“Los niños también piensan en morir”: alrededor de 500 menores se suicidaron en Perú en los últimos cinco años

Los prejuicios en torno a los problemas de salud mental impiden que padres, docentes y tutores identifiquen las primeras señales de alerta sobre ideaciones e intentos suicidas en niños y adolescentes. Especialistas advierten sobre la necesidad de visibilizar el problema, ya que es posible prevenir estos dolorosos sucesos.

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En el último lustro al menos 500 niños, niñas y adolescentes murieron por suicidio. (Difusión)
En el último lustro al menos 500 niños, niñas y adolescentes murieron por suicidio. (Difusión)

Aracely* recuerda que la primera vez que pensó en morir tenía solo 10 años. Un ambiente de violencia y maltratos la orillaron a problemas de depresión y trastorno de estrés postraumático, que no fueron identificados hasta varios años después, luego de que a los 15 intentara suicidarse. “En realidad, yo no quería dejar de existir, quería descansar y dejar de sufrir”, dice la joven que ahora tiene 20 y ayuda a otros jóvenes a través de grupos de apoyo en redes sociales.

Ella logró superar los profundos sentimientos de tristeza, picos de ansiedad y agobio que paralizaban su vida desde la infancia gracias al tratamiento psiquiátrico y psicológico, pero otros no pueden debido a la falta de soporte emocional, apoyo de su entorno más cercano o disponibilidad de servicios de salud mental. De acuerdo a cifras oficiales del Sistema Informático Nacional de Defunciones (Sinadef) del Ministerio de Salud, desde hace cinco años fueron 498 menores de 18 años que murieron por suicidio.

Según la información recabada por el analista Juan Carbajal, los datos de los primeros nueve meses del 2017 al 2022, además, muestran que hay una tendencia ascendente de casos de suicidio en niños, niñas y adolescentes.

Existe un alza de 27.6% en el periodo de un lustro y la gráfica muestra que hay un incremento de casi 20 casos más entre el 2021 y el 2022, aunque fue el 2020 el año en el que más muertes por suicidio en menores se registran, un periodo marcado por el aislamiento en casa.

Además, tomando en cuenta de que en el Perú ocurren unos 600 suicidios al año, la niñez representa al menos la sexta parte de estos eventos, que atendidos a tiempo pueden ser prevenidos.

Situaciones de riesgo

Ante esta situación que pasa desapercibida, especialistas advierten que es importante que padres, cuidadores e incluso profesores se mantengan alertas ante señales de daños emocionales desencadenados por violencia familiar o bullying escolar, pues estos eventos traumáticos pueden menoscabar la salud mental de la infancia y la niñez y empujarlos hacia las autolesiones, ideaciones suicidas y, finalmente, la muerte por suicidio.

“Muchas veces existe el prejuicio de que un menor no se suicida. Es importantísimo educar a las familias acerca de que los niños, niñas y adolescentes también pueden pensar en morir. Hay que recalcar que debido al contexto de la pandemia, los conflictos en la familia, en la escuela, los problemas en la adaptación en el colegio, la presión académica y la sobrecarga de tareas, los menores están expuestos a un estrés negativo muy elevado”, alerta la psiquiatra Vanessa Herrera, del Centro de Investigación y Desarrollo en Salud Mental de la Universidad Cayetano Heredia (UPCH).

La violencia machista también merma el bienestar emocional de los más pequeños, puesto que crecer en ambientes de violencia contra sus madres o hacia ellos mismos termina afectando su bienestar emocional, explica la especialista.

Otro detonante de trastornos de salud mental son las agresiones sexuales a edades muy tempranas, ya sean tocamientos indebidos o violaciones. Esta situación es grave, puesto que en el Perú un promedio de 16 niñas, niños y adolescentes son víctimas de violación sexual a diario, según las estadísticas oficiales de casos denunciados ante la Policía Nacional del Perú. Y son las niñas y adolescentes las principales afectadas.

“Si el niño o la niña adolescente ha sufrido de violencia sexual, se pueden generar secuelas como un mayor riesgo de depresión, ansiedad, estrés postraumático y la depresión, esta última es uno de los principales factores asociados al suicidio en este grupo de edad”, explica Herrera.

La terapeuta de familia también precisa que la alta tasa de menores que quedaron en la orfandad debido a las muertes de sus madres, padres o familiares por la COVID-19 también afectó la salud mental de los menores. “Perú es uno de los países con mayor tasa de orfandad, donde los menores han perdido a personas muy significativas. El hecho de haber tenido la muerte de un miembro de la familia, un amigo, una amiga o incluso una mascota, puede afectar al equilibrio emocional en nuestras niñas, niños y adolescentes”, añade la especialista.

Ya en los casos de bullying, Alvaro Valdivia, psicólogo clínico y fundador de Sentido, Centro Peruano de Suicidología y Prevención del Suicidio, precisa que tanto los niños que son acosados como quienes acosan a sus compañeros pueden cargar con ideaciones suicidas.

“Es importante visibilizar que no solamente los chicos que reciben el bullying, sino los que ejercen el bullying tienen ideas suicidas muchas veces. Y eso suele suceder entre varios factores, porque el suicidio siempre es multicausal, porque los chicos que ejercen la violencia muy probablemente son víctimas de violencia en su casa”, explica.

Las niñas y adolescentes son las principales víctimas de violaciones sexuales en el Perú. Además de otros problemas, este grave delito afecta su salud mental.
Las niñas y adolescentes son las principales víctimas de violaciones sexuales en el Perú. Además de otros problemas, este grave delito afecta su salud mental.

Señales de alerta

Ambos especialistas coinciden en que los niños y adolescentes que conciben al suicidio como una opción pueden hablar abiertamente al respecto, hacer bromas o referirse a “descansar para siempre”. También se aíslan, se muestran más apáticos, por lo que hay que estar pendientes de su salud emocional ante la menor señal de alarma y acudir a los servicios de salud mental más cercanos y accesibles a su condición socioeconómica.

Otros desarrollan conductas más problemáticas como autolesiones, consumo de drogas o alcohol, sobre todo en el caso de los adolescentes. Buscar ayuda es vital para prevenir, los padres no deben dejarlos solos creyendo, equivocadamente, que si no hablan de ello esos pensamiento se esfumarán.

“Siempre hay que estar atentos a los comportamientos y conductas que tengan, a las conductas que tengan y ante cualquier señal que pronto no sea algo que vean comúnmente, por ejemplo, un niño que se golpea o que se corte, siempre hay que preguntarle por qué lo está haciendo y preguntarle, sobre todo si es un poco ya mayorcito y entiende el concepto de muerte, si ha pensado en no querer vivir, por ejemplo”, explica Valdivia.

“La etapa de la adolescencia en general trae muchos cambios neurobiológicos, sociales, hormonales, que son propios de la edad y que hacen que sea una época en la vida bien complicada. En ese contexto, con adolescentes hay que ver si es que han tenido experiencias de violencia, hablar sobre sobre sus emociones, porque a veces se quedan callados los chicos y no pueden comentar lo que están sintiendo. Si los vemos como aislados o retraídos, eso puede ser una indicación de que algo no está bien, tanto en el colegio como en la casa. Los profesores a veces se dan cuenta un poco más que los papás porque ven a los chicos todos los días y ellos tienen un poco más de capacidad para poder observar lo que está ocurriendo”, añade.

Buscar ayuda para prevenir

Ante las señales antes mencionadas tanto Valdivia como Herrera explican que es imprescindible que los padres o tutores de los menores acudan por ayuda a los servicios de salud mental de los hospitales del Ministerio de Salud, EsSalud o centros de salud mental comunitarios a fin de buscar ayuda especializada para sus hijos.

“Puede ser que los niños y adolescentes fantaseen con el suicidio, pueden incluso llegar a planificar por internet o desear dormir todo el día o desaparecer. Generalmente lo pueden verbalizar, lo pueden dibujar, pueden contar una historia relacionada a su muerte, a la muerte, pueden enfocarse en programas o aspectos ligados a ello, buscar en redes sociales o postear en sus cuentas aspectos relacionados a la muerte y cómo matarse. Es necesario estar alerta a cualquier signo. No minimizar estos mensajes, escuchar activamente, no juzgar ni invalidar, acompañar todo el proceso para iniciar el cuidado en salud mental y acudir a la emergencia hospitalaria si el adolescente está pensando en morir y acudir al centro de salud mental comunitario más cercano para llevar el tratamiento, ya que hay unidades de niños, niñas y adolescentes”, detalla la doctora Vanessa Herrera.

Es importante que los padres acudan por ayuda si identifican ideas en torno al suicidio y autolesiones en sus hijos.
Es importante que los padres acudan por ayuda si identifican ideas en torno al suicidio y autolesiones en sus hijos.

Salud mental en emergencia

Pese a esta sugerencia es importante que los padres se armen de fuerzas para darle el soporte a sus hijos mientras esperan el tiempo, muchas veces demasiado largo, antes de encontrar un espacio en los servicios públicos, saturados debido a la precariedad del sistema de salud.

Aunque si los casos son graves pueden acudir a las emergencias de los hospitales especializados como el Instituto Nacional de Salud Mental Honorio Delgado-Hideyo Noguchi o el hospital Víctor Larco Herrera, donde los niños y sus padres pueden ser contenidos y ayudados a superar el episodio.

Actualmente, conseguir una cita en las áreas de psicología y psiquiatría puede tardar desde un mes a medio año en EsSalud, según testimonios de pacientes adultos. Mientras que para llegar a uno de los 215 centros de salud mental comunitarios, primero deben obtener una hoja de referencia en una posta o centro de salud de primer nivel, lo cual puede tardar entre unas semanas a un par de meses debido al déficit de citas que actualmente se entregan. La burocracia hace lento el proceso de salvar vidas.

Por otro lado, en el sistema privado las consultas psiquiátricas van desde los 50 a 200 soles. Si el especialista pide al menos una cita semanal, existe un gasto que limita a muchísimas familias a buscar ayuda.

“A pesar de esas barreras para acceder a los servicios, tenemos que hacerlo, si hay un riesgo suicida inminente, tenemos que llevar a nuestro niño, niña o adolescente a la emergencia del hospital mas cercano y tenemos que insistir en buscar atencion especializada en salud mental por un equipo interdisciplinario que incluya psiquiatras, psicólogos y todo un equipo de salud mental para prevenir que no se sigan incrementando los indicadores de suicidio consumado en adolescentes en general”, explica Vanessa Herrera.

Acceder oportunamente a servicios de salud mental es un derecho.
Acceder oportunamente a servicios de salud mental es un derecho.

Un reciente comunicado de la Defensoría del Pueblo alertó que la inversión destinada a la salud mental de los peruanos, actualmente representa apenas el 0,2 % del presupuesto nacional y el 1,6 % del presupuesto asignado a la función salud. Son recursos insuficientes.

“A pesar de que en los recientes años se ha incrementado el número de establecimientos que prestan servicios de salud mental, la brecha de atención no logra ser superada. Así, solo 8 de cada 10 personas que necesitan atención en su salud mental, reciben tratamiento adecuado. Esto ocurre por la falta de información, falta de servicios cercanos a la comunidad, estigma, prejuicios, entre otros factores”, señaló la institución.

Además, el Colegio Médico advierte que el Perú solo cuenta con 1.295 psiquiatras para más de 30 millones de habitantes, por lo que la institución pide incrementar los recursos destinados a la prevención y promoción de la salud mental.

De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), Para prevenir eficazmente el suicidio es preciso intensificar la vigilancia y hacer un seguimiento de los casos consumados y los intentos de suicidio; sin embargo en el país no se ejecutan estas acciones, mientras tanto este tipo de muertes también va en ascenso en todos los grupos de edad.

Lejos del estigma, un suicidio no es un acto de debilidad ni valentía. Se trata de personas con problemas, sufrimiento, falta de apoyo social y sanitario que abandonaron la vida, no porque quisieran sino porque sufrían más allá de los límites. Y no olvidar que por cada suicidio consumado hay un historial de tentativas. ¿Cuántos son? No hay cifras oficiales publicadas. Con el acompañamiento especializado es posible obtener una segunda oportunidad.

Datos de ayuda

-Las personas que deseen pueden contactarse con Sentido, el Centro Peruano de Suicidología y Prevención del Suicidio, a fin de recibir apoyo profesional especializado. Pueden encontrar información en www.sentido.pe

-Padres, madres y educadores pueden acceder a la guía Orientaciones para el abordaje de conductas autoagresivas, intentos de suicidio y suicidios en las comunidades educativas del Ministerio de Educación, a fin de informarse y derribar mitos y estigmas. (LINK AQUÍ)

-Pueden buscar ayuda de psicólogos y psiquiatras en los más de 200 centros de salud mental comunitarios del país o llamar gratuitamente a la línea 113 para recibir apoyo de emergencia.

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