Alejandrino Montes, el joven de 17 años que era golpeado por sus patrones y decidió matarlos

Un doble homicidio conmocionó a Lima. Dos esposos que llegaron a Lima en busca de un nuevo destino nunca imaginaron que entre ellos se encontraba su asesino.

Guardar
El asesino de la calle
El asesino de la calle de la condesa, detrás del crimen que conmocionó a la Lima de antaño. (TV Perú)

Con el final la guerra con Chile, se dio inicio a la reconstrucción nacional, y con ello una primera ola de migración desde el interior del país hacia la capital. Este traslado permitió que provincianos llegaran con sus ganancias para adquirir propiedades e instalarse con prontitud.

En este grupo de peruanos apareció un matrimonio de Junín, el cual poseía cuantiosos ingresos obtenidos de importantes negociaciones mineras.

Estableciéndose en Lima

Entre 1914 y 1915, los esposos Manuel Germán Ibarra y Eloísa Pérez de Ibarra encontraron un nuevo hogar en la calle de La Condesa con Trujillo, lo que hoy es la cuadra 2 del jirón Virú, en el histórico distrito del Rímac.

Para retomar sus negocios, recibieron en su vivienda a un grupo de empleados provenientes de distintas provincias. A su disposición tenían un chófer para movilizarlos, una profesora de piano que capacitaba a la señora y a dos hermanos, quienes se convirtieron en empleados domésticos dedicados a mantener limpia y ordenada toda la residencia.

Retrado de  Manuel Germán
Retrado de Manuel Germán Ibarra y Eloísa Pérez de Ibarra. (Latina)

Los hermanos Montes y los Ibarra

A la edad de 17 años Alejandrino Montes dejó su querido Chiquian, en Áncash, junto a su hermana Fabiana, quien tenía un año menos que él. Estos juntaron las pocas pertenencias que tenían para migrar a la capital y poder servir al matrimonio.

Los relatos sobre el caso sostienen que la bienvenida que recibieron provocó en ellos una tranquilidad al ver que serían tratados con respeto y que su origen no sería tomado para atacarlos y someterlos a un sobresfuerzo.

Sometidos a abusos

En más de una ocasión, el hermano mayor reconoció rápidamente que no estaban en un lugar seguro. Los patrones, quienes los consideraban propiedades, eran crueles al momento de expresarles algún error que cometían. Eran golpeados y tomados como burla cada vez que no cumplían con sus ordenes o si rompían algo por accidente.

Ellos solo se tenían el uno al otro para poder protegerse, siendo cautelosos con cada movimiento que realizaban ya que no querían ser víctimas de sus abusos.

Retrato de Fabiana y Alejandrino
Retrato de Fabiana y Alejandrino Montes (Archivo El Comercio)

Historial familiar

Se supo que el padre y tío de los Montes fueron homicidas, y su línea sanguínea también los unía con ‘El Bandolero’, uno de los personajes más peligrosos del Perú rural. Aunque los menores no le arrebataron la vida a alguien, en este punto de su crecimiento, sí vivieron rodeados de estos episodios.

El que luego se convertiría en el asesino de la calle de La Condesa tenía más de una razón para intentar frenar el maltrato que recibía él y su hermana. Quizás fueron motivos más que suficientes para que iniciara un plan que culminaría en un doble homicidio.

Para el 11 de marzo de 1916, la Lima de Antaño sería testigo de un evento espeluznante que no tenía un autor identificado con claridad. Al caer la noche, la dama fue atacada en el baño de la casona, siendo apuñalada con un espadín en la zona de su vientre. Cuando el patrón llegó a la residencia, este corrió con la misma suerte, recibiendo una serie de golpes con una comba, similar a un martillo y de gran peso.

Testigo del crimen

Fabiana Montes tomó el papel de cómplice y testigo clave de los sucedido. Esta acompañó a su hermano en todo momento, incluso después del asesinato. Ella lo ayudó a cambiarse de ropa para que no se apreciaran los rastros de sangre impregnados en sus prendas. El observar en silencio y no interferir fueron tomados como una aceptación del plan que puso en marcha Alejandrino.

Un titular que informaba sobre
Un titular que informaba sobre el caso que involucró a Alejandrino Montes y a sus patrones. (Latina)

¿Intento de un crimen perfecto?

Aún con los cuerpos en la vivienda, los adolescentes tomaron algunas joyas y dinero para poder escapar mientras pensaban en lo que haría en los siguientes días. Él le consiguió un nuevo trabajo a su hermana en una casa en la Calle Arica, posiblemente con la única intención de mantenerla a salvo.

Para el 12 de marzo, el chófer de la familia acudió a la vivienda para recoger al patrón, con quien haría un viaje a Chosica. Al no obtener respuesta, este fue por el hermano de don Manuel Ibarra. Este se mostró preocupado porque nunca se había ausentado por tanto tiempo y sin dar un previo aviso.

Tras dar aviso a la Policía, y con su autorización, el conductor ingresó al inmueble por una entrada que se encontraba en el techo. Este y el hermano de Manuel fueron los primeros en ver los cuerpos tendidos en el piso y sin vida de los esposos.

Días más tarde del horrendo crimen, un inspector encontró al asesino vagando por unas calles del Callao. No necesitó refuerzos para que el capturado confesara a detalle lo que hizo, indicando como causa de sus actos los maltratos que recibió él y su hermana.

Así informó la prensa limeña
Así informó la prensa limeña el asesino de la calle de la condesa. (Latina)

El 14 del mismo mes fue trasladado a Lima para recibir su condena y hacer la recreación de los hechos. Durante este proceso, fue examinado por el médico Emilio Valdizán, uno de los primeros especialistas peruanos en enfermedades mentales.

Otro eventos de gran importancia fue la entrevista exclusiva que Alejandrino concedió al periodista Óscar Miró Quesada de la Guerra, quien logró conocer el rencor y sufrimiento interno del adolescente luego de que solicitara la ayuda de un quechua hablante.

El fin de una venganza

Aunque se precisaron las razones del doble homicidio, un hecho curioso aún seguía latente. Se dio a conocer que el victimario estaba enamorado de Adelaida, sobrina de los Ibarra. Este sabía que los patrones no estarían de acuerdo con una futura relación, por lo que su muerte le daba carta libre a que viviera su amor sin prejuicios.

Los hermanos Montes en la
Los hermanos Montes en la recreación del doble crimen. (Latina)

El asesino de la calle La Condesa recibió una condena de 20 años, pasando sus días en la Cárcel de Guadalupe, lo que hoy es el Palacio de Justicia. Su hermana, Fabiana, obtuvo la misma pena, siendo recluida en una prisión de mujeres de nombre Santo Tomás, la cual se ubicada en Barrios Altos.

Un asesinato convertido en música

El caso dividió las opiniones, algunos no daban perdón a lo ocurrido, mientras que otros compartieron el dolor de los hermanos por lo que vivieron en esa casa. Para el año 1917, el compositor Pedro Arzola presentó el tema “Alejandrino Montes”, un vals en honor al joven criminal. Este fue solo un inicio de los “tributos musicales” que se inspiraron en este peruano.

Seguir leyendo

Guardar