El último debate electoral, a cargo del Jurado Nacional de Elecciones, era considerado por muchos como el definitivo para que los electores puedan despejar sus dudas y definir el candidato ideal para estar al frente, los próximos cuatro años, de la Municipalidad de Lima. Sin embargo, lo que se confirmó fue la falta de preparación, la intolerancia y promesas sin sustento de los ocho aspirantes al sillón municipal. Hoy hay más dudas que certezas y los especialistas no dudaron en calificar a este duelo de ideas como uno de los más pobres de los últimos años.
De acuerdo al último sondeo de Ipsos Perú previo al debate municipal, el 57% aún no decidía su voto y otro 11% estaba entre dos opciones. Sin embargo, tras las dos horas de intercambio de ideas entre los ocho postulantes a la alcaldía de Lima, ninguno habría logrado cambiar la preferencia del electorado.
La politóloga Katherine Zegarra indicó que ninguno de los candidatos logró responder a las preguntas del público ni de los moderadores y se desaprovechó el formato de la réplica. “Fue un mal debate, poco interesante”, agregó.
Para el politólogo Omar Awapara “ha sido un debate muy pobre, el nivel de los candidatos ha sido pobre” y que se podría pensar “en el menos malo”. Mientras que para Gianfranco Vigo, este duelo fue decepcionante. “No creo que este evento haya servido para que los ciudadanos definan su voto de manera informada, sumado a que el formato no ha permitido el intercambio de ideas, sino más bien la lectura de paporretas”, dijo para RPP Noticias.
Los tres especialistas coinciden que fue una oportunidad perdida por los candidatos a la alcaldía de Lima, porque ninguno aprovechó el momento para marcar la diferencia ni la atención del electorado.
“Es lamentable que no hayamos tenido respuestas en torno a temas importantes sobre el acoso, la violencia de género. La agenda de las candidaturas no está centrándose en los problemas más importantes”, indicó por su parte Paula Távara.
No hubo propuestas
Pese a que este debate municipal se dividió en cuatro bloques y duró más de dos horas, la atención se centró en la polémica desatada entre Daniel Urresti y Josefina Twonsend, quien incomodó al candidato de Podemos Perú con una pregunta sobre su juicio por el asesinato de Hugo Bustíos y su candidato a teniente alcalde, quien es investigado por integrar una banda criminal.
Los especialistas coinciden que Urresti perdió mucho y logró que la denuncia contra Gonzalo Alegría pase a segundo plano. “Fue un candidato que no quiso responder preguntas, se quedó pegado a un tema. Se excedía en el tiempo y se quedada discutiendo con los moderadores” dijo Awapara para El Comercio.
Sobre Alegría también hubo críticas, ya que el candidato de Juntos por el Perú usó casi todas sus intervenciones para defenderse de la denuncia de su hijo por abuso sexual y no se pudo conocer propuestas concretas sobre el trabajo que realizaría por Lima.
Las candidatas María Elena Soto y Elizabeth León no supieron aprovechar el momento para hacerse notar y, por el contrario, no supieron contestar sobre temas contra el acoso y violencia de género.
Elizabeth León reiteró una de las polémicas propuestas de su plan de gobierno: empadronar a ciudadanos extranjeros, principalmente venezolanos, porque esos migrantes “han incrementado la población penitenciaria en Lima”.
María Elena Soto, en tanto, hizo una propuesta que depende de la aprobación del Congreso y su implementación va más allá de las facultades metropolitanas. “Presentaremos un proyecto de ley para que todos los delitos por robo de celulares, mercados ilegales de armas, sean considerados terrorismo urbano”.
Omar Chehade y George Forsyth, en cambio, podrían ser los que quedaron mejor parados en este debate, pues ambos sí respondieron a las preguntas y lanzaron propuestas claras y que podrían llevarse a cabo en favor de los limeños, pero no lograron ser contundentes al momento de lanzar su último mensaje para convencer al electorado.
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