muy poco creíbles para oídos no acostumbrados a lo paranormal.
Tal como le ocurrió a un niño en el valle de Conday, en las afueras de Cutervo, en Cajamarca, que tuvo que ser curado luego de un curioso encuentro.
La fiesta de los globos
Esto pasó en una de las acostumbradas fiestas de la Virgen de la Asunción, en el mes de agosto.
El pequeño y sus amigos, al igual que todo el pueblo, se alistaban para la celebración. Lo suyo consistía en rescatar los globos de papel que los demás confeccionaban y lanzaban al cielo. La idea era recuperarlos y volverlos a usar. Si no terminaban muy estropeados.
Así que esa noche, los tres infantes comenzaron a divertirse de esta manera. En una de esas ocasiones, en las que iban tras un globo, se alejaron bastante del pueblo.
A pesar del miedo inicial que sintieron al darse cuenta de dónde estaban, Lo cierto es que esa noche, la luna brillaba con todo su esplendor y ofrecía la luz suficiente para poder caminar sin tropezarse.
Luego de una larga y cansada caminata por un monte, sintieron la emoción de ver cerca el fin de su misión, pues uno de estos globos de papel cayó muy cerca de su posición.
De repente, el aire del lugar se volvió más pesado y la temperatura bajó más de lo normal. Esto les hacía sentir qué el frío le calaba los huesos.
También se podía oír el canto de un ave qué decía repetidamente “cuda, cuda”, y cada vez se escuchaba más cerca..
Cuando uno de ellos se acercó al globo que ya reposada en el piso, este parecía brillar aún más. El papel comenzó a elevarse y a doblarse en mil maneras diferentes, hasta tomar la apariencia de una mujer desnuda.
Esta era alta y delgada al extremo. Tenía la piel muy pálida y demacrada. Sus cabellos eran blancos y los ojos hondos como un pozo sin fin.
El rasgo más característico de este horrible ser era que una de sus piernas era como la de un ave.
El jovencito que era testigo de este extravagante espectáculo estaba paralizado del susto. Sus otros dos amigos se habían desvanecido.
De repente, este ser se le acercó dando desgarradores e incomprensibles alaridos. Hasta que unos minutos después sus amigos aparecieron y se lo llevaron a casa casi desvaneciendo.
Este efecto duro varias semanas por lo que fue necesario hacerle una limpia con diferentes métodos conocidos como el uso de alumbre, pasada de cuy, de huevo y hasta el ruido de un machete profiriendo desafiantes conjuros. Se dice que el niño estuvo al borde de la muerte y solo así fue salvado de las garras te extraño ser.
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