Para el siglo XVII, la religión católica ya se había difundido en gran parte del país. Durante este periodo del Perú, los esclavos eran concentrados en un barrio que adoptó el nombre de Pachacamilla, lo que hoy conocemos como la iglesia de Las Nazarenas. Uno de los hombres, identificado como Benito o Pedro Dalcón, tomó unas tinturas y pintó una imagen de Cristo crucificado en una de las paredes que cercaban un templo. Su fe le permitió recrear esa figura, la cual se convertiría en un símbolo de devoción y paz tras el terremoto de 1655 que sacudió la ciudad. Las construcciones elaboradas en adobe quedaron destruidas, pero, la superficie donde retrataron al ‘Cristo Moreno’ se mantuvo intacta, como si algo o alguien la hubiera protegido del movimiento telúrico.
Este acto milagroso elevó el fervor religioso y rápidamente se apoderó del imaginario colectivo. Aquellos que escuchaban la historia de lo sucedido, se aproximaban a la zona para rendirle homenaje y venerarla. Cuenta la leyenda que, pese a los intentos por desaparecer la pintura en reiteradas oportunidades, esta no desaparecía.
Incluso, los fuertes temblores no tenían un impacto en la misma. Con la popularidad obtenida, se dispuso la construcción de un templo donde sería ubicada. Para que pudiera recorrer las calles de Lima, un ciudadano de nombre Sebastián Antuñano pidió que se realice una copia en óleo para que salga en procesión por Pachacamilla.
Desde aquella época, el ‘señor de los temblores’ se encuentra con los fieles durante el mes de octubre. Junto con su aparición en las avenidas y visitas a hospitales e instituciones públicas, se suman las tradiciones peruanas que reflejan la fe hacia su imponente imagen.
Tradiciones en el mes morado
1. Asistir a la procesión del Señor de los Milagros. Únete a los recorridos programados en octubre, donde podrás verlo de cerca, así como sumarte al fervor religioso junto a sus fieles, cargadores y sahumadoras. La información compartida a los creyentes describe las zonas y horarios, así como las vías de acceso que serán cerradas temporalmente.
2. Acudir a la iglesia Las Nazarenas a escuchar las tradicionales misas con la sagrada imagen de anfitriona. Desde muy temprano los fieles se acercan a Jr. Huancavelica 515 para escuchar las ceremonias religiosas que acompañan esta temporada de veneración.
3. Vestirse de hábito morado. Este es un símbolo de penitencia que fue adoptado como una alianza entre el creyente y el Señor de los Milagros. Por lo general, esta vestimenta suelen portarla aquellos que han pedido un milagro y/o que ha sido concedido. En agradecimiento, lucen esta suerte de túnica morada.
4. Gastronomía en el mes morado. Entre las tradiciones que se mantienen en el país es la venta y consumo del clásico turrón de Doña Peña, unos sabrosos picarones, disfrutar del sabor de los anticuchos o de algún postre que vendan alrededores de la zona donde se ejecuta la procesión.
5. Visitar el museo del Señor de los Milagros. Esta es otra de las actividades que se pueden realizar para conocer a fondo su historia y cómo se convirtió en una de las manifestaciones religiosas más populares en el mundo.
6. Acompañar a las sahumadoras descalzas. Sigue a las mujeres que se ubican delante del anda para purificar el camino del Cristo de Pachacamilla durante la procesión. Algunas suelen realizar el recorrido sin calzado, y otras de rodillas.
Toma tus medidas para acompañar al ‘Señor de los temblores’, considerando que suelen acumularse un gran número de personas que llegan de diferentes partes del Perú, así como del extranjero. Como recomendación, lleva lo necesario contigo, así como portar la mascarilla, si así lo prefieres.
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