El pasado 9 de septiembre, el excanciller Miguel Ángel Rodríguez Mackay presentó su renuncia al Gobierno de Pedro Castillo. Diferencias en asuntos de la política exterior con el presidente de la República terminaron por alejarlo del cargo en el que había estado 35 días en reemplazo del expresidente del Tribunal Constitucional, César Landa, quien volvió esta semana a Torre Tagle.
Tras una pausa, el internacionalista rompe su silencio y responde en exclusiva con Infobae a todos los cuestionamientos que hubo sobre su gestión. Desde la decisión de retirar el reconocimiento a la República Árabe Saharaui hasta la controversia por las renuncias de Harold Forsyth y Manuel Rodríguez Cuadros como representantes del Perú ante la Organización de los Estados Americanos (OEA) y el Organismo de Naciones Unidas (ONU), respectivamente.
El 18 de agosto, el Ministerio de Relaciones Exteriores publicó un comunicado en el que señala que el Perú anunció su decisión de romper las relaciones diplomáticas y el reconocimiento a la República Árabe Saharaui Democrática. Sobre este punto, Rodríguez Mackay fue duramente cuestionado. Sin embargo, aclaró el contexto en el que ocurrió este episodio.
“Fue una decisión de Pedro Castillo. La política exterior la dirige el presidente. El canciller le expone los errores que se han cometido. La autoproclamada República Árabe Saharaui no es un Estado, no existe reconocimiento de ella en el derecho internacional [...] Le expliqué al mandatario y a su equipo que está en Palacio de Gobierno que la autoproclamada República Árabe Saharaui, en realidad, es la consecuencia de un proceso preparado por el Polisario, con el apoyo de Argelia, y que el pueblo saharaui son cerca de 400 mil personas, de los cuales 360 mil están en el Sahara de Marruecos y los otros 40 mil están en Tinduf, territorio de Argelia. Entonces, ¿dónde está el Estado saharaui? Un elemento fundamental para que se constituya Estado es que debe tener nación y territorio”, mencionó.
De otro lado, Rodríguez Mackay dijo que le dio esta explicación al jefe de Estado, quien comprendió y le dijo textualmente “vamos para adelante” para activarse el proceso de retirarle el reconocimiento a la República Árabe Saharaui Democrática. En esa línea, negó que haya habido algún conflicto de interés por algunas ponencias que realizó en Marruecos y las columnas publicadas en el diario Correo.
“No existen conflictos. Yo soy un académico e investigador. Como experto en derecho internacional llegó a conclusiones, las cuales hago saber al presidente. Si está de acuerdo, se va para adelante. Lo incoherente sería que yo, teniendo una visión clara desde el derecho internacional sobre lo que significa el Sahara marroquí, diga una posición contraria. Allí entendería una crítica. No puede haber conflicto y enfatizo que hubo, más bien, una consecuencia y coherencia de mis posiciones”, anotó.
A pesar de haber sido uno de los que cuestionó la victoria electoral de Pedro Castillo y la política exterior en los primeros meses, Rodríguez Mackay reveló que no se arrepiente de haber pertenecido al Ejecutivo.
“Siempre he tenido una posición, en verdad, crítica, pero constructiva con los diversos gobiernos que habido en el Perú. Nada más en el caso específico que me preguntas del gobierno del presidente, durante toda la etapa incluso del proceso de elecciones, también lo fui. Cuando fue electo y el Jurado Nacional de Elecciones le entregó las credenciales como tal, dijimos públicamente y están en mis columnas en el diario Correo que, a partir de aquí, hay un nuevo proceso nacional”, anotó.
Rodríguez Mackay recordó cómo fue el proceso para integrarse al gobierno y lo difícil que resultó aceptar la Cancillería.
“Tuve varios encuentros con el presidente donde le decía mi visión clara de la política exterior. Siempre Pedro Castillo ha sabido mi pensamiento, mis columnas y mi cátedra. De manera que cuando tomé la decisión, no fue fácil para mí. Porque, evidentemente, uno tiene una posición de Estado que a veces no se comprende. Entonces, claro, si uno escucha que el jefe de Estado dice: ‘vamos a ensanchar los gabinetes’. Comprendo que el ensanchamiento no es solamente de la izquierda, sino también del centro o de la derecha. Yo soy del centro y entonces, claro, cuando estoy convocado asumo esa lectura”, mencionó.
El excanciller aseguró que, en el mes y medio de gestión, se dedicó a revitalizar la política exterior. “No me puedo arrepentir de nada porque mi vocación ha sido servir al país. Mi vocación es vocación de Estado y me he retirado en ese mismo tono. De manera que vuelvo a la academia y mis cátedras, donde siempre estoy”, enfatizó.
En los primeros días de Rodríguez Mackay en el Ministerio de Relaciones Exteriores se conoció que Harold Forsyth y Manuel Rodríguez Cuadros renunciaron a sus cargos. Al respecto, algunas versiones sostienen que se alejaron por discrepancias con el nuevo canciller.
Sin embargo, el internacionalista descartó algún desencuentro con los diplomáticos y, es más, relató que los conoce muy bien. “Sobre todo, a Rodríguez Cuadros, y mucho. Hemos tenido, incluso, un mismo proyecto académico en la Universidad Tecnológica de Perú (UTP), donde fundamos la carrera de Relaciones Internacionales. Luego, hemos estado muy vinculados al tema de la controversia jurídica de la delimitación marítima con Chile. En el caso de Harold Forsyth, mi conexión parte cuando fui convocado por el excanciller Luis Marchan para ser miembro de la Comisión Ad Hoc para el tema específico del proceso de La Haya”, recordó.
Por ello, el también abogado sostuvo que se sorprendió por la salida de los dos representantes del Perú en el extranjero. “Me extrañó muchísimo la forma en que lo hicieron [sus renuncias]. Había que darle cuenta al ministro de Relaciones Exteriores, pero no lo hicieron. Evidentemente, eso significó a mi juicio, digamos, un acto que en un momento en que el mandatario estaba con un frente interno extraordinariamente polarizado fue un golpe bajo al proceso del gobierno de Pedro Castillo porque no se estaba mirando el tema de Estado”, mencionó.
Rodríguez Mackay dijo que respetó las renuncias de Forsyth y Rodríguez Cuadros porque le permitió iniciar el recambio generacional en Torre Tagle.
“Hace buen tiempo, hay gente que está anclada y ya debe dar paso a las nuevas generaciones. Ya le dieron al Perú, ya cumplieron sus procesos y debieron darle espacio a otros en la Cancillería. Con la presencia de Pedro Castillo nombré a Lucho Chávez Basagoitia y Manuel Talavera a Naciones Unidas y la OEA, respectivamente, lo único que escuché en el Ministerio de Relaciones Exteriores fueron aplausos y dijeron que había llegado el tiempo para los jóvenes embajadores”, enfatizó.
El internacionalista agregó que su rápida reacción de reemplazar a Forsyth y Rodríguez Cuadros en Naciones Unidas y la OEA, tal vez, no fue esperado por ambos personajes. “Evidentemente, el cambio y la renuncia en menos de 24 horas, no se esperaban ese nivel de reacción. Tenemos que ser claros. Entonces, al verse sin piso ni peso, ya estando fuera, te imaginarás que podrían haber estado creando y tejiendo”, acotó. Para Rodríguez Mackay, ambos no fueron leales a Pedro Castillo y descartó que este desencuentro se deba a su postura crítica con el gobierno.
“Con ellos, hemos estado en la misma orilla. No podría ser de esa manera”, respondió. Además, deslizó que los embajadores se habrían querido aferrar a sus cargos para bloquear a las nuevas generaciones en Torre Tagle y no perder las bonanzas de estar en el exterior.
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