Tras la vuelta a la normalidad de las actividades sociales como los conciertos; el Perú sigue albergando la presentación de diversos artistas nacionales e internacionales y la respuesta del público ha sido muy favorable para las agrupaciones que están visitando nuestro país.
Según Jorge Fernández, presidente del Sector de Espectáculos Artísticos, Culturales y Afines del Gremio de Servicios de la CCL, en este último tramo del año para la adquisición de entradas para conciertos y para lo que será el 2023 con un gran número de futuras presentaciones, se ha aligerado un poco ese frenesí por querer asegurar los boletos sin importar el método de pago ni el costo del mismo.
“El 90% de peruanos que ha comprado entradas para conciertos, lo ha hecho con tarjeta de crédito”, detalló Fernández en una entrevista con la revista de la Cámara de Comercio de Lima.
Ante esta preocupación por la cuantiosa cifra de usuarios que utilizaron sus tarjetas de crédito como método de pago para los conciertos que se han realizado en el 2022, Infobae conversó con dos especialistas en temas financieros para que puedan detallarnos los pros y los contras de hacer un uso excesivo de la misma o, en su defecto, qué alternativas tenemos para poder hacer uso de las tarjetas sin que el estado financiero sea un dolor de cabeza.
Yang Chang, catedrático del programa Especializado en Finanzas de la Universidad de Piura, propone el escenario en el que el usuario hace uso de su tarjeta de crédito y que, al mes siguiente, se paga la totalidad de dicho gasto, haciendo así que tanto quien compró el boleto como el banco y la empresa organizadora del evento se vean beneficiados en todo aspecto.
“Hay personas que han hecho la compra porque, efectivamente, les conviene obtener un descuento por la compra y por eso han utilizado la tarjeta de crédito y luego la han pagado al 100%, esa es la compra ideal que tú compras con la tarjeta y luego pagas inmediatamente; así ganas tú, gana la organización financiera y gana quien organizó el concierto”, cuenta.
Por el contrario, Chang explica que, si el usuario utiliza responsablemente la tarjeta, lo que en realidad está generando es un desarrollo para la economía local.
“Si la persona ha hecho la compra conscientemente y ha analizado la forma sobre cómo lo va a pagar no hay ningún riesgo para nadie, eso optimiza el mercado y hace que fluya la economía”, expresa.
Por su parte, Jorge Carrillo, director general de CyC Corp., considera que no es un mayor problema que los usuarios hagan uso de los créditos bancarios para la compra de las entradas para los conciertos, ya que no es un gasto habitual y que, precisamente, por ello, no sería una complicación financiera para quienes hagan estas compras.
“Si se trata de una compra puntual, tampoco es que se va a conciertos todas las semanas, teniendo en cuenta que debo establecer un plazo para pagarlo, más allá de eso, no genera consecuencias. El tema es que si se vuelve una compra habitual no solo para conciertos sino utilizar mi tarjeta para gastos diarios y empiezo a fraccionar los pagos, eso puede causar un desorden importante en cuanto al manejo de las financias personales”, refiere.
Por otro lado, el catedrático de la Universidad de Piura, advierte los contras que podrían aplicarse si en un corto a mediano plazo, los usuarios plantean utilizar sus tarjetas de crédito sin tener presupuestado pagar a las entidades bancarias los prestamos en los plazos que corresponden en un escenario en el que el desempleo podría aumentar y la inflación también.
“En un entorno como el nuestro en donde tienes una recesión en cierres con un crecimiento muy chiquito, con un crecimiento poblacional alto y con una inflación fuerte, implica mayor desempleo en el próximo año, no va a haber inversiones por lo tanto menor capacidad de absorber esa población y por lo tanto mayor probabilidad de que como la inflación crece y hay menos empleo la probabilidad de pago cae”, dijo Yang Chang.
La pandemia por la Covid-19 no es un hecho aislado para el uso de las tarjetas de débito y de crédito, incluso, Chang plantea que ha habido un aumento a esta tendencia por lo que más negocios locales ofrecen el método de pago por POS.
“Las tarjetas de crédito se han utilizado en quienes han tenido la posibilidad de hacerlo más activamente porque ha habido más compras por medios virtuales. Antes de la pandemia, la distribución de productos de tiendas de barrio, entre el 2 y 4%, tenían delivery y ese porcentaje te lo cobran en efectivo o con una POS; al final de la pandemia esa taza había subido a más de 16%, es decir que todo ese grupo de comercios y tenían el método de pago con POS, eso implica un incremento en el uso de las tarjetas de débito y crédito”, manifiesta.
Carrillo coincide con Chang, porque ahora con la digitalización de los métodos de pago, la gente carga menos efectivo y a la vez, implica que las aplicaciones y plataformas virtuales sean más efectivas y útiles como forma de pago.
“La pandemia de lo poco positivo que trajo es que digitalizó mucho las compras, ya la gente portaba menos efectivo y optaba por los métodos de pago digitales y el caso de los conciertos es un ejemplo claro porque lo compran a través de aplicaciones y el medio de pago suelen ser las tarjetas de crédito”, concluye.
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