Hay personas que, con tal de lograr sus objetivos en la vida, no tienen ningún tipo de escrúpulo en eliminar de su camino a quien sea que se le interponga. Así sea un amigo, un conocido o tu propia madre. Muchas veces el poder enceguecedor del dinero hace que los seres humanos cometan atrocidades. Tal como lo hizo Elizabeth Espino Vásquez o, simplemente, Elita, un 27 de enero de 2010 cuando asesinó a su progenitora.
La mañana de ese día parecía ser un apacible miércoles más en el turístico distrito de Barranco. Pero esa calma se transformó en horror cuando el cuerpo de la abogada Elizabeth Vásquez Marín fue hallado sin vida en su camioneta.
La muerte de la letrada conmovió a todo su entorno laboral, pues era una prominente abogada que, a través de los años, había amasado una considerable fortuna calculada en unos 15 millones de dólares.
Las primeras investigaciones policiales condujeron a las amenazas que meses antes había recibido el exesposo de Vásquez, Alejandro Espino. Él también era otro reconocido abogado que se desempeñaba como fiscal anticorrupción y tuvo un papel importante cuando se enfrentó a la mafia fujimontesinista y al conocido narcotraficante Fernando Zevallos, ‘Lunarejo’. El fiscal tenía enemigos por todos lados, algunos muy poderosos. Sin embargo, estas pesquisas no llegaron a ningún lado.
Entonces todas las miradas se dirigieron a la hija Elizabeth Espino, Elita. La joven había estado totalmente compungida y triste durante el funeral y el entierro de su madre. Sin embargo, a la PNP no le llegó a convencer su historia.
Tan solo una semana después del horrendo crimen, los peritos decidieron interrogar a la hija tras el sepelio de la madre. Muchas cosas no tenían sentido. Por eso el 9 de febrero, la Dirincri solicitó la detención preventiva de la estudiante por existir indicios razonables de ser autora intelectual de la muerte de su madre.
Dicha acción se realizó el 14 de febrero y ante las insistentes preguntas y contradicciones en las que caía una y otra vez, Elita, finalmente, confesó el crimen. Con ella también fueron detenidos su enamorado Fernando Gonzáles y su amigo Jorge Cornejo.
La confesión
Según consta en el parte de confesión de Elita, aquella noche hizo ingresar a sus cómplices Cornejo y Gonzáles mientras su madre se bañaba.
Cuando la abogada tributarista salió la habitación no demoró mucho en darse cuenta lo que estaba por ocurrir e intentó salir corriendo para pedir ayuda. Entonces, los dos hombres la sujetaron y la golpearon con dureza por todo el cuerpo para evitar que huyera.
Todo lo que iba pasando era escuchado por María Liliana Huamán Chuquilín, de 19 años en ese entonces, quien era la trabajadora del hogar. “La puerta de la cocina estaba cerrada con llave. Y ese es el único lugar desde el que podía acceder al resto de la vivienda”, aclaró la mujer al responder del por qué no fue en ayuda de Vásquez Marín.
De acuerdo con la versión de la trabajadora del hogar, Elita también le dijo a su mamá: “Eso te pasa por hacer más por tus papitos que por mí”, hasta que una voz de hombre le ordenó que se callara.
“Ese día no pude dormir. A las 5 de la mañana del día siguiente, me levanté y preparé jugo de naranja. En eso apareció la joven y me dijo que me lo tome, porque su madre había salido de madrugada”, indicó.
Por su parte, Elita confesó el crimen a las autoridades policiales. “Estaba cansada de sus reglas, que haga esto, que haga lo otro, que no te juntes con ese chico. Nadie le gustaba, nadie era perfecto, mientras ella podía hacer todo después de que se separó de papá”, dijo a la policía de la división de Homicidios.
Por su parte, María Liliana Huamán aseguró que había recibido amenazas de Alejandro Espino para que no cuente detalles a la Policía. “No digas nada porque te puede pasar algo”, le habría dicho a la testigo.
En ese sentido, Liliana Vásquez Marín, hermana de la víctima mortal, lamentó la actitud del padre de su sobrina. “Ocultar la verdad te hace cómplice. ¿Qué podemos esperar de quienes administran justicia en nuestro país si uno de sus elementos no colabora con ella?”, cuestionó.
Sentenciada
Elita y sus cómplices fueron llevados a juicio, y aunque, en un primer momento, el enamorado Fernando Gonzáles pretendió cargar con toda la culpa y salvar a su novia, lo cierto es que no logró su propósito y todos fueron sentenciados.
La Sala Penal Permanente de la Corte Suprema de Justicia confirmó la sentencia de 30 años de prisión contra Elizabeth Espino Vásquez por haber cometido el delito contra la vida, el cuerpo y la salud en modalidad de parricidio contra su madre, la abogada Elizabeth Vásquez Marín.
Esta última instancia también ratificó la condena contra Fernando Gonzáles y Jorge Cornejo de 28 años de pena privativa de la libertad como coautores del delito en modalidad de asesinato.
Sin embargo, la historia no termina allí. Elita pretendió cobrar la herencia de 15 millones de dólares, que dejó su madre, desde prisión. Pero su abuelo y madre de la víctima interpuso una denuncia para considerarla indigna de ser heredera, algo que, finalmente, se dio.
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