Antonio Villarreal es un comerciante con más de 15 años trabajando en el jirón Carabaya, en el Centro de Lima, pero hoy se muestra preocupado porque su negocio de camisetas se ha visto perjudicado por las rejas que impiden el tránsito en plena Plaza de Armas.
“Anteriormente vendíamos 200 polos y ahora no llegamos ni a 30 prendas. Es por eso que nuestras ventas están en decadencia”, dijo a Infobae.
Por su parte, Michael Campos, dueño de una zapatería para damas, señaló que toda su mercancía está a punto de colapsar. Calificó de innecesario que la Municipalidad de Lima obligue a los policías a que cierren las rejas e impidan el libre acceso del público.
“Desde hace ya varias semanas tenemos que hacer nuestras ventas por encima de las rejas lo que de por sí resulta incomprensible”, mencionó.
Otro gran problema que viene inquietando a los emprendedores del Centro Histórico de Lima son las pistas rotas y el ruido molesto de las maquinarias que origina que los comensales no acudan a los restaurantes a almorzar con la debida tranquilidad.
“A la hora del almuerzo justo se ponen a cortar piedras lo que origina que el polvo entre a mi local ocasionando la molestia de mis clientes. Anteriormente vendíamos cerca de 180 menús, pero hoy sólo llegamos a 50, 60 ¿Qué es esto? ¿Con eso vamos a poder pagar nuestras deudas y subsistir?”, dijo con fastidia y preocupación Matilde Hernández, dueña de uno los locales de comida que hay en el jirón Lampa.
En el jirón Junín, justo al lado de la Catedral de Lima, se puede apreciar que las mesas de los restaurantes turísticos lucen vacías. Ya no es como antes que había gran cantidad de ciudadanos extranjeros degustando algún potaje peruano.
Las tiendas de la ropa hecha de alpaca lucen desiertas. Casi nadie entra a comprar nos refiere una vendedora desde hace más de 20 años.
“Este problema de las rejas que impiden el libre acceso al Centro Histórico viene desde hace muchos años y no es de ahora. Siempre con cada nuevo presidente las han cerrado. Ahora, claro, es más seguido Nosotros nos debemos al turismo al 100%. Las pérdidas económicas que venimos afrontando son realmente espantosas”, sostuvo.
El pedido de esta madre de familia y la de muchos otros emprendedores es que las autoridades deben dar más seguridad y más policías, pero que no vuelvan a clausurar las rejas porque cada vez que los manifestantes llegan al centro de la ciudad cierran las calles. Demandaron que el tema las pistas rotas deben concluirlas porque no quieren seguir así; ya faltan tres meses para que termine el año y, hasta el momento, no han cubierto sus cuotas de ventas.
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