Acceso deficiente a la educación sexual y violaciones son las principales causas de embarazos adolescentes en Perú

El Día Mundial de Prevención del Embarazo no Planificado en Adolescentes fue creado por el Centro Latinoamericano Salud y Mujer A.C (CELSAM) en Uruguay el 26 de setiembre del 2003, a causa del elevado número y evidente aumento de casos de menores embarazadas desde la escuela. Con el pasar de los años varios países se unieron a la causa y Perú lo celebra desde el 2007.

Las cifras de adolescentes embarazadas en Perú habían reducido hasta el 2020, según su último reporte; sin embargo, durante el 2021 (época de confinamiento por la pandemia) la cifra de menores gestantes habría aumentado en comparación al 2020. Este año el panorama no avecina una reducción de esta problemática social que irrumpe la vida del adolescente e impacta en la economía del país.

Usualmente, los embarazos adolescentes son no planificados. Mucho de los casos de embarazo adolescente se dan por violaciones sexuales. Otros se dan porque los menores de edad inician una vida sexual activa sin tomar en cuenta la dimensión real de lo que implica ello, tal como lo son las enfermedades de transmisión sexual, el recorte de oportunidades de desarrollo educativo y profesional y el salto precoz de la adolescencia a la adultez y responsabilidad de cuidar una vida, siendo aún menores de edad. En otras palabras, no hay una medida de educación sexual certera para este grupo de personas.

Económicamente, esta incidencia afecta al país, porque se tiene una acumulación de capital humano desde muy temprana edad, generan costos de salud, de oportunidad y disminución de ingresos al Estado peruano.

Por ejemplo, el costo de oportunidad para el 2019 fue de USD 329,416,367, es decir S/ 1,159,545,612 soles, equivalente al 0.14% del Producto Bruto Interno (PBI) de ese año, según el informe del 2020 “Consecuencias socioeconómicas del embarazo y la maternidad adolescente en Perú” del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA).

Este año se van generando alrededor de USD 45′000,000 en costo de oportunidad.

En cuanto al gasto público de salud, este ascendía a USD 57 millones, donde USD 844 equivalía al gasto prenatal y de parto de cada adolescente embarazada.

Las madres adolescentes perciben un ingreso anual menor que las madres de 20 a 29, esto es un 13.8% menos, lo cual se traduce en una menor capacidad adquisitiva y de ahorro, menor inversión en educación y salud, y, por lo tanto, una menor calidad de vida en los hijos.

La remuneración percibida por los trabajos que realizaban, tenían que ser compartidas con los gastos familiares del hogar, esto significaba hasta el 50% del total. Los trabajos en los que suelen estar, son ocasionales o estacionales, sin los beneficios regulares de un trabajo formal.

En un informe de INEI del 2006, el resultado era similar. Se había llegado a la conclusión de que el acceso al empleo de las madres adolescentes suele reducirse con el pasar de los años, debido a que en su mayoría no tenían una continuidad académica, pero esto se agudizaba más en los sectores rurales o en los hogares donde la familia de madre menor de edad no proveía apoyo económico.

Todo esto nos muestra que el ciclo de la pobreza sigue y se convierte en una constante.

Para el 2016, el Sistema de Registro del Certificado de Nacido Vivo, también citados por Cladem, detalló que durante la pandemia (2020), la incidencia de menores de 10 años embarazadas aumentó hasta en cuatro veces. Fueron 24 casos frente a los 9 o 5 registrados entre el 2019 y 2018.

Para el 2020, fueron 1.158 embarazos presentados en niñas entre 10 y 14 años. El 2021 esta cifra aumentó a 1.437 (24% más), según un informe del Ministerio de Salud (Minsa).

Para Rosmery Roca, responsable del programa de Derechos Sexuales y Ciudadanía en Salud - Flora Tristán, los factores clave que contribuyen a los embarazos no intencionales son: La falta de información y servicios especializados en salud sexual y reproductiva; normas perjudiciales y estigma alrededor del control por parte de las mujeres de su fecundidad y sus cuerpos; actitudes prejuiciosas o humillación en los servicios de salud; la pobreza y el estancamiento del desarrollo económico; la desigualdad de género, entre otras causas.

Si hay embarazos en adolescentes, entonces ¿por qué hay poca educación sobre la sexualidad en los colegios? Según Abelardo Peña, especialista en planificación familiar, es crucial que los menores reciban la información en los colegios y así conocer cómo evitar embarazos.

“Las fuentes [de información] deberían brindarse, no es que los chicos las tengan que buscar. Esa es la situación en la cual se encuentran actualmente, ellos buscan fuentes de dónde informarse y muchas veces estas no son las adecuadas, o son los pares que tienen distorsionadas también las ideas”, dijo Peña en diálogo con este medio.

DATO: Si bien, el hogar es otro de los lugares esenciales donde los menores aprenden diversas cosas, muchas veces los padres no están preparados para hablar sobre temas sexuales. Algunos tampoco conocen la información necesaria para poder explicarla.

Las ciudades con una mayor tasa de embarazos adolescentes en Perú son: Lima con 5.553 partos, Loreto con 2.913 nacimientos y Piura con 2.848.

En el 2021 hubo 7.738 casos de violencia sexual contra niñas, que equivale a un 30% más que el 2019.

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