Un terremoto devastador sacudió con violencia la región Ica el 15 de agosto del 2007, causando uno de los desastres más lamentables en la historia del Perú. Este registro se dio frente a la ciudad de Pisco, teniendo una magnitud de 7.9.
De acuerdo a la evaluación de Indeci, este sismo dejó como saldo la muerte de 600 personas y a cientos de damnificados que perdieron todo con la destrucción de las viviendas. Las construcciones quedaron inhabitables, con varios cuerpos sumergidos en materiales como si la tierra se los hubiera tragado.
Los sobrevivientes empleaban toda su fuerza y energía para gritar el nombre de sus familiares que desaparecieron a causa del siniestro.
El nacimiento de un nuevo santo
Entre las familias peruanas que sufrieron por la pérdida de sus seres queridos se encontraba la del niño José Luis Tipacti Peña Vásquez, que con cariño era llamado “Chicho”, quien murió a la corta edad de 9 años cuando quedó aplastado por unas paredes.
Era el menor de cuatro hermanos y el día del terremoto se encontraba en una cabina de Internet al que acudía frecuentemente para jugar con sus amigos. Con el movimiento y los gritos imparables, salió corriendo del lugar, y aún desorientado cruzó la pista para buscar refugio detrás de unas paredes de adobe, las cuales colapsaron sobre él.
Hay grabaciones que han quedado en el registro de los medios de comunicación donde se logra ver a su madre, Edith, buscándolo por debajo de pesadas piedras. Al igual que ella, muchos compatriotas hicieron lo mismo con la esperanza de rescatar a cualquiera que diera señales de vida.
La explicación de sus milagros
Tras su fallecimiento en el terremoto del 15 de agosto de 2007, los lugareños aseguraban que el pequeño acompañaba sus pasos, convirtiéndose en un santo proclamado por los mismos pobladores.
La mujer que le dio vida explicó que Dios obraba, a través de su hijo, para conceder milagros a los hombres y mujeres de fe.
Un relato sostiene que curó a una niña con cáncer terminal luego de que su madre pidiera por su salud.
La devoción hacia él creció, llegando a otras regiones del Perú. Su historia se ha mantenido viva gracias a las historias y relatos milagrosos en los que aparece como protagonista.
Un lugar para venerarlo
Pasado los dos meses de su partida, su madre, Edith Peña, construyó una gruta a su nombre construida con madera. Una noche, la mujer acudió a este escenario y vio como una anciana encendía una vela. Aunque no conoció a su hijo, explicó que era como agradecimiento por un milagro que le concedió.
Después de unos días, este lugar se convirtió en un punto de reunión y oraciones hasta hoy. Ha sido adornado desde el suelo hasta el techo con fotografías y placas de personas que dicen haber sido testigos de su obra. Los fieles suelen llevarle regalos y juguetes.
En su interior hay una estatua de tamaño real. Es la madre quien se encarga de cambiarle la ropa, prendas que sirven para ser expuestas a los seguidores que oran y toman fotografías de estas.
Los pequeños no son ajenos a su memoria, ya que llegan acompañados de sus padres para conocer quién fue y cómo se ha convertido en una leyenda santa en Pisco.
La capilla de “Chicho”, el ‘niño de los temblores’
Aquellos que deseen visitar este lugar deben llegar a Ica, al sur de Lima. La construcción se encuentra ubicada en el cruce de la calle Ayacucho con la calle Nazca.
Los devotos acuden con regalos y objetos como ofrenda de agradecimiento. Asimismo, hay un pequeño puesto en el que se pone en venta algunos recuerdos con la imagen de “Chicho”, como velas, rosarios, estampillas y más.
Aunque no ha sido canonizado por la iglesia católica; para la mayoría de iqueños y una buena cantidad de peruanos, el niño es un santo porque los protege de todo mal.
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