La historia de Erick Mas Samanez inició el 23 de julio de 1981, fecha de su nacimiento en Lima. Cuenta que la mayor parte de su vida la pasó en capital peruana y que desde pequeño estuvo ligado a la cultura oriental debido a que estudiaba en el colegio San Antonio de Padua que tenía influencias japonesas. Esto lo llevaría a conocer más adelante, cuál era el camino que quería seguir.
Al culminar la secundaria, su interés por la inteligencia artificial y todo lo relacionado con robots, lo llevaron a decidirse por la carrera de ingeniería mecatrónica, pero para postular debía de prepararse mucho, pues sabía que la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI) era todo un reto. Sin embargo, al ser una carrera nueva, las vacantes de ingreso eran menores a las otras carreras de la facultad, algo que no conoció hasta obtener el puntaje de su evaluación.
Lo que podría ser una barrera, lo transformó en una oportunidad. Mas Samanez vio que el resultado de su evaluación no alcanzaría para estudiar la carrera donde estaría en contacto con los robots, pero lejos de amilanarse, optó por ingresar a la carrera de Ingeniería Civil con la proyección de trasladarse posteriormente a Ingeniería mecatrónica.
“La Ingeniería mecatrónica sonaba muy interesante porque era ver robots, algo novedoso para la época, pero no logré ingresar, así que finalmente ingresé a Ingeniería Civil, a pesar que no conocía, en aquel momento, nada sobre el tema”, reveló a Infobae.
Pasaron los ciclos de cursos generales en la universidad y se dio cuenta de que la carrera que había escogido comenzó a avivar su pasión, debido a que se encontraba en ciclos más avanzados donde por fin veía programas y sistemas propios de ingeniería, los cuales despertaron un nuevo interés en él: los desastres naturales y los tsunamis.
Su desempeño y curiosidad lo llevaron a formar parte del voluntariado del Centro Peruano-Japonés de Investigaciones Sísmicas y Mitigación de Desastres (CISMID), donde su atracción a estos temas cruzó un nuevo nivel, pero esta vez ya no lo haría solo, sino que sería guiado por el reconocido ingeniero Julio Kuroiwa, a quien considera su más grande mentor.
El sismólogo se convirtió en su asesor de grado y de maestría, creando un vínculo que se fortalecía con el tiempo y con la pasión que ambos compartían en torno a los tsunamis.
En 2004 culminó su carrera y se licenció con la tesis “Estructuras resistentes a terremotos y tsunamis basadas en experiencias de tsunamis en el Océano Índico (2004) y Camaná, Perú (2001)”. Posteriormente, trabajó alrededor de 5 años en el área de Defensa Civil de la Municipalidad de La Punta y del Gobierno Regional del Callao.
Aunque Erick Mas Samanez no lo sabía, todos los caminos lo llevaban a Japón, el país donde asentaría sus conocimientos y desde donde seguiría apoyando al Perú.
Aunque el tema de los tsunamis no era muy sonado; un tsunami en Indonesia fue el punto de partido para que varios países, ente ellos Perú, mostrara interés sobre qué pasaría su sucedía ese fenómeno en su territorio.
Buscando profundizar su conocimiento, logró obtener una beca ofrecida por el Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Tecnológica (Concytec) para estudiar una maestría en la UNI. A su vez, siguió trabajando con el ingeniero sísmico, Julio Kuroiwa, hasta que la oferta para laborar en Japón apareció. La decisión lo alejaría físicamente de su país y de su mentor, sin embargo, el vínculo se haría más fuerte.
“Él tenía una consultoría para la prevención y los riesgos de desastres y yo comencé a trabajar con su equipo, hasta que salió la propuesta en Japón y el maestro Kuroiwa me dijo que vaya porque igual seguiríamos colaborándonos mutuamente”, comentó.
Poco a poco sus colaboraciones comenzaron a generar un impacto positivo al Perú, a través de las investigaciones que realizaba el también llamado ‘Padre de la Ingeniería Peruana’, Julio Kuroiwa. El aporte mutuo creó una gran amistad llena de admiración, que hoy Erick atesora con cariño, ya que el sismólogo y célebre personaje peruano falleció en 2019.
En la actualidad lleva más de 10 años viviendo en Japón, donde trabaja como investigador y profesor asociado en el Laboratorio de Geoinformática para la Gestión del Riesgo de Desastres en el Instituto Internacional de Investigaciones sobre Ciencias de Desastres en la Universidad de Tohoku.
Mas Samanez, quien también es PhD en ingeniería de tsunamis, ha ganado varios premios a lo largo de su trayectoria profesional, entre ellos el de “Ciencia Móvil DOCOMO”, trabajo que realizó junto a dos destacados profesores de Japón.
Según algunos estudios realizados en el 2014, Erick cuenta que se estimó que si ocurriera un fuerte tsunami lograría cubrir hasta cierta parte del Aeropuerto Internacional Jorge Chávez. En la actualidad, esto variaría porque se han realizado modificaciones en dicho lugar.
Por ello, resalta la recomendación de mantenerse a buen recaudo luego de un movimiento telúrico, ya que posterior a un sismo, puede aparecer una réplica, incluso mayor a la del evento principal. Si bien esto antes era poco visto, según los últimos estudios realizados, el ingeniero advierte que ahora es más común ver este tipo de acontecimientos.
Resaltó que las personas deben saber que los tsunamis no se dan únicamente después de movimientos fuertes, sino que también pueden aparecer luego de un movimiento telúrico de menor proporción.
Sobre el programa SISMATE, refirió que es un sistema bastante útil para los peruanos y que, como toda ciencia, no es exacta, pero que servirá en la mayoría de casos para dar tiempo de reacción a las personas frente a los sismos.
“Aunque sean cinco u ocho segundos, este tiempo hace una gran diferencia porque una cosa es que el sismo te atrape desprevenido, y otra cosa es que te avisen que va a haber un sismo en unos segundos. Eso ayuda a que las personas preparen su mente ante esos eventos”, añadió.
El investigador destacó la gran calidad de profesionales que existe en el Perú y la capacidad que poseen para destacar no solo a nivel nacional, sino también internacional. Por ello, compartió sugerencias para aquellos que deseen alcanzar una beca en el extranjero.
“El dominio del idioma inglés es fundamental y la persona que esté interesada en una beca y que aplique a ella, deberá tener muy en claro qué lo motiva estudiar y cuál será el impacto que quiere lograr con el conocimiento que aprenderá. Esas son preguntas comunes durante la entrevista para el otorgamiento de la beca”, afirmó.
Además, señaló que está agradecido con lo que vive porque no solo adquiere y comparte conocimiento todos los días, sino que contribuye al desarrollo del país.
“Para ayudar al Perú hay dos formas: la primera es trabajar dentro del país y la otra es hacerlo desde afuera, pero a su vez, contribuyendo a la nación [...] A veces, en Japón me preguntan si se puede implementar algún sistema de mejora en Perú y yo funciono de intermediario para que esto suceda, y finalmente termine implementándose”, sostuvo el ingeniero.
Sobre qué es lo más gratificante de su carrera, mencionó dos puntos importantes: haber conocido a su esposa en esta travesía y con quien comparte el mismo entusiasmo por los tsunamis; y el agradecimiento de sus alumnos al culminar la carrera.
“Mi elección por esta investigación me permitió conocer a la persona con quien hoy comparto mi vida, esa ha sido mi mayor gratificación”, finalizó.
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