La Punta puede catalogarse como uno de los siete distritos más tranquilos del Callao. Solo basta mencionar que durante la época del terrorismo en el Perú, hubo un solo atentado, sin víctimas, y el terrorista fue apresado de inmediato. Esta península de apenas 0,75 kilómetros cuadrados de superficie, fundamental para la geografía e hidrografía chalaca, sigue siendo muy visitada por sus calmadas aguas y en la siguiente nota te contamos su historia.
Historia de La Punta
Debemos remontarnos unos 5 millones de años (Pliopleistoceno), cuando la erosión de las corrientes marinas y la acumulación de materiales sedimentados formaron “la punta de la tierra firme”, como la denomina Bernabé Cobo en su Historia de la fundación de Lima (1639).
Durante el prehispánico, La Punta estuvo bajo la influencia del curacazgo de Maranga, aunque las actividades en la saliente chalaca fueron marginales. Hasta ella llegaban apenas una parte del asiento de pescadores indígenas llamado ‘pitipiti’, que se encargaron de faenar en un mar generoso aunque plagado de peligros, aunque no se tiene registro de esto.
Los únicos inmuebles en La Punta consistían en algunos ranchos y chozas indígenas en los límites actuales del distrito, hasta inicios del siglo XVII, pues el asentamiento principal del caserío de pescadores quedaba en el estrecho que la antecede, Chucuito. Luego “el virrey Guadalcázar estableció ahí una fortificación que denominaron San Felipe de los Pozuelos o de Guadalcázar”, escribe Francisco Quiroz en su libro Historia del Callao: De puerto de Lima a Provincia Constitucional.
Cuando hacia la década de 1620 el puerto se convierte en una ciudadela amurallada y fortificada, La Punta quedó fuera del perímetro protegido por el llamado presidio.”Al parecer, este rompimiento dio origen al nombre del pueblo de indios: ‘pitipiti’, pues la voz significa algo ‘separado’ o ‘roto’; es decir, una parte que queda aislada del resto”. Al nombre oficial con que el nuevo pueblo fue bautizado, San Miguel de Mancera de Pitipiti, se le agregó una especificación acerca de su edad: el “Viejo”, que sirvió para diferenciarlo de la reducción de indios más cercana al puerto.
Sin embargo, el saldo del maremoto del 28 de octubre de 1748 incluyó la desaparición de la población indígena del pueblo de San Miguel de Mancera. La Punta se volvió tierra baldía.
Lo que llevó a que el caserío de pescadores de La Punta junto con Bellavista sean reconocidos como parte de la jurisdicción del primer puerto, fue la creación de la provincia litoral del Callao el 20 de agosto de 1836, proceso con el que la región inicia su autonomía política.
El caso de Bellavista es comprensible, pues respondía a un considerable crecimiento posterior al tsunami; el de La Punta, por el contrario, debió obedecer a una proyección gubernamental como espacio de baños públicos, que se concretó en el siglo XX.
“Un momento que marca un antes y un después en el desarrollo del Callao, Bellavista y La Punta es la inauguración del ferrocarril que conectó al puerto con la ciudad capital. Con nueve millas de longitud [14,5 km], el ferrocarril condujo, entre 1851 y 1860, a cientos de miles de pasajeros. La flamante conectividad permitió que La Punta reapareciera en los relatos de viajeros. Dentro de este contexto, el decreto supremo del 21 de julio de 1863, expedido por la Secretaría de Gobierno, confirmó la donación de rieles usados a la Beneficencia Pública, los que debían servir para la construcción de una vía entre el Callao y La Punta”, escribe MC Evoy en su libro La Punta: Entre la historia y la memoria. Lima.
La fundación de La Punta como distrito fue de la mano con una institución emblemática de la localidad, la Escuela Naval, que empezó a construirse en 1912 en un terreno de 140.000 m2 y culminó el año de fundación del distrito.
“Cuentan los testigos que los carros llegaron a La Punta ‘repletos de gente’ que no quiso perderse una ceremonia en la que hubo de todo: desde discursos hasta barcos engalanados, pasando por el baile y música nacional. Al atardecer, los invitados regresaron a Lima en el famoso tren eléctrico”, se puede leer en la web oficial del distrito.
Desde allí, este hermoso balneario fue concurrido por personas de alta sociedad y hasta el momento es considerado un lugar turístico.
La Ley N.º 2141, que convirtió a La Punta en distrito, permitió que se le asigne “la administración e inversión en obras públicas”. Por lo tanto, es cierto que La Punta nació apadrinada por el Gobierno civilista de José Pardo. Se trata de uno de los balnearios más atractivos y encantadores que tiene Lima, visitado por turistas nacionales y extranjeros. Podrás dar un agradable paseo por su largo malecón rodeado de antiguas casonas republicanas, además de disfrutar de un refrescante baño en sus tranquilas aguas. Por otro lado, encontrarás yates y botes que te pasearán por el calmado mar. Finalmente, puedes almorzar en uno de los tantos restaurantes marinos, con alimentos frescos, que se encuentran en el lugar.
Cómo llegar a La Punta
Si se visita La Punta en un carro particular, se deben tomar cualquiera de estas avenidas: desde San Isidro y Miraflores, tomar la avenida Javier Prado hasta empalmar con la avenida General Pershing hacia el norte, para seguir por la avenida La Marina y tomar luego la avenida Guardia Chalaca. Se puede estacionar en la fortaleza y andar por la zona. Igualmente se puede estacionar en las playas autorizadas en el museo Abtao o en La Punta.
Por otro lado, las líneas de transporte público que llegan a La Punta recorren la avenida Oscar Benavides (antigua avenida Colonial) o la avenida La Marina. El transporte público funciona hasta bien entrada la noche, por lo que se puede llegar y salir sin incovenientes.
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