En el corazón de la Amazonia peruana se encuentra una de las ciudades que deja en evidencia las dramáticas consecuencias de la pobreza en el Perú. El amplio escenario de Iquitos motiva a los viajeros a conocer sus principales atractivos, uno más extraño que el otro. Dentro de la jurisdicción se encuentra el barrio de Belén, también conocida como ‘la Venecia de Latinoamérica’. Sin embargo, detrás del nombre hay una oscura historia relacionada al maltrato animal.
La única manera de recorrer este sector es abordo de un bote. El ser comparado con la ciudad italiana se debe a las construcciones que se han hecho sobre el agua, una suerte de chozas que son sostenidas por vallas largas que se encuentran sumergidas. Estas casas fabricadas artesanalmente se han convertido en refugio de familias enteras, quienes en su mayoría no tienen acceso a un servicio de desagüe. Muestra de ello es que los baños que encuentran al exterior de las viviendas. Los residuos orgánicos terminan en el río.
Para abril de 2022, RENIEC indicó que el distrito de Belén reúne familias amazónicas que forman parte de grupos poblacionales vulnerables en situación de pobreza y extrema pobreza.
Aunque las aguas se encuentran contaminadas, este es el único recursos al alcance para poder limpiar alimentos que pueden conseguirse en el mercado de Belén, un espacio que ha significado la intervención de organizaciones por el descontrol que afecta la vida silvestre, así como el riesgo que corren sus habitantes al estar expuestos a condiciones insostenibles.
El mercado de Belén
Es uno de los puntos activos del comercio, donde se puede encontrar una amplia variedad de productos considerados exóticos por sus pobladores. Se encuentra dividido en dos partes, siendo la más popular donde trabajan ambulantes o propietarios de comida callejera.
El camino es rodeado por estos puestos que ofrecen variedades de animales para ser consumidos. Carne de mono, venado, tortuga de río, lagarto y boa son algunas de las especies que se ofrecen gracias a la caza del día. Al no poseer fuentes de refrigeración, los comerciantes prefieren secarlas para extender su conservación.
El youtuber Luisito Comunica expuso que una cabeza de cocodrilo puede llegar a costar hasta 500 soles. La venta de pieles también es otro factor que quedó evidenciado en la grabación compartida en Internet.
Es preciso indicar que existe un permiso especial para que las comunidades indígenas puedan cazar y comer animales salvajes. Sin embargo, la venta de su carne está totalmente prohibida. Antes de que tome forma la ciudad de Iquitos, sus antiguos habitantes crearon platos tradicionales en los que se incluyen esas especies, por lo que ha sido adoptada como una práctica hereditaria.
Antes de la pandemia, DW compartió un reportaje en el que detallaban cómo aún se realiza la caza comercial, la cual está prohibida, y que conlleva a la compra de todo tipo de animales en peligro de extinción, ya estén muertos o vivos.
Pasaje Paquito
El también llamado ‘pasillo de los brujos’ es otra de las arterias que se unen al mercado de Belén desde su exterior. La medicina alternativa, brebajes y productos para hacer rituales se ponen a la venta sin algún tipo de supervisión.
Decoración
En ese camino, que presenta una gran fluidez de locales y turistas, expone en sus mostradores algunos animales disecados que son mostrados a los curiosos que se acercan a ver los productos.
Los visitantes recomiendan que los interesados en recorrer el barrio de Belén acudan con un guía que los oriente por la zona, ya que se han reportado actos delincuenciales que afectaría negativamente a la experiencia.
Seguir leyendo