Leonidas Yerovi, se conmemoran 101 años del nacimiento del periodista que tenía que escribir para vivir

A poco más de un siglo de la trágica muerte del fundador de Monos y Monadas, conoce más sobre su vida y el don que lo hizo brillar como escritor.

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Nacimiento del escritor Leonidas Yerovi, un periodista que tenía que escribir para vivir
Nacimiento del escritor Leonidas Yerovi, un periodista que tenía que escribir para vivir

Leonidas Yerovi fue un prolífico periodista, poeta y dramaturgo peruano. Pese a su prematura muerte, cuando aún no había cumplido 36 años de edad, dejó una notable producción poética. Fue autodidacta, ya que no pasó por alguna universidad, y toda su vida la dedicó a las letras. Cada 8 de setiembre se recuerda su nacimiento y este año se conmemoran 101 años.

Murió asesinado frente en el Cercado de Lima, en el diario donde había trabajado de manera inemterrumpida desde 1903. Nació en 1881, estudió la primaria en el instituto Franco-inglés y en el Liceo Carolino, y la secundaria en el colegio Nacional Nuestra Señora de Guadalupe.

Muy joven se convirtió en cabeza de familia debido al fallecimiento de su abuelo materno, desempeñándose como vendedor; sin embargo, lo suyo era el periodismo y esa habilidad que tenía para escribir lo llevó a producir con asombrosa facilidad versos y prosas festivas.

Yerovi no tardó en ser requerido y buscado por los prinicipales medios periodísticos de aquella época, como en el diario “La Prensa”, donde fue fundador en 1903. Además, por esa época también se une al dibujante Julio Málaga Genet para fundar y dirigir la revista Monos y Monadas (1905), dedicada al humor político, gráfico y escrito.

Comenzó escribiendo textos sobre todos los temas, como política nacional, problemas de la ciudad, inmigración y política internacional. Tenía un estilo humorístico, popular y divertido que llegaba a una gran audiencia para dar su punto de vista sobre una serie de eventos contemporáneos.

Leonidas Yerovi
Leonidas Yerovi

Poeta popular

La dramaturga, Celeste Viale narra en una entrevista con la Biblioteca Nacional un poco de la personalidad de Leonidas Yerovi. “Él era una persona muy sencilla, ya que tomaba el lenguaje popular, manejaba una lengua muy culta, era un poeta popular”, agrega.

Recordó que su figura, a través de sus escritos con versos en rimas, tenía un gran impacto en los lectores, por lo que se convirtió en una figura central.

Yerovi fue parte de la generación de periodistas que vivía de su trabajo y si no escribía, no tenía para los alimentos. Así lo cuenta el nieto del reconocido escritor, quien también heredó la profesión de su abuelo. “Mi tía Janet me contaba que escribía en la casa sobre las paredes. Entonces, se le venía la inspiración y antes de que se olvide, tomaba un lápiz y lo anotaba. Luego, llamaba al periódico “La Prensa”, donde fallecería siendo Director Literario, y dictaba los versos por teléfono”, enfatiza Viale a La Biblioteca Nacional.

Aunque parezca extraño, no fue un escritor que tuviese el tiempo para dedicarse a preparar una obra maestra o una obra procesada, era un escritor repentista, que tenía plazos y que tenía que enviar sus textos a la revista o periódico de turno. Quizás su poesía lírica es lo más elaborado y quizás tenga un valor estético mayor.

Su fatídico final

Leonidas Yerovi tenía mucha suerte con las mujeres, puesto que aparte de su inteligencia, era muy agraciado. Sin embargo, ese plus le terminaría jugando en contra.

Cuando empezó a cortejar a la actriz española Ángeles Arguelles, provocó la ira del arquitecto chileno Manuel José Sánchez, quien también estaba enamorado de la artista. Nublado por los celos, fue hasta el diario ubicado en la calle Baquijano en Jirón de la Unión para enfrentar al periodista. Era el 14 de febrero de 1917.

Allí esperó a Yerovi, quien se encontraba escribiendo un poema llamado “El Rey Momo”, que se publicaría al día siguiente, ya que era víspera de carnavales.

Enterado de la presencia del chileno, Yerovi salió a enfrentarlo para zanjar este asunto, y le propinó un puñete en el rostro a Sánchez. Pese al golpeSánchez sacó su revólver y le disparó cuatro tiros a quemarropa. Herido fue trasladado a la plaza asistencial de San Marcelo, donde por la gravedad de las heridas falleció dos horas después de llegar al lugar en 1917.

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