A través de la historia, la clase política peruana casi siempre ha estado compuesta por grandes pensadores. No importaba de qué lado estuvieran, hace varias décadas era un verdadero deleite ver los debates que se armaban en el Congreso de la República.
Víctor Raúl Haya de la Torre, Luis Bedoya Reyes, Manuel Ulloa Elías, Andrés Aramburú Menchaca, Héctor Cornejo Chávez, Jorge del Prado, Roberto Ramírez del Villar y Felipe Osterling Parodi son solo algunos de los nombres que, hoy más que nunca, se hacen extrañar en el Parlamento por su facilidad de palabra, sabiduría y calidad del debate que solían mantener.
Pero entre todos ellos, resalta la figura de Luis Alberto Sánchez, quien a través de su trayectoria académica y política contribuyó a darle forma al Perú durante el siglo XX.
Rodeado de grandes
Nacido un día como hoy, un 12 de octubre pero 1900, Luis Alberto Félix Sánchez Sánchez, creció en el seno de una familia de clase media y desde su paso por el exclusivo colegio limeño La Recoleta se comenzó a codear con nombres que también harían historia en el plano literario e intelectual.
Justamente durante su época escolar hizo su debut como escritor al publicar el cuento ‘Los ladrones audaces’, en el boletín de su centro de estudios.
En los últimos años de secundaria, por 1916, el futuro político colaboró con las reconocidas revistas literarias como Lux y Ariel. Precisamente esta experiencia le ayudó a conocer y hacerse amigo de otras futuras luminarias de la literatura nacional como Abraham Valdelomar, José Carlos Mariátegui, Ladislao Meza y otros escritores.
Tan solo un año después, ingresó a la Universidad Mayor de San Marcos para seguir la carrera de Letras, graduándose como bachiller en 1920. Pero tanta era su hambre de conocimiento, que en el mismo centro estudió derecho y se graduó de abogado en 1926. También se recibiría como doctor en Historia, Filosofía y Letras.
Durante sus años como estudiante universitario, junto a otros jóvenes como él como Raúl Porras Barrenechea y Jorge Guillermo Leguía, fueron de los principales protagonistas del Conversatorio Universitario, fundado en 1919.
De este conversatorio, también se dieron a conocer otras futuras luminarias como Víctor Raúl Haya de la Torre, Jorge Basadre, Carlos Moreyra y Paz Soldán, Ricardo Vegas García y José Luis Llosa Belaúnde.
La idea de estas reuniones era fomentar en otros estudiantes como ellos, la investigación histórica de hechos relacionas con la independencia del Perú.
De igual manera, en 1921 trabajó como profesor del Colegio Alemán. Lo hizo hasta 1931. Entre sus alumnos más destacados figuran los escritores Martín Adán, Emilio Adolfo Westphalen y Estuardo Núñez, los educadores Felipe Alarco Larrabure y Carlos Cueto Fernandini y a los diplomáticos Alberto Wagner y Guillermo Lohmann, entre otros.
El amor le llegó en 1926, cuando se casó con Mercedes Vargas Quintanilla, con quien tuvo dos hijos: Luisa y Luis Alberto. Años más tarde contraería nupcias con una mujer de apellido Dergán y con la que tuviera cuatro hijos más.
Como la enseñanza era una profesión que le apasionaba mucho, en 1927 también entró como catedrático universitario en la San Marcos. Además, también fue tres veces rector de su alma mater (1946, 1961 y 1966). En paralelo, ejercía como abogado y periodista.
Por si fuera poco, 1928, se convirtió en un año especial para LAS pues lo nombraron subdirector de la Biblioteca Nacional del Perú, luego de haber sido secretario desde los 19 años. El mismo año fue hecho miembro del Instituto Histórico del Perú. Para 1930 fue elegido Presidente de la Asociación Nacional de Periodistas.
Aprista hasta la muerte
A pesar de todos los logros que ya había conseguido, y los que vendrían después, ese 1930 se convirtió en uno de los más importantes de su vida al unirse al Partido Aprista Peruano. Desde ese entonces y hasta su muerte, 62 años después, fue un miembro activo ocupando varios puestos de gobierno.
Durante su vida en la político peruana ejerció los cargos de diputado Constituyente (1931-1936), diputado (1945-1948), senador (1962-1969), presidente del Senado (1965-1966), diputado Constituyente (1978-1980), Senador (1980-1985), 2.º Vicepresidente de la República (1985-1990), presidente del Senado (1985-1986), presidente del Consejo de Ministros (1989), ministro de la Presidencia (1989) y senador, una vez más (1990-1992)
Momento de gloria
Luego de una ya dilatada carrera en la política, el nombre de Luis Alberto Sánchez sonó por todo lo alto luego de que Alan García lo nombrara primer vicepresidente, cuando el Apra ganó las primeras elecciones generales de su historia, en 1985.
En 1989, aunque por un corto periodo de tiempo se hizo cargo de la Presidencia del Consejo de Ministros. Tan solo cuatro meses después renunció para presentarse en la fórmula aprista que lideraba Luis Alva Castro para las elecciones presidenciales de 1990. Esta vez la suerte les fue esquiva.
La hora del adiós
A principios de 1994, fue internado en una clínica local debido a unos fuertes dolores renales. Pocos días después, más exactamente el 6 de febrero, Luis Alberto Sánchez dejó de existir dejando como legado un vida dedicada al servicio de la patria y al mundo intelectual.
Su trabajo como literato es de lo más prolíficos en la historia de la nación pues sus libros son más de cien y entre los géneros que abarcó se cuentan a las novelas históricas, monografías, crítica literaria, crónicas, ensayos y un largo etcétera.
Entre sus estudios, que fueron muchos, se destacas los estudios que realizo sobre Manuel González Prada y José Santos Chocano. De igual manera, su libro ‘La Literatura peruana, derrotero cultural para una historia del Perú’ (1928-1936) ha sido reedita y ampliado más de una vez debido a su vigencia.
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