Los escenarios musicales forman parte de la historia de las parejas, desde que se vieron por primera vez hasta el día en que deciden unir sus vidas. Este camino está construido por recuerdos, así como detalles que permiten recordarlos con facilidad y que sea difícil de olvidar.
En ese contexto, la música se convierte en una pieza fundamental de los romances. Con el paso de los años, los matrimonios se han transformado de acuerdo a los intereses de los enamorados, como por ejemplo, la decoración, los obsequios a los invitados, la recepción, entre otros.
Pese a estos cambios, hay una tradición que aún se mantiene viva en las bodas. Se trata de una melodía que anuncia la presentación oficial de los recién casados. Lleva el título de Danubio Azul, un vals que fue escrito por Johann Strauss hijo, el heredero del compositor que lleva el mismo nombre.
La composición ha trascendido, siendo incluida en otro tipo de celebraciones, cobrando protagonismo en quinceañeros, término que es asociado a los festejos que se organizan para las mujeres que están por cumplir 15 años. Suele ser una festividad muy común en Latinoamérica.
La historia del Danubio Azul
En el año 1855 se creó una de las melodías más populares en la historia de la música. El autor la creó cuando navegaba por el segundo río más largo de Europa, el cual atraviesa 10 países.
El músico vienés perfeccionó su estilo, dedicándose a la composición de valses y operetas, al igual que su progenitor, quien fue una figura ausente en su vida, pero de quien heredó la habilidad de aprender a tocar instrumentos, así como la sensibilidad para emocionar con el arte de combinar sonidos.
El Danubio se origina en la meseta alemana de Baar, en la Selva Negra y su desembocadura está en el Mar Negro de Rumanía.
Su vida amorosa no estaba siguiendo el mismo camino que su profesión, acumulando relaciones fallidas y enfrentamientos con hombres por el amor de las mujeres. En medio de este caos, decidió conocer a una nueva persona, para intentar alinear su vida lejos del trabajo.
El plan inicial fue alquilar una pequeña embarcación para recorrer el río Danubio, siendo un escenario tranquilo para conocerse y disfrutar del paisaje. El momento, aparentemente romántico, se vio afectado cuando Strauss frenó cualquier tipo de impulso y le indicó que no lo interrumpiera.
Rápidamente sacó unos papeles donde comenzó a escribir notas musicales en un pentagrama. Solo le tomó tres horas sumergirse en la estructura musical para dar vida a una de las obras que catapultaron su carrera y lo hicieron eterno en el mundo.
Aquellos que se preguntaron qué pasó con su acompañante, la mujer tomó lo ocurrido como una falta de respeto y de interés. Aunque su intento de unión no prosperó, el paseo por el río provocó una de las armonías más populares que son asociadas al romanticismo y pasión de dos personas que se unen por medio del vals.
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