Un fuerte carácter es fácil de reconocer y esa era una de las características por las que Francisco de Paula González Vigil era reconocido en medio de la escena política e intelectual entre los años 1825 hasta su muerte.
Ese ímpetu le sirvió para poder exponer el hartazgo de las personas en cuanto a la dirección de algunos gobiernos dictatoriales. Sin temor y en medio de sus colegas que le pedían que se retracte, acusó firmemente al gobierno de ser arbitrario.
Era el 7 de noviembre de 1832, cuando de pronto el diputado elegido por Tacna bajó de la mesa presidencial a su escaño para tomar la palabra y expresar lo que cientos de personas sentían en aquel entonces.
Por lo que hace a mí, habiéndome cabido la honra, por no decir la desgracia, de presidir la Cámara en este día, y debiendo quedar por esto privado de sufragio conforme al reglamento, me apresuro a emitir mi opinión en la tribuna, para que sepa mi Patria, y para que sepan también todos los pueblos libres, que cuando se trató de acusar al Ejecutivo por haber infringido la Constitución, el diputado Vigil dijo: ¡Yo debo acusar y yo acuso!
Siendo este discurso uno de los que dejaría perplejos a varios asistentes.
Pero, ¿por qué dijo esas palabras? Los demás colegas de la Cámara (Congreso) le habían pedido previamente que se retracte en cuanto a las declaraciones referidas al expresidente Gamarra, pero firme en su reclamo, reforzó su posición y exclamó la frase que quedó para la historia del país.
La razón por la que hizo esta crítica era evidente para muchos. El tacneño estaba harto de los abusos realizados por la gestión presidencial de Agustín Gamarra, quien había realizado atropellos a la constitución que regían en aquel entonces. Perú se encontraba liderado por un presidente dictatorial, conservador y arbitrario.
DATO: Gamarra es el primer presidente militar peruano que gobernó dos veces en el Perú y llegó al sillón presidencial a través de un golpe de Estado y el voto.
El impacto de esta frase también se dio en otros ámbitos como el del periodismo peruano, debido a que en aquellos años Francisco de Paula, desarrolló su labor como periodista, director y fundador. Asimismo, lo dicho, personificó cómo era el carácter de Vigil.
Nació el 13 de setiembre de 1792 en la ciudad de Tacna, fruto del amor entre el español Joaquín González Vigil y la tacneña María Micaela Yáñez.
Al ser el primogénito de la familia, fue consagrado a la iglesia, y es así como inicia una vida dedicada a la religión. Para 1803 sus padres lo enviaron a Arequipa con tan solo 11 años para que pueda estudiar Teología, Filosofía, Gramática y Matemáticas en el Seminario de San Jerónimo, que era el primer colegio de jóvenes y el único que existía para la educación superior de la época del virreinato. Ahí pudo compartir con Francisco Xavier de Luna Pizarro y el poeta Mariano Melgar.
Un alumno brillante que pronto se graduaría en la Universidad del Cuzco como teólogo. Hasta el 1823 se dedicó a los estudios y a la preparación para enseñar.
Luego de la batalla de Ayacucho, se interesó en la política y fue diputado por la región de Arica en 1826. Durante un viaje que hizo a Chile se dio cuenta de que la corriente bolivariana no era algo que compartía, a pesar de que en Perú varios políticos eran seguidores fervientes de Bolívar.
En 1827 se enteró que lo aquejaba un mal llamado tuberculosis. Ese mismo año sería elegido una vez más por Arica y ahorró el pago de sus dietas para poder ir a Chile e iniciar su tratamiento.
En 1830, regresó a Tacna y al año siguiente volvió a ser diputado, esta vez por la ciudad que lo vio nacer, donde se dio cuenta de que el gobierno no actuaba conforme a la Constitución de 1828.
Durante esos años también nombrado rector y logró el grado de doctor en Derecho. Entre el año 1834 al 1836 sucedieron varias cosas, entre ellas, las ganas de cierto grupo de tacneños de querer separarse del Perú y pertenecer a Bolivia, pero tras un discurso realizado el 14 de marzo de 1836, la ciudad dejó atrás aquel deseo y se mantuvo bajo el régimen peruano.
También fue nombrado director de la Biblioteca Nacional del Perú.
Luego de varios años en política, decidió regresar a los estudios y a los problemas religiosos, siendo criticado fervientemente por miembros del catolicismo. Lo excluyeron de la comunidad religiosa, por lo que también rechazó en su momento el perdón del Obispo de Arequipa.
Su vida continuó en el Congreso, llegando a ser en total ocho veces diputado una vez senador.
Los últimos días de su vida se dieron a mediados de 1875, exactamente el 11 de junio de aquel año. Fueron 82 años de vida que compartió con el Perú.
DATO: Vigil fue un sacerdote, periodista, masón y político
Trabajó como periodista y director. Los medios en los que estuvo fueron los siguientes: “El Correo” (1840), “El Constitucional” (1858), La América (1862), “El hijo del pueblo” (1864) y “El Correo del Perú” (1871).
Asimismo, las obras que más han sobresalido en toda la época son:
- “Defensa de la autoridad de los gobiernos” (1848)
- “Defensa de la autoridad de los obispos (1856)
- “Paz perpetua en América” (1856)
- “Los jesuitas” (1861) entre otros opúsculos.
Para entenderlo es necesario tener en cuenta que nombrar a las personas por el apellido materno era una costumbre del siglo XIX. Algo similar sucede cuando se menciona a Manuel González Prada, a quien usualmente se reconoce como Prada.
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