El catedrático Fernando Torres Ibáñez, profesor de de Economía en la Escuela de Ingeniería Alimentaria en la Universidad Nacional Federico Villarreal (UNFV), sobornaba a los alumnos con 30 soles para que aprobaran su curso y les ofrecía una tarifa especial si el estudiante le conseguía más personas.
En un reportaje de Hildebrandt en sus trece se conoció que el también ingeniero en industrias alimentarias fue sentenciado por el Tercer Juzgado Penal Unipersonal de Lima a 6 años y 5 meses de cárcel y al pago de una multa de 10 mil soles. Aún con la condena sigue apareciendo en la nómina del centro de estudios y las autoridades comentaron que no sabían nada del caso.
Torres Ibáñez tiene 71 años. Tiene 27 años en la docencia luego de laborar en el Estado: entre 1977 y 1987 fue director del Instituto Nacional de Planificación y entre 1988 y 1991 ocupó el cargo de asesor del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), según el semanario.
El profesor comenzó a dictar clases en 1995, pero se desconoce cuánto tiempo ha estado sobornando a los alumnos para ponerles buena nota para que pasen su curso, ya que los hechos relatados sucedieron entre el 2015 y el 2017.
Walter Zambrano, decano de la Facultad de Oceanografía, Pesquería y Ciencias Alimentarias de la UNFV, -el jefe de Torres Ibáñez- fue consultado por el semanario, pero contestó que no sabía y que el proceso se dio hace años.
Aunque la sentencia aún está presente, el decano respondió que no sabía si el profesor aún seguía dictando clases en la universidad estatal.
Las denuncias
10 testigos, entre estudiantes, egresados y directivos, denunciaron cómo gestionaba Torres Ibáñez sus ganancias al cobrar a los alumnos por las asignaturas que dictaba.
Alejandro Martínez, director de la carrera de Ingeniería Alimentaria, recibió una llamada del estudiante Rafael Huiza Trujillo, delegado del curso de Economía, el 23 de noviembre de 2017 que le aseguraba que el catedrático había exigido S/ 1.800 a 9 estudiantes y a él para que pasen el curso.
Martínez acudió a la comisaría de Miraflores a sentar la denuncia, pero los policías consideraron que era una riña académica y no le hicieron caso. Así que recurrió al Ministerio Público, que empezó a investigar. En ese camino, se encontraron con más testimonios como, por ejemplo, que el profesor ponía tarifas a los cursos según el número de créditos.
Al final, los jóvenes lograron juntar el dinero y se lo entregaron a Torres Ibáñez el 24 de noviembre del 2017 cerca de las instalaciones de la Escuela de Ingeniería Alimentaria, en la calle Roma, en Miraflores.
Los delegados, como Huiza Trujillo, tenían un papel especial porque debían cobrar a sus compañeros y convencerlos de pagar al catedrático. Eso fue lo que sucedió con Jhony Valdez, exalumno de la Universidad Federico Villarreal, durante el juicio contra el profesor, que contó que le pagó S/ 150 para ser aprobado.
Fiorella Zapata, otra egresada de la carrera de Ingeniería Alimentaria, también narró que le había pagado al catedrático para que la apruebe en el curso de ‘Costos’.
Negó las acusaciones
Torres Ibáñez, consultado por el semanario, negó todas las acusaciones y aseguró que es un complot de las autoridades que trabajan en la UNFV desde 2017.
“Hemos apelado a la sentencia porque yo no he cometido esos delitos. Ha sido un problema con las autoridades de la universidad. (…) Ellos me tendieron una trampa para que yo renunciara. (…) Esos testigos son alumnos que fueron presionados por las autoridades para que declaren en mi contra”, argumentó.
El catedrático manifestó que también enseña en la Escuela de Ingeniería Agroindustrial en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM). “Mi familia no sabe el problema en el que estoy metido. Si usted lo publica, todos se van a enterar”, le dijo al periodista Alonso Zambrano, autor del reportaje en Hildebrandt en sus trece.
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