¿Por qué no debemos poner los codos en la mesa cuando comemos?

Hace algunos años se despertó una moda vinculada a la etiqueta social, una suerte de prácticas considerabas como buenas conductas cuando nos encontramos rodeados de otras personas en espacios públicos, ya sea en una cena o hasta cuando bajamos de un auto. Esta serie de pasos a realizar permitieron que se abrieran algunos centros que ofrecían cursos para enseñar qué era correcto y no.

Uno de los escenarios más comunes en los que nos podemos encontrar es cuando asistimos a una comida en cada un colega del trabajo, amigo o simplemente asistiendo a una invitación para coincidir en un restaurante.

Son en estos lugares en los que se aplican algunas normas que han sido determinadas y asociadas a las buenas conductas. Una de estas tiene que ver con la manera en la que nos acomodamos en la mesa, desde la postura que adoptamos hasta la ubicación de los brazos.

Aunque no existe un origen definido que nos indique por qué no es una práctica correcta, se entiende que posicionar los codos sobre la mesa puede resultar amenazante, otorgándole un sentido de propiedad o dominio de la situación.

Algunos creen que se trata de una acción que proviene de la época medieval. Se sostiene que las personas consideradas como incultas o ligadas a trabajos forzosos imitaban a aquellos que formaban de la clase alta para demostrar que ellos eran educados, y que no era necesario tener muchas posesiones para demostrarlo.

Un ejemplo claro era lo que ocurrían en las fiestas donde los invitados eran invitados a banquetes que eran ubicados en mesas largas. Las personas tenían que sentarse una al lado del otro, chocando los brazos. Este roce podría terminar en una pelea, generando un caos. En algunas películas o serie se han recreado estos hechos.

Quizá, para evitar arruinar el momento, se designo que lo correcto era evitar el choque del brazo con brazo, y mantener una postura en un espacio determinado sin incomodar al otro.

El evitar colocarlos nos permite tener una mejor visión del lugar en el que nos encontramos, ya que somos conscientes de lo que hay frente a nosotros o a los lados. Una de las razones para no posicionarlos en la mesa es que no causaremos algún tipo de accidente, como botar un plato o golpear sin querer a alguien que este pasando por nuestro sitio.

Una buena práctica es posar el antebrazo sobre la superficie, como señal de descanso, pero no para balancear todo el peso, ya que esto causará que nuestra postura sea hacia adelante y no recta.

Las reglas de etiqueta dan a conocer algunos alcances que facilitan la convivencia social en situaciones a la que no estamos muy acostumbrados. Estas sugieren que una buena posición permitirá que veamos con claridad a la persona con la que dialogamos o los platillos que nos colocan para degustar.

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