La imagen de Mario Broncano en la sección de deportes duró menos de lo imaginado. Aunque se mantuvo alejado de cualquier contacto con la prensa, su nombre apareció en los titulares de las secciones policiales, describiendo la situación en la que se encontraba uno de los boxeadores más reconocidos que nació en Perú.
Mario Martín Broncano Gómez, o simplemente conocido por su apellido paterno, creció en el distrito de La Victoria, donde no tuvo una infancia entre lujos o juguetes, ya que a temprana edad ayudaba en la economía familiar, buscando trabajos sencillos, como cuidar carros o cargar bolsas de las señoras que acudían al Mercado Municipal.
Pese a sus esfuerzos por salir adelante, él quería disfrutar de más. Este deseo ocasionó que ingresara al mundo de la delincuencia. Con tan solo 12 años, y ya adicto al terokal, fue detenido por hurto, siendo ingresado a ‘Maranguita’, un popular centro de rehabilitación para jóvenes.
Su primer acercamiento al deporte de contacto fue allí, tomando el patio del reformatorio para organizar sus peleas y arreglar sus problemas con sus nudillos. Un año más tarde integró la escuela de boxeo del mismo lugar, donde quedó fascinado con las técnicas y lo que podía alcanzar con su talento.
Con esfuerzo y dedicación, logró meterse en la División Mini Mosca, con menos de 20 años. Luis Oliveros, un cubano cazatalentos, lo adoptó como aprendiz. Trabajaban de día en una fábrica y de noche se dedicaba a su entrenamiento.
Representante peruano
El medio deportivo seguía sus pasos, y muchos de los especialistas lo consideraban una promesa a la cual se debía apoyar. Es así como salió de las peleas organizadas en coliseos pequeños, a representar al Perú en campeonatos internacionales, incluso, convocado a la preselección nacional para participar en los Juegos Bolivarianos y las Olimpiadas de Seúl. Estos dos últimos eventos no contaron con su presencia, ya que sus hábitos delincuenciales obstruyeron su incorporación.
En 1998 fue ingresado al Penal de Lurigancho, donde se aferró a sus adicciones y a todo lo que el deporte le hacía olvidar.
La pérdida de un ojo
Cuando fue puesto en libertad, intentó recobrar su vida de logros, buscando iniciar nuevamente, aunque eso le costara tiempo y dedicación. Sin embargo, retomó los malos pasos.
Fue en una de sus apariciones en público donde protagonizó una pelea con un vendedor de frutas, a quien le había intentado robar. El comerciante tumbó al púgil con un palo y ocasionó que perdiera la visión del ojo izquierdo. Se terminaban los sueños de Mario Broncano de ser un gran boxeador.
Una vida llena de excesos
La vida de Mario Broncano se formó en penales, celdas de comisarías y lugares inhabitables. Lejos de las pantallas y el ring, la promesa peruana buscó cómo ganarse la vida, retomando aquellos oficios que realizaba de niño. Quien pudo ser el sucesor de Mauro Mina hizo un alto indefinido a cualquier deseo de recuperar su gloriosa carrera.
Lo último que se supo sobre él fue un especial que hizo diario Trome en 2021. En un párrafo se señala que buscaba recuperar el tiempo perdido, declarando que se encontraba limpio de drogas hace cuatro años y luego de ser un civil liberado del penal Ancon ll.
Asimismo, revivió su mejor época siendo profesor de niños, a quienes le enseñaba lo que pudo aprender de adolescente. El cierre del artículo destaca su anhelo de volver a subirse a un ring.
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