Un presunto caso de odio y discriminación a dos compatriotas peruanos de la comunidad LGTBIQ viene remeciendo las redes sociales. Se trata del caso de Sebastian Marallano y su esposo Rodrigo Ventosilla, quienes decidieron emprender juntos un viaje a Indonesia, sin pensar que las autoridades de ese país vulnerarían sus derechos hasta el punto de acabar con la vida de uno de ellos.
Según informaron los colectivos LGTBIQ en Perú, Rodrigo Ventosilla (hombre trans) fue detenido el 6 de agosto en el aeropuerto Denpasar y sindicado como traficante de drogas por tener medicamentos vinculados a su tratamiento de salud mental, los cuales contaban con su prescripción de personal de salud; una razón que las autoridades asiáticas no habrían querido tomar en cuenta.
Sebastián Marallano, con quien había contraído matrimonio días atrás, llegó en un vuelo diferente y corrió rápidamente en su ayuda, sin pensar que también sería retenido sin explicación alguna. Ambos tenían planeado tener su luna de miel en Bali, pero las penosas y criticadas circunstancias que vivieron en ese país, frustró todo.
Para que ambos queden en libertad, la Policía exigió, de forma irregular, USD 13 mil una suma exorbitante de dinero que aumentó con el pasar de las horas a USD 100 mil por cada uno. Según informaron Rodrigo y Sebastian a sus familias, aquel día, durante el encierro, fueron víctimas de violencia por parte de las autoridades policiales. Asimismo, vulneraron sus derechos humanos vitales como la salud, libertad, acceso a la defensa legal, información del caso a sus familiares y la discriminación por su orientación sexual.
La familia de Rodrigo y Sebastian perdieron la poca comunicación con ambos el pasado 8 de agosto. Al día siguiente, el 9 de agosto, los familiares fueron informados que ambos habían sufrido una fuerte descompensación por lo que fueron hospitalizados. El 11 de agosto, Rodrigo falleció y hasta el día de hoy la Policía de Bali se niega a dar información sobre la causa de muerte del joven economista, y una explicación del por qué no permitieron que ambos hicieran una llamada a sus seres queridos.
Los deudos acusan a la Policía de Indonesia de obstaculizar el acceso a los abogados contratados por parte de la familia, como a los estudiantes de Harvard que asistieron en su auxilio, al hospital donde los jóvenes se encontraban hospitalizados.
También señalan al representante del Consulado de Perú en Indonesia, Julio Eduardo Tenorio Pereyra, y al Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú (RREE) como responsables de la muerte de Rodrigo, ya que no atendieron las solicitudes de las familias ni cumplieron con sus funciones correspondientes, pese a la insistencia.
Asimismo, piden que se realice una investigación contra el consulado peruano en Indonesia por desatender el pedido de las víctimas y que el gobierno de Pedro Castillo interceda para que las autoridades de Bali entreguen el informe de la muerte de Rodrigo así como las causantes de la detención de los esposos.
Cabe mencionar que, Sebastian Marallano permaneció retenido y custodiado por la policía de Bali aún después de la muerte de Rodrigo y pese a que sobre él no había sospechas de tráfico de drogas. El 17 de agosto, gracias los esfuerzos sobrehumanos de las familias y organizaciones de activistas y derechos humanos, fue posible que Sebastian retorne con vida al Perú.
Pronunciamiento de Harvard
El decano de la Escuela Kennedy de Harvard, Douglas W. Elmendorf, dijo en un comunicado el martes por la noche que la escuela “apoya el llamado de la familia para una investigación inmediata y exhaustiva y para la divulgación pública de toda la información relevante”.
“La declaración de la familia de Rodrigo plantea preguntas muy serias que merecen respuestas claras y precisas”, escribió.
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