El ámbito deportivo no es ajeno al sensible fallecimiento de la Reina Isabel II. La monarca británica es recordada por protagonizar una de las escenas más memorables en lo referido a los grandes eventos de talla mundial. Ocurrió cuando Reino Unido albergó los Juegos Olímpicos de Londres en 2012. La máxima figura real se atrevió a participar de un video introductorio que, posterior a su proyección en el estadio Olímpico, abriría la ceremonia de inauguración el 27 de julio de aquel año.
El cortometraje, de aproximadamente seis minutos de duración, empieza con algunos elementos enfocados en plano detalle. La referencia inicial es un salón de sastre donde se está fabricando el vestuario real y en el que resalta la frase “Happy and Glorious” (Feliz y glorioso en la traducción al español). Posteriormente, se muestra las afueras del castillo de Balmoral, residencia de la familia real, ubicada en la localidad de Aberdeenshire en Escocia. En las instalaciones, decenas de niños se encuentran de visita turística que, son atraídos a la vista por un automóvil exclusivo y privado del que desciende James Bond (Daniel Craig personificando el papel).
En la línea de ficción, el reconocido espía entra al recinto real, sube las majestuosas escaleras y cruza los imponentes espacios internos con dirección a la Reina Isabel II, quien lo esperaba mientras escribía una misiva, aparentemente. La monarca termina sus labores y saluda atentamente al personaje y sigue su camino. Bond le sigue el paso hasta llegar al terreno donde se ubicaba un helicóptero. Ambos se embarcan en el vehículo aéreo y despegan hacia lo que sería la inauguración oficial de Londres 2012.
En el camino, los transeúntes y citadinos ubican la movilidad real por los aires, por lo que se animan a saludar desde lo bajo, con banderas de Reino Unido y pañuelos blancos, en referencia a venia por ser la realeza quien aborda el móvil. La escena concluiría de la manera más curiosa e inesperada. Después de pasar por los sitios turísticos más resaltantes de la ciudad, el helicóptero se ubicaría justo arriba del estadio Olímpico de Londres, para que la Reina Isabel II y James Bond pudieron desembarcar. Sin embargo, en la línea de lo magnífico, lo hicieron con la ayuda de un paracaídas, el mismo que, apoyado con el viento de la noche londinense, haría descender a ambas personalidades hasta llegar al recinto deportivo.
La escena mencionada transcendió las fronteras, no solo por la calidad de evento en la que se presentó, unos Juegos Olímpicos, sino también por la capacidad de participación de Isabel II en este tipo de ámbitos, que involucraban de alguna manera, más allá de deporte netamente, el entretenimientos de las masas espectadoras en todos los rincones del mundo.
Finalmente, en vivo y en directo, la Reina entró por la puerta principal junto a su, también difunto esposo, Felipe de Edimburgo. Ambas autoridades reales fueron recibidos entre aplausos y ovaciones por parte de los presentes, y se ubicaron en la zona más privilegiada de la tribuna occidente del estadio.
De esta manera, se realizó el inicio de la ceremonia e inauguración que contó con una amplia variedad de performances en honor a Londres, el desfile de las delegaciones representantes y la esperada iluminación del pebetero a cargo de siete deportistas: Lynn Davies, Duncan Goodhew, Kelly Holmes, Mary Peters, Shirley Robertson, Daley Thompson y Steve Redgrave.
Dato: La delegación peruana estuvo presente en la ceremonia de inauguración mencionada con 17 atletas entre sus filas. Gladys Tejeda fue la abanderada del conjunto nacional.
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