La historia del asesino del martillo: que pasó con Clímaco Basombrío luego de salir en libertad

El sujeto atacó con la herramienta a sus mejores amigos y mató a la hermana de uno de ellos.

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(Frecuencia Latina)

Una apacible tarde de sábado entre amigos, algunos tragos y rock and roll se terminó convirtiendo en una horrible película de terror con una jovencita muerta, una empleada doméstica en coma y dos amigos del agresor heridos.

Todavía es un misterio qué fue lo que se le pasó por la cabeza a Clímaco Basombrío Pendavis para cometer tal atrocidad contra los que le querían casi como a un hermano. Tal vez primera explicación podría encontrarse en su infancia.

Perteneciente a unos de los colegios más exclusivos de Lima (Santa María) desde chico, Clímaco demostró cierta inclinación por la vida pastoral en su colegio. Además de aplicado, no era el típico alumno problema, sino todo lo contrario. Tranquilo, colaborador, buen amigo con sus compañeros.

El primer quiebre en su vida se da cuando a los 11 años sufre la muerte de su papá. Su compañero de aventuras y héroe dejó esta vida de manera intempestiva. Dejándole un vacío que nadie más llenaría.

Todo pasó rápido

Portada de la revista Caretas con el caso de Clímaco Basombrío. (Caretas)
Portada de la revista Caretas con el caso de Clímaco Basombrío. (Caretas)

Años después de terminar el colegio, Clímaco y Sebastián Brenes Hagues seguían siendo muy buenos amigos y continuaban frecuentándose. Tanto así que el sábado 7 de julio del 2001, Basombrío llegó hasta la casa de su promoción, en la calle Las Trinitarias en Chacarilla, para felicitarlo por su reciente ingreso a la Universidad San Ignacio de Loyola.

Un par de horas tarde también llegaría hasta el lugar Carlos Lescano, otro amigo de los dos. Entre los tres comenzaría la celebración en la azotea de la casa.

Entonces Carlos y Sebastián aprovecharon para ensayar algunos temas de su banda de rock llamada ‘Canchita Serrana’. Si bien Clímaco no sabía tocar instrumento alguno, se quedó a disfrutar de la música.

Justo ahí se dio inicio a su conducta errática. Primero fue a la planta baja por un vaso de agua y subió. Minutos más tarde volvió a bajar. Esta vez para buscar una corbata de Sebastián. Hasta ese momento nadie sospechaba nada raro.

Tercera llamada

Hasta que una vez más decidido descender. Esta vez para pedirle a la hermana menor de Sebastián, Alexandra (16), que le preste el teléfono que se encontraba en su cuarto pues debía realizar una llamada.

Al terminar, la jovencita le habría pedido al amigo de su hermano, y suyo también, que por favor llame a la empleada de la casa ya que requería de su ayuda.

Y al salir de la habitación, se encontró con Ida Merino. Más allá, en uno de los escalones que llevaba a la azotea, vio al martillo. Entonces sin razonar en absolutamente nada cogió por detrás a la muchacha y la atacó sin contemplaciones.

Según confesó el mismo criminal, la golpeó en la nuca sin recibir ningún tipo de resistencia o provocación para tal accionar.

“La arrastré a su dormitorio y, al encontrarse boca arriba y gritando, la comencé a golpear varias veces en donde le caiga, quedando inconsciente sobre el piso”, le dijo a la policía cuando fue detenido. Pero la pesadilla recién comenzaba.

Al escuchar los gritos desesperados de Ida, Alexandra llegó a ver qué es lo que estaba ocurriendo. Vio con espanto cómo la trabajadora del hogar yacía en el piso inconsciente, mientras Clímaco le juraba que se había caído por las escaleras. Pero la sangre en sus manos lo delataba. Llena de miedo, Alexandra también entró en pánico y comenzó a pedir ayuda a gritos.

Clímaco Basombrío solía ser acólito en las ceremonias religiosas de su colegio. (viciodeescribir.blogspot.com)
Clímaco Basombrío solía ser acólito en las ceremonias religiosas de su colegio. (viciodeescribir.blogspot.com)

Una corta vida se apaga

Al verse al descubierto, el asesino se lanza sobre su segunda presa (Alexandra) y también la ataca por la nuca y le propina un martillazo. La chica cae, pero todavía es capaz de seguir clamando por ayuda con las fuerzas que le quedaban.

Con la finalidad de callarla, la arrastró hasta su cuarto y ahí da la estocada final. Como si fuera un saco de boxeo, le propinó una andanada de golpes a ver si así lograba callarla. Pero más eran las ganas de sobrevivir, por lo que Alexandra no cesaba en la desigual lucha por liberarse de su atacante.

Hasta que el agresor decidió ponerle un cojín en la boca. Acto seguido la volteó y, una vez boca abajo, la agredió de nuevo con el martillo en la cabeza hasta que por fin se calló. Esta vez para siempre.

Pero si alguien creía que ese era el fin, pues se equivoca. Ya preso de su insania, Clímaco llamó a gritos a su amigo Sebastián quien al llegar al segundo piso fue recibido con un martillazo en la cabeza. Felizmente para él, no se desmayó y pidió ayuda a Carlos, quien al acudir también recibió un fuerte golpe en la cara con un adorno.

Momento que fue aprovechado por el mayor de los Brenes para salir y pedir ayuda. Y antes que Lescano sufra el mismo destino que las mujeres, Sebastián llegó con el encargado de seguridad de la cuadra y por fin lograron reducir a un embravecido Clímaco.

En cuestión de minutos, también hicieron acto de presencia el personal de serenazgo de Surco y de la Policía Nacional.

Y no daban crédito a lo que veían. Sangre por todos lados: paredes, piso, la escalera, la ropa de los protagonistas daban cuenta del violento hecho.

Hasta el final Clímaco Basombrío gritó a los cuatro vientos que él no estaba loco.  (rinconanacronico)
Hasta el final Clímaco Basombrío gritó a los cuatro vientos que él no estaba loco. (rinconanacronico)

No estoy loco

A pesar de que en un primer momento su abogado pretendió liberarlo de una pena más dura al querer declararlo como inimputable, las pericias psicológicas a las que fue sometido demostraron lo contrario. El mismo Clímaco señaló después que ‘él no estaba loco’.

El 9 de julio del 2001 comenzó el juicio en su contra y el 12 de febrero del 2003 fue condenado a 20 años de prisión. En uno de los puntos de la sentencia se señala que ‘el sujeto es imputable ya que tenía pleno conocimiento del carácter delictivo de su conducta’.

Luego de tanto tiempo, en teoría Clímaco Basombrío Pendavis ya debería estar en libertad, pues su pena se cumplió el pasado 8 de julio del 2021.

Sin embargo, y pesar de lo mediático que fue el caso en su momento, no hay mayor información sobre la vida del ahora expresidario. Ahora con 40 años, aprovechó para salir del país. Lo que todos esperan es que este sujeto no vuelva a ser un peligro público.

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