El viernes pasado, el Gobierno informó que las 65.000 toneladas de urea llegarán recién en noviembre tras tres procesos frustrados de compra de este fertilizante importante para los productores agrarios. Para resarcir este fracaso, en paralelo, también se anunció la entrega de un bono entre los S/ 498 y los S/ 7.447 para los agricultores.
En medio de esta grave situación, Infobae buscó la opinión de Milton Von Hesse, exministro de Agricultura, quien indicó que las marchas y contramarchas en la compra de fertilizantes es el fiel reflejo de una gestión como la de Pedro Castillo que encargó dicha tarea a funcionarios que no tienen conocimiento en el tema.
El Gobierno anunció que la urea llegará recién en noviembre. ¿Qué opina?
Habría que empezar el proceso de nuevo. Creo que va ser muy difícil que se materialice ese concurso [la adquisición de urea] porque ya qué postor internacional va querer participar en un proceso que ha sido cancelado tres veces. Aunque, a menos que se convoque a una licitación con normas nacionales que haga otra entidad como Perú Compras.
¿Ha existido una cadena de errores para adquirir este fertilizante?
Se hicieron mal las cosas desde el principio. Cuando me refiero a ello, va en dos dimensiones. La primera es por haber seleccionado sucesivamente personas que no tenían las mínimas competencias profesionales para dirigir el sector. Y cuando digo esto, no me refiero solo al ministro sino, incluso, a todos los funcionarios debajos de él. Esto fue obvio desde el principio de la crisis cuando era notorio que el Ministerio de Agricultura era un feudo de Vladimir Cerrón y las cosas se comenzaron a manejar de una manera muy poco profesional. Con el ministro Alencastre, uno puede discrepar en ideas pero conoce el sector. Sin embargo, antes de Alencastre, los dos ministros anteriores [Óscar Zea y Javier Arce] tenían una falta de competencia profesional muy evidente. Y la segunda razón es porque este decreto de urgencia, desde el principio, se hizo mal.
¿Por qué se hizo mal?
Porque, por ejemplo, excluyeron a los proveedores nacionales que hubieran sido los lógicos intermediarios entre el mercado mundial y el agricultor. Saben dónde se ubica el agricultor, qué necesitan, cómo llegar a él, tienen las redes de distribución establecidas y no salir a comprar a la loca al mercado internacional sin tener alguna experiencia para ello. Eso es la segunda razón. Se hizo algo muy mal diseñado y se ha dado ciertos intereses específicos para comprarle a un proveedor determinado tal como sucedió en la primera compra fallida, donde era tan evidente el sesgo. Incluso, el viceministro [Rómulo Antúnez] y el director general encargado renuncian porque el entonces secretario general [Paul Jaimes Blanco] hizo una negociación muy poco transparente con el proveedor. Y la tercera y última razón, no hicieron un análisis de alternativa de política. Lo más eficiente hubiese sido, hace meses, repartir lo que están diciendo ahora que es un bono para los agricultores más afectados, estos vayan a comprar a alguna tienda de fertilizantes, con el voucher se iban al Banco de la Nación a entregarlo y se convertía en plata. Ese es el mecanismo más simple y transparente que se hubiese podido hacer en las circunstancias actuales.
¿Agro Rural debió liderar el proceso de compra?
En otras circunstancias, no hubiera recomendado de ninguna manera que el ministerio entre a importar fertilizantes porque no tenía el expertise. A mi me tocó enfrentar la crisis de la roya que se expandió en toda Sudamérica. Afectó las plantaciones de café en varios países como Perú, Bolivia, Ecuador y Colombia, donde hubo revueltas callejeras grandes. Nosotros lo enfrentamos con crédito porque los agricultores necesitaban, en ese momento, fungicidas y fertilizantes. Por eso, usamos Agrobanco porque el Ministerio de Agricultura tiene una línea de crédito que se llama ‘agroperú´que puede dar, en términos concesionales, un porcentaje alto de subsidios y nos ayudó a enfrentar la crisis. Por ello, el Perú no tuvo una crisis de magnitud como sí la tuvieron nuestros vecinos. Teníamos esa facilidad de tener una línea de crédito. Esa debió ser una ruta más eficiente, pero estaban más concentrados en comprar para, seguramente, ganar comisiones. En todo, si buscaban importar, la entidad del Estado que sabe commodities de todo tipo es Perú Compras. Agro Rural no tiene idea de cómo salir a comprar en el mercado mundial. Acuérdate que el exdirector [Rogelio Huamaní] fue director agrario de Cerrón y, entonces, allí hubo otros intereses distintos y muy poco claros.
¿Cuáles serán las consecuencias en los agricultores?
Las consecuencias van a ser dos. Uno, por el lado de la producción. No va pasar lo que algunos dicen que habrá un gran desabastecimiento y los rendimientos caeran enormemente. Pero lo que sí va pasar es algunas dimensiones en la producción. Cuando uno revisa la producción de siembra, que publica el Ministerio de Agricultura, en la mayoría de cultivos hay incrementos, solamente muy pocos hay disminuciones muy pequeñas. Ese es el primer factor: en términos de área se ha sembrado en términos potables más que el año pasado y, entonces, no debería haber restricción en oferta.
Por otro lado, los agricultores sí se nota que han sustituido la urea por otros fertilizantes. Cuando uno revisa las estadísticas de importancia de Sunarp de los últimos meses, hay algunos fertilizantes sustitutos que han incrementado su importación y otros como la urea han decrecido. Entonces, ha existido una sustitución de fertilizantes hacia otros orgánicos que, sí son mejores o no, es un atenuante de esta crisis. Pero el efecto que sí se va sentir es el bolsillo de los agricultores, sobre todo, familiares que están en la costa vinculados al arroz y a la papa porque nunca ha faltado fertilizantes. Tú ibas a la tienda y podía conseguirla, pero el problema es que era caro. Entonces, los agricultores no han podido esperar la ayuda del Gobierno y han tenido que ir a las tiendas a comprar lo que podían y les alcanzaba. Esto le va afectar el bolsillo a esa familia que ya venía golpeada por la crisis del covid, de la que no se habían recuperado, también por la crisis de fertilizantes en la que lamentablemente el Gobierno ha mostrado su desprecio por la gestión pública profesional.
¿Los precios de los alimentos seguirán altos?
Ya la crisis la hemos vivido, no es que recién la vamos a tener. Si revisas la inflación alimenticia y energética, este año ha rondado el 12 por ciento anualizado que ha sido más alta que el 8 por ciento en promedio. Entonces, ya hemos sufrido esa inflación de alimentos en el país. ¿Qué va pasar en los próximos meses y campañas? Bueno, hay una indudable presión para que los precios continúen altos y no desciendan, pero hay una salvedad: al estar disminuyendo los precios internacionales y los fertilizantes que está aliviando la tensión de costos, los precios de los alimentos no van a poder subir más. Lo que quiero decir es que no es tan fácil que un arrocero local aumente su precio hasta lo que le cubre los costos porque el comerciante, si encuentra que el producto nacional es más caro que el importado, va preferir importar arroz o maíz amarillo. Por lo tanto, el productor local no va poder subir sus precios. La presión inflacionaria se va mantener y disminuirá gradualmente en los próximos meses. El que se va afectar es el agricultor porque ha comprado insumos caros y no va poder recuperar con el precio de venta del producto. Ahí va tener una crisis.
¿A diferencia de otros países, el Perú está en la cola para comprar urea?
En la crisis de fertilizantes, el Perú es un país particular. No es cierto que todo se fertilice aquí. Hay una costa que, de acuerdo al censo agropecuario, más del 80 por ciento de agricultores fertiliza. En la sierra, por otro lado, esta ratio cae sustantivamente hasta el 50 por ciento. Y en la selva cae más. Pero la diferencia entre la costa y la sierra es que en el primero se usan fertilizantes químicos y en el segundo se utilizan orgánicos porque las características son distintas. Incluso, al interior del país, van haber marcos diferenciados en cuanto a la industrialización de los fertilizantes. A nivel internacional, ahí predomina la agricultura más pequeña y el Perú es uno de los países más afectados por la crisis. Pero repito: no vamos a ser un país afectado en términos de que habrá una catástrofe alimentaria como Sri Lanka, donde en medio de una crisis el presidente quiso transformar su agricultura en orgánica y prohibió los fertilizantes químicos. Esto generó una debacle alimentaria. En el Perú, los agricultores han seguido comprando fertilizantes, pero a costa de sus ingresos monetarios. Este año y el próximo la van a pasar muy mal si es que el Gobierno no empieza a ser eficiente en sus decisiones.
¿Es suficiente el fertibono?
La verdad que las características de este fertibono no se conocen. Pero, a estas alturas del partido, si el fertibono es básicamente dinero en efectivo que va llegar al agricultor, seguramente lo va aliviar por las razones que hemos conversado. Ha gastado más de lo debido en sus insumos y no va poder trasladarlo al precio del producto final por las razones del mercado. Entonces, un subsidio focalizado a estas personas que más han sido afectadas, no habría problema. Sin embargo, si ese fertibono llega a una persona que no ha sido afectada por la crisis de los fertilizantes o a grupos de interés distintos al de los agricultores, entonces ahí vamos a tener un problema porque vamos a beneficiar a gente que no lo necesita y vamos a dejar de lado a los que sí requieren.
Un detalle es que este fertibono irá a los agricultores que tienen hasta 10 hectáreas. ¿Cuántos hay en el país con esta cifra?
Mira, eso es dar a más de un millón seiscientas mil familias. El 90% de las entidades agropecuarias en el Perú tienen menos de 10 hectáreas. Es un poco del reflejo de un gobierno que toma decisiones sin hacer los análisis debido. Ya te dije anteriormente que no todos los agricultores fertilizan con insumos químicos. Entonces, cuando tú dices que a todos los agricultores de menos de 10 hectáreas, ahí le va caer a los que necesitan subsidio y los que no requieren por la crisis de los fertilizantes. Eso va ser un desperdicio de recursos públicos que pueden ser usados para otro tipo de necesidad.
¿Es posible esta propuesta para implementar una planta de fertilizantes en Perú?
Posible, siempre; viable es el tema. Tendría que ser una planta que genere ganancias y si el sector privado no lo ha hecho hasta ahora es porque, de alguna manera, no es rentable. Si fuese todo lo contrario, ya la habrían realizado. Por otro lado, la posibilidad más real que había en su momento era aprovechar un ducto de líquidos que traía en proyectos el Gasoducto del Sur del Perú. Con esos líquidos que salían a la costa desde el gasoducto por el sur se hubiera podido hacer una planta de fertilizantes. En ese sentido, por lo barato podría haber sido rentable. Pero también el gasoducto está detenido hace ya seis años. En el corto plazo, no veo esa alternativa [la planta de fertilizantes] para resolver la crisis.
Diversos gremios han pedido la salida del ministro Alencastre. ¿Debería ser interpelado por el Congreso?
No creo que el ministro Alencastre tenga la culpa que esta tercera licitación se haya caído porque fijate que en la primera licitación, todos entraron a tallar. Como se hizo de una manera muy poca transparente, se anuló porque se le adjudicó prácticamente a dedo a alguien que no se sabía si el precio que había ofertado era del puerto de origen o de destino. En la segunda convocatoria, también se hicieron las cosas de manera pésima, pero con la diferencia que los más serios ya no participaron en la licitación porque el mercado mundial es así. Si tú ves que un país está moviéndose por falta de transparencia, ya los proveedores serios no participan y hay otra vez esas decisiones tras bambalinas que se cae la licitación. Alencastre realiza un tercer proceso con el mismo decreto de urgencia y convoca a los ministerios de Relaciones Exteriores y Economía para que lo ayuden, trajo a la gente que participó en los Panamericanos y en la compra de las vacunas. Sin embargo, pasa que, tras las dos licitaciones caídas, los que se presentaron en esta tercera resultaron ser los más osados y que no tenían las espaldas financieras. La Contraloría debió advertir desde el principio que este concurso disminuyó los requisitos y participaron empresas que finalmente fueron observadas. El proceso empezó mal y el gran responsable es el presidente del Consejo de Ministros porque es el que recomienda los ministros al presidente. Ya hubo dos antes de Alencastre que tuvieron, claramente, incompetencia profesional e intereses oscuros para orientar esta licitación.
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