Una de las cosas más lógicas que uno puede ver en la vida es el hecho de amar a la patria que te vio nacer. Después del de los padres, el amor a la tierra es de los que no se enseña, nace con nosotros u nos va acompañar el resto de nuestra vida.
Sin embargo, también existe ese tipo de amor que te nace cuando, desde la madurez de haber transitado por la vida, conoces otros sitios lejanos a los tuyos. Y aunque en un primer momento no sea ‘natural’, lo cierto es que a primera vista puede pasar cualquier cosa.
Tal como le pasó a Giovanni Antonio Raimondi Dell’Acqua, un naturista que desde su lejana Italia escuchó nombrar al Perú y de las maravillas de todo tipo que por aquí había (y todavía hay) en estas tierras.
Desde ese instante se le hizo obsesión llegar a este lejano país sudamericano y ver con sus propios ojos lo que los demás le contaban. Esta es su historia.
Su llegada
Nacido en Milán un 19 de setiembre de 1924, desde muy niño Raimondi Dell’Acqua sintió gran atracción por todo lo que tiene que ver son las ciencias sociales.
Ya de joven, se unió al ejército independentista y de la unidad italiana. Sin embargo, esta guerra la perdió su bando, por lo que se vio obligado a salir del país de la bota. En ese sentido, eligió como destino Perú. Llegó al puerto del Callao un 28 de julio de 1850.
No pasó mucho tiempo para que conociera a otro constructor de la nación como Cayetano Heredia, quien al enterarse de las habilidades del recién llegado no tuvo mejor idea que encargarle la clasificación del gabinete de Física e Historia Natural del Colegio de la Independencia y después facultad de Medicina. Dando inició así a una serie de actividades que no lo alejarían más de nuestra patria.
Para 1951 comienza a ganarse la vida como profesor de Ciencias Naturales y tuvieron que pasar diez años más para inaugurar la cátedra de Química Analítica. Y en 1862 logra el doctorado en Ciencias Naturales por la Universidad de San Marcos.
Pero es justamente, que desde ese 1851 y por los siguientes 19 años (hasta 1869) es que Raimondi toda la decisión de viajar por todo el territorio nacional para recopilar toda la información posible.
En ese sentido, durante su travesía fue recogiendo material de todo tipo como plantas, minerales, fósiles y animales. Y de a pocos fue armando y clasificando sus colecciones de lo que iba hallando en costa, sierra y selva de este país.
Durante su travesía, el italiano exploró zonas desconocidas hasta ese entonces, realizó grandes inventarios de todas las riquezas minerales que iba encontrando y de gran cantidad de monumentos arqueológicos del Perú.
Por si fuera poco, todos sus trabajos fueron complementados por acuarelas y diseños que ilustraban sus apuntes.
Hora de publicar
Cuando le pone fin a su expedición por todo el territorio nacional (en 1869), Raimondi toma la decisión de publicar todo lo que había recopilado a lo largo de sus interminables viajes. Además, en un gesto de desprendimiento, le cedió al Estado peruano todas sus colecciones reunidas en 19 años de trabajo.
Pero lamentablemente la Guerra del Pacífico cortó sus planes ya que tenía entre sus planes, ediciones para que tema que había sido objeto de sus investigaciones.
Fue precisamente en este tiempo, cuando la invasión chilena a Lima era casi inminente, es que recibe el ofrecimiento de huir del país llevando consigo las colecciones que tanto trabajo y tiempo le había costado reunir.
Pero se negó de manera rotunda, dando una respuesta que ha pasado a la posteridad como una de las más grandes mientras de amor que un extranjero le haya dado al Perú: “son del Perú, que corran la suerte del Perú”.
Amplió el conocimiento
En lo que refiere a sus estudios botánicos logró muchos avances a partir de lo que ya sabía de otros estudiantes que habían visitado el país antes que él como Hipólito Ruiz y José Pavón, Tadeo Haenke y el padre de la teoría de la evolución: Charles Darwin, entre otros
Por la rama de la geografía, realizó descripciones de diferentes regiones del Perú y mapa del país entero, grabado e impreso en 37 fojas. Todo este trabajo, lleno de conocimientos, superaron al que ya había publicado en ese entonces Mariano Felipe Paz Soldán.
En el lado de la arqueología, registró, dibujo y describió todos los monumentos históricos que halló a su paso. La zoología, química y meteorología también vio la mano de Raimondi.
Algunas obras
Entre los libros que publicó con sus hallazgos, entre otras, son:
· Elementos de botánica aplicada a la medicina y a la industria tratándose especialmente de las plantas del Perú (1857)
· El departamento de Ancash y sus riquezas minerales (1873)
· Minerales del Perú (2 vols., 1878-1939)
· El Perú (6 vols., 1874-1913).
De igual manera, la Sociedad Geográfica de Lima publicó sus itinerarios de viajes en su boletín institucional, entre los años 1895 y 1919.
Durante si vida en nuestro país, Raimondi fue reconocida por más de una institución que quería verse relacionada con el sabio de nacionalidad italiana. Es por eso también fue presidente de la Sociedad Médica de Lima (1857), miembro honorario correspondiente de la Real Sociedad Geográfica de Londres (1863), socio de número de la Sociedad de Farmacia de Chile (1867), socio vitalicio de la Real Sociedad Geográfica Italiana (1868), socio benemérito de la Sociedad Italiana de Instrucción del Perú (1873), comendador de la orden de la corona de Italia (1883), miembro correspondiente de la Sociedad Geográfica Americana de Nueva York (1876), de la Sociedad Geográfica de París (1888), de Italia (1883), entre otras.
Con 66 años de edad, y sintiéndose muy enfermo, decidió viajar hasta Pacasmayo y alojarse en la casa de su amigo Alejandro Arrigoni, que también era médico. Finalmente, Antonio Raimondi murió en San Pedro de Lloc el 26 de octubre de 1890.
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