Pollitos de colores: la cruel moda de vender aves como juguetes para niños

Parte de la inocencia o curiosidad impidió que reconociéramos un evidente caso de maltrato animal que se popularizó en varios países de Latinoamérica. Muchos comercializadores de a pie se ubican en zonas de gran fluidez de personas para ofrecer sus productos, siendo las escuelas, mercados o ferias los puntos favoritos para acercarse al público.

En los ochenta, se popularizó la venta de unos pequeños pollitos pintados, dejando en el olvido a los amarillos, que suelen ser su tono natural cuando salen del cascarón. Fue una moda que llamaba la atención y que ocasionaba su adquisición para la crianza en casa.

Para mediados del 2010 y 2013 se retomó esta práctica de teñir a las aves. En el caso de Perú, era común ver cajones con estos animales de tamaño pequeño, los cuales eran expuestos al clima cambiante, y se lograba evidenciar que no habían recipientes de comida o alimento para mantenerlos saludables.

Situándonos en el país, esta especie era ofrecida en espacios públicos, así como en supermercados o centros comerciales. Los promotores tenían claro que el público objetivo eran los menores de edad, a quienes invitaban a seleccionar uno de su color favorito. Estos eran entregados en unas bolsas de papel, similar a las que usan para entregar el pan, con pequeños huecos que permitían el ingreso del aire.

Carteles y folletos los presentaban como una novedad, incluso eran comparados con juguetes dirigidos a niños.

Esta especie tinturada era ofrecida en Perú a un precio de S/5.00 o menos, dependiendo de la zona donde eran mostrados para su adquisición.

Gracias al archivo de videos que aún mantiene la plataforma de YouTube, hay evidencia del proceso que realizaban para pintar a estos animales.

En México, Perú, Colombia y otros países de la región se implementó una serie de pasos para teñirlos, convirtiéndose en una práctica cruel. Estos eran expuestos a tinturas y colorantes con componentes tóxicos, que eran absorbidos por su piel frágil.

Incluso, se informó que, en algunos casos, se inyectaban estas sustancias dentro del cascarón para que nazcan con esos tonos casi fosforescentes.

El tiempo de vida que tenían era reducido. Su muerte se debía a los químicos que recibían y a los sitios donde se exhibían. Muchos de estos eran amontonados en cajas, recibiendo los rayos del sol. Sumado a esto, se generaba una reacción en la piel, lo cual les causaba quemaduras y posibles dolores. Es una razón que explicaría muy bien cómo su crianza era casi imposible, ya que no dejaban de llorar y fallecían en cuestión de horas o días.

En la actualidad se puede ver el registro existente en algunas plataformas de compra y venta donde ofrecen a estas aves como productos en la categoría de juguetes. Aunque ya no es tan común verlos en pleno 2022, no se ha descartado en su totalidad que se retome esta práctica que muestra la crueldad humana y lo que pueden hacer con los animales para ser ofrecidos como productos recreativos.

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