Siempre estuvo en su casa que tenía un sistema de escondites. Enrique Alexander Guillén Mamani, ‘Gordo Kike’, en compañía de su primo hermano Luis Roberto Guillén Rojas, había asesinado a una vendedora de anticuchos al no querer pagar la porción que le había comprado y le robaron sus ganancias. Desde ese día, el homicida se convirtió en prófugo de la justicia.
En noviembre de 2012, la señora Paula Sánchez Sánchez, una anciana de 74 años, salió a vender sus anticuchos como todos los días en Villa El Salvador. Era un día común, con bastante venta hasta que llegaron los dos hombres, que se encontraban en estado de ebriedad. Aunque la mujer los atendió, luego se rehusaron a pagarle para, finalmente, golpearla hasta asesinarla y hurtarle el dinero. La hija de la víctima pidió, en el velorio de su madre, que hallen a los responsables del crimen; este tardaría 10 años en resolverse.
Luis Roberto Guillén Rojas fue capturado rápidamente por la Policía Nacional del Perú (PNP), pero su compinche estaba inubicable; se había esfumado de la faz de la tierra. El primo hermano del ‘Gordo Kike’ tampoco sabía dónde estaba el delincuente. Hubo intervenciones y búsquedas para dar con el criminal. Todo hacía suponer que se había fugado del país.
En 2014, el Ministerio del Interior (Mininter) ofreció una recompensa por S/ 20.000 (5.200 dólares) para que se ayude a capturar al asesino, pero todos los datos que se ofrecían eran irrelevantes. En 2018, y ya con el pedido de captura cerca de caducir, se volvió a insistir en el Programa de Recompensas, sin embargo, no había rastros de él.
Escondite en su casa
Fueron 10 años de trabajo en que la Policía pudo conseguir una pista hasta el domicilio de tres pisos, ubicado en el asentamiento humano San Francisco de la Cruz de San Juan de Miraflores. Al ingresar, la PNP se dio con la sorpresa que la vivienda contaba con un sistema de escape.
Había un falso techo en el baño donde el ‘Gordo Kike’ se escondía cuando los agentes iban a verificar si estaba el asesino. Él podía ver qué es lo que buscaban los oficiales cuando estaban en su casa que estaba acondicionada para una fuga.
Al momento de la intervención, el criminal, que también cuenta con una requisitoria por el delito de tráfico ilícito de insumos químicos y otra por el delito de robo agravado, fue bajado a la fuerza por el orificio.
La familia también fue cómplice y ahora podría ser investigada por obstrucción a la justicia. Sus padres, hermanos o primos, le tocaban un pequeño timbre para avisarle que habían policías que estaban en la casa y que subirían a buscarlo. El delincuente, que ya conocía cómo era el sistema de escape, se metía al hueco, lo cubría con un drywall, y no salía de allí hasta que se vayan todos los policías.
‘Gordo Kike’ fue trasladado a Requisitorias, luego fue puesto a a disposición de la Sala Penal Liquidadora que lleva su caso para que sea procesado y enviado a una prisión.
SEGUIR LEYENDO