La ópera es uno de los géneros musicales más sublimes que hay y su origen proviene de Francia. Su nombre desciende del latín que significa ‘obra’ y su aparición en el mundo data desde 1597, donde se creó, La Dafne, de Jacopo Peri. En la actualidad este género se agrupa dentro de la música clásica.
Usualmente, la interpretación de esta composición es dada por varios artistas; y en este gran grupo encontramos a músicos de una orquesta, cantantes como tenores, sopranos, voces blancas y danzantes sobre el escenario. No obstante, detrás de los telones se encuentra otro gran conjunto y son los peluqueros, escenógrafos, maquilladores y vestuaristas.
Este género es uno de los más aclamados en Europa, pero en América Latina también tiene un camino propio. Sin embargo, es alli donde surgen varias interrogantes, entre ellas, las que están ligadas a la llegada, razón y motivo de la ópera en Latinoamérica.
La ópera en América Latina
Hablar sobre el inicio y origen de la ópera en Latinoamérica es remontarnos hasta la época donde los españoles llegaron a esta parte del mundo. De hecho, la primera presentación de este género encima de un escenario de esta parte del continente se dio en Perú y fue el 19 de octubre de 1701. La obra presentada fue La púrpura de la rosa de Tomás de Torrejón y Velasco.
El éxito sobre las tablas peruanas fue tal, que la ópera se expandió por los demás países del continente. En 1711 hacen su estreno oficial en México, siendo la primera presentación de su género en Norteamérica.
La ópera en Perú
Luego de ser cuna de la ópera en América, Perú tuvo varias épocas en las que este género de música teatral marcó parte de su historia. Posterior al año de su llegada, en el siglo XIX y las décadas de 1840, 1850 y 1860, diversas compañías extranjeras llegaban al país, ofreciendo shows únicos que eran estrenados casi a la par entre Perú y Europa.
El talento peruano comenzó a relucir y entre las voces prodigiosas de aquella época se pudo conocer a Rosa Merino, una soprano que destacó por su voz y por ser la primera intérprete del himno peruano.
Alrededor de mediados de 1840 llega a Perú la Compañía de Ópera italiana Pantanelli, procedente de La Habana, y trae una ópera novedosa en cuanto a los artistas y las obras.
Por aquellos años, las líricas que se llevaron a cabo fueron Romeo y Julieta, Sonámbula, Norma, Fausta, Semíramis, El Barbero de Sevilla y Tancredo, Los Árabes en las Galias, Clara de Rosemberg, Lucrecia Borgia y El Juramento de Mercadante. En la actualidad solo se conocen cuatro de todas ellas.
La era del bel canto se instaló en aquella época y posterior a ello, llegó la etapa verdiana. Pasaron los años y llegó el siglo XX, en el cual la ópera comenzó a sentir un gran apogeo. Esto sucedió entre 1910 y 1960. En esos años, el género ganó una prodigiosa voz más y es la de Alejandro Granda Relayza, siendo considerado el mejor tenor de América de la época y a quien se le conoció como “El Caruso del Perú”.
En esos años gloriosos para la ópera, se hacían temporadas extensas de lírica, abarcando varios meses de presentación, el éxito iluminaba esos años, pero no todo dura para siempre.
En los 60, todo ese furor comenzó a bajar, y Lima siente el declive de la escena operística. A ello, se le sumaron los problemas sociales e internos que se presentaron en el Perú.
Luego de 20 años, ya por 1980, la ópera resurge como al ave fénix con Fupal y con Prolírica de Luis Alva, un reconocido tenor peruano. Durante esos años se presentaron varios conciertos, tipos de ópera (cómica y seria) y zarzuelas.
Entre los títulos puestos en escena se encuentran Aida, Alzira y Falstaff de Giuseppe Verdi; El barbero de Sevilla de Gioachino Rossini; Carmen de Bizet; La italiana en Argel de Rossini; Lucía de Lammermoor de Donizetti; Tosca de Puccini, La corte de Faraón de Lleó y otros más.
Otras de las épocas en que la ópera brilló como merece fue en el 2012, según Jean Pierre Gamarra, director de teatro clásico y ópera.
“El movimiento operístico más fuerte se dio alrededor del 2012, donde se estrenaron varias obras en comparación de años pasados”, contó a Infobae.
Pero, ¿qué sucedió después?, ¿por qué ese movimiento no parece mantenerse hasta ahora? Al respecto, el especialista comenta que en la actualidad la ópera ha tenido un declive por una gran falta de promoción y que a pesar de haber sido el primer país en América en presenciar esta puesta, hoy estamos por debajo de varios países vecinos.
“Si comparamos las temporadas de ópera de otros países de Sudamérica, como Chile, Argentina o Brasil, Perú se encuentra muy por debajo. Solo el día que lleguemos a ese nivel podremos saber si el problema de que no haya una cultura de ópera en el país está en el público”, agregó.
Hoy en día diferentes exponentes peruanos del género se encuentran fuera del país, dejando el nombre del Perú en alto y uno de ellos es el destacado tenor Juan Diego Flórez.
Asimismo, no debemos olvidar la huella y el legado que dejan Alejandro Granda, Ernesto Palacios, José Luis Fernandez, Mónica Canales, grandes representantes del talento peruano.
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