Que el perro ha sido, es y será el mejor amigo del hombre no le cabe la menor duda a nadie. Y no solo hablamos de la mascota que tenemos en casa, sino también de cada can que vemos en la calle, y nos causa ternura. Algo recurrente en esos casos, es que al no conocer su nombre, nos referimos a ellos con el simpático nombre de ‘Firulais’.
Pero de dónde sale esta graciosa manera de llamar a los amigos peludos. Muchos todavía se han quedado con la idea que este nombre nace a partir de la serie de dibujos a animados ‘Los Rugrats’, que hizo furor a finales de la década de los 90 e inicios de los 2000.
En el mencionado show televisivo, la familia Pickles tenía una mascota en casa que en la versión estadounidense se llamaba ‘Spike’. Pero al momento de traducirlo al español, para su público en Latinoamérica, los creadores decidieron por ‘Firulais’.
El origen del nombre
La versión más difundida señala que a mediados del siglo XX, las autoridades fronterizas de los Estados Unidos le pedían a los migrantes mexicanos que en caso tuvieran mascotas, estuvieran libres de pulgas. En inglés free of lice.
Pero como tantas otras palabras que nacieron del inglés (como chamba que viene de chamber o guachimán de watchman), esta frase también se deformó hasta quedar castellanizada en Firulais.
Esto se dio cuando los trabajadores mexicanos regresaban a su país y presumían con sus amigos y vecinos que sus mascotas no tenían pulgas o parásitos.
Con el paso del tiempo, la palabra se comenzó a usar para cualquier perro (tuviera o no pulgas) y luego traspasó fronteras siendo ahora de uso popular en casi todos los países de Latinoamérica.
Segunda versión
Sin embargo esa no es la única explicación que se puede encontrar con relación al nombre de Firulais. La otra versión, menos extendida, pero igual conocida, tiene un tinte más trágico.
Se refiere a un joven que se dedicaba a la tauromaquia en el estado de Jalisco (México) y debido a la presión de sus padres tuvo que abandonar su pasión.
Sin embargo, al poco tiempo sus progenitores murieron. Entonces sumido en la tristeza, comenzó a gastar la fortuna que su familia había acumulado a través de los años.
Como consecuencia ante tanto despilfarro, el pobre hombre pronto se quedó sin recursos para sobrevivir, pues hasta vendió su casa
Entonces, sin muchas más opciones, decidió convertirse en payaso para poder buscar el sustento del día a día. Cuentan que un buen día adoptó un perrito callejero al que improvisadamente le puso como nombre Firulais.
Pero la tragedia le seguía acompañando, pues su nuevo acompañante de vida murió al poco tiempo.
Desde ese momento, el payasito decidió rendirle un sentido homenaje a su primera mascota y optó por llamar a todos los perros que se cruzaba por su camino de la misma manera. Es más, hasta le pareció buena idea adoptarlo como nombre artístico y así pasaría a la posteridad como ‘El payaso Firulais’.
A partir de ahí solo fue una cuestión de tiempo para que el nombre viaje por todo el estado tapatío, primero, y luego por todo el país azteca. Ahora ese nombre ya es famoso por toda América Latina cada vez que vemos un perrito sin dueño y que necesita un poco de cariño. Y es que nunca va a importar la raza, un perro siempre será el amigo del hombre.
Seguir Leyendo