Dorian Fernández retrató la cruda realidad de la selva peruana en ‘La Pampa’, su nueva película | ENTREVISTA

Sobre la selva peruana se han tejido decenas de historias, series y películas; todas ellas presumiento los parajes naturales de la Amazonía y las costumbres exóticas de sus habitantes. Sin embargo, pocos se han atrevido a retratar una problemática que azota hoy La Pampa, zona de Madre de Dios arrastrada por la minería ilegal, el crimen organizado y la trata de blancas.

El director peruano Dorian Ferández fue el primero en dar el primer paso a nivel cinematográfico. ‘La Pampa’ o ‘The Invisible Girl’, su más reciente película, intenta reflejar el miedo que viven niñas y adolescentes que, a punta de engaños, terminan siendo explotadas sexualmente en centros nocturnos de la localidad.

“Reina, víctima de trata, huye en busca de su familia. Juan, un prófugo de la justicia, decide ayudarla. Unidos por el destino partirán en busca de la familia de Reina, rumbo a un territorio de la Amazonía peruana arrasado por el crimen y la codicia”, es la sinopsis de la película, coproducida por Perú, España y Chile.

Infobae conversó a fondo con Dorian Fernández -también director de ‘Cementerio General’, ‘Desaparecer’ y ‘Chullachaqui’- sobre ‘La Pampa’, cinta que se encuentra en competencia junto a otras producciones internacionales en el 26 Festival de Cine de Lima en la categoría ‘ficción’.

Ya has dirigido anteriormente películas relacionadas con la selva, pero esta vez decidiste contarnos la cruda historia de Reina. ¿Qué te motivó a hacerlo?

Hace algunos años estaba buscando una historia de la Amazonía, que no solo refleje su gente, sino sus problemáticas. En el 2017 me llega la historia de quien sería Reina en la vida real, de quien se inspira esta historia. Es una mujer de Iquitos, que nos contó que logró salir de esta pampa, a donde había ido a los 16 años con engaños. Esta historia nos impactó y nos movilizó. Nos pusimos a investigar durante un año y medio sobre esta realidad. Así nos pudimos dar cuenta que era un tema muy grande, que podía llevarse al cine.

Adentrarse a La Pampa, a la verdadera y peligrosa zona de Madre de Dios, debió haber sido todo un reto como director…

Sí, de hecho nos dimos cuenta que iba a ser imposible filmar allí. Un equipo de 100 personas no pasa desapercibido, menos las luces y las cámaras. Entonces tuvimos que ir a un sitio donde pudiéramos trabajar tranquilos. Así que decidimos ir a una zona de Pucallpa. Tuvimos que reconstruir La Pampa, de todos estos centros de explotación, desde cero. Son sets que hicimos referenciándonos con mucha exactitud de las fotos y videos de algunas visitas que hizo el equipo que muy cuidadosamente pudo estar por ahí.

Este es el primer papel protagónico de Luz Pinedo, quien da vida a Reina. ¿Cómo fue el proceso de casting?

Sabíamos que teníamos la gran responsabilidad de representar a las víctimas de trata de nuestro país. Por eso nos acercamos a la zona de Pucallpa e hicimos una convocatoria muy abierta. Esperábamos 200 o 300 personas, pero llegaron 1500 personas. Queríamos naturalidad en la expresión, que transmitiera ese sufrimiento de quien no puede hablar. Fue así que Luz Pinedo nos conquistó con el personaje. Estamos orgullosa de haberla encontrado.

El elenco también está conformado por Fernando Bacilio, Óscar Bacilo y las hermanas Mayella y Pamela Lloclla…

Es un elenco de lujo. Siempre es una delicia trabajar con Fernando. Desde el momento que escribimos el guión, sabíamos que queríamos trabajar con él, es un actor muy solvente. No por nada es el actor peruano más premiado en los festivales del extranjero. También hay otros talentos como Mayella y Pamela Lloclla, fue una sorpresa que las dos hermanas se juntaran. Estamos orgullosos del elenco que formamos.

‘La Pampa’ ha tenido múltiples reconocimientos en festivales internacionales. ¿Cómo tomas la reacción del público?

Es un motivo de alegría grande, pero sobre todo orgullo porque logramos el objetivo de la cinta: tener un espacio para tener discusión y reflexión sobre el tema. Nos entusiasma.

La historia de Reina y de Juan conmueve a cualquiera…

Sí… Yo tuve la oportunidad de participar en una exhibición en Valencia, en España. Fue un regalo al corazón ver las reacciones hacia la película. También se proyectó al aire libre en uno de los barrios más humildes, había como quince nacionalidades y luego conversamos con todos ellos. Me di cuenta que la condición humana y la empatía es transversal. Todos podemos identificarnos cuando otro ser humano la pasa mal, pese a estar en otra parte lejana de tu realidad.

Entonces, ¿sientes que llegaste a tocar más que solo la fibra sensible del público?

Sí porque he recibido relatos de gente que me dijo que pudo averiguar más sobre el problema. Hay un interés más allá de la película. Eso es para nosotros algo va más allá que cualquier reconocimiento o premio. Creemos que es una misión cumplida.

El final de la cinta es esperanzador… aunque la problemática de La Pampa sigue vigente.

Así es, nosotros decidimos tomar partido por la esperanza. Nuestro pedido a gritos es que estas adolescentes y niñas encuentren su camino a casa. La ficción nos permite crear eso. Ese es nuestro deseo latente, de que ojalá ellas tengan esta suerte, pero claramente la realidad nos manda a todo lo contrario.

¿Tu interés por la selva tiene algún origen?

Tiene que ver con mis raíces, con mi madre y mi abuela. Yo viví desde muy temprana edad allí. He desarrollado una sensibilidad especial por la amazonia, por su gente, por todo lo que significa la selva. Quiero darle voz a las problemáticas que están invisibilizadas totalmente. La lejanía geográfica parece que genera lejanía de intereses. Se habla mejor de lo que más se conoce, y yo lo que más conozco tiene que ver con la selva.

¿En qué proyectos cinematográficos te encuentras actualmente?

Acabamos de rodar una película policial con algunos elementos paranormales. Es una coproducción entre Argentina y España. Ya está empezando en post-produción para ya el próximo año poder verla. También hay un proyecto de animación infantil, que se llama Wari. Lo nuestro no es los géneros, sino que tiene que ver con la Amazonía.

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