Reza una vieja máxima del fútbol mundial, qué tanto política como la pelotita deben ir separadas lo más posible. Pues la combinación de estos traer muy malas consecuencias, sobre todo para el deporte qué es pasión de multitudes.
Ejemplos históricos hay muchos en el siglo XX. En los primeros años que el fútbol ganaba la popularidad de la que ahora goza en el mundo, el dictador italiano Benito Mussolini, usó el mundial realizado en Italia en 1934 para fines propagandísticos.
Aquella vez, los jugadores de la escuadra ‘azurra’ se vieron obligados a ganar el título, no solo para validar las acciones que cometía el ‘Duce’ sino para salvar propias vidas. Pues de haber perdido aquella final ante la selección de Checoslovaquia, hubiesen sufrido la pena de muerte, como algunos historiadores registran.
Pero como de malos ejemplos en la política tenemos millones, el Perú no podía estar ajeno a esa situación. Y es que cuando el gobierno cayó en manos de militares con tendencias comunistas, las nuevas autoridades quisieron propagar sus ideas en cuanto estamento social les fuera posible. Para para muestra un botón de nuestra historia.
BLOQUE COMUNISTA
Todo ocurrió después de la histórica clasificación de la selección peruana al Mundial de México 1970, tras dejar en el camino Argentina en la misma Bombonera.
Cómo era lógico el equipo del brasileño Didí, DT de la blanquirroja en ese entonces, decidió qué para llegar listos a la cita azteca y hacer un gran papel, lo mejor era afrontar una serie de partidos amistosos.
Esto fue aprovechado por la dictadura militar para organizar una serie de partidos con selecciones en cuyos países también había a la doctrina socialista.
Para ellos, los que llevaban las riendas del gobierno, fue mucho más fácil hacer las negociaciones con este tipo de países. Además, resultaba un gesto de acercamiento con estos países de los que intentábamos formar parte políticamente.
COMENZÓ LA MARATÓN
A pesar que las estadísticas históricas de la selección peruana no cuentan el inicio de la travesía por tratarse de rivales qué no eran una selección en sí, bien vale recordarlos, pues fueron los primeros de 17 largos y extenuantes partidos antes de llegar a la competición mundialista.
Para comenzar, jugamos dos partidos con el Dinamo Zagreb en Lima y ganamos los dos: por 2 a 1 y 3 a 2, respectivamente. Luego recibimos al Spartak Trnava, en ese momento bicampeón del fútbol checo. Ahí ganamos 3 a 2 el primer partido y luego empatamos a uno. Para comenzar no estaba mal pero luego vendría lo más duro.
El 4 de febrero de 1970 chocamos contra Checoslovaquia, que si bien no era una selección en sí, sino más bien un equipo más experimental al no traer a ningún eslavo en sus filas. Pero igual era un equipo realmente duro. Y también ya estaban clasificados al Mundial de México 70.
El primer duelo contra los checos fue una derrota sin atenuantes, que hizo que la prensa deportiva de la época se preocupase. Fue un 2 a 0 sin más nada que decir.
Para la revancha, solo tres días después, la situación cambio un poco y se logró una gran victoria con goles de Hugo Sotil, que ese día marcó su debut con la selección peruana, y de Teófilo Cubillas.
El 9 de febrero chocamos contra Rumanía, un equipo que si bien también estaba clasificado para la cita en México era muy inferior a su par checoslovaco. Es por eso que el empate a uno dejo un mal sabor de boca a todos en el Estadio Nacional.
El 11 de febrero se logró un nuevo empate. Esta vez ante Polonia luego de ir 0 a 2 abajo en el marcador hasta los 80 minutos.
CONTRA LA MADRE RUSIA
Lo que siguió para la blanquirroja ese año no fue más amable. Pues el siguiente rival era ya un asiduo concurrente a los mundiales de esos tiempos. Es más, inmediatamente anterior a la que se iba a realizar en México, en Inglaterra 1966, la Unión Soviética se había quedado con el cuarto lugar de dicha competición tras perder en el duelo definitorio por tercer puesto ante la Portugal de la ‘Pantera Negra’, Eusebio.
El primer partido ante los soviéticos empate sin goles. Cuentan las crónicas de la época qué la selección peruana dominó ampliamente a su rival europeo, pero fue incapaz anotar un gol. Para el segundo partido, la Unión Soviética se impuso por 2 a 0. Esta vez, Perú fue una lágrima.
La prensa preocupada ante tantas derrotas y empates, intentó justificar la situación señalando qué tantos partidos de manera seguida había mermado la capacidad física de nuestros seleccionados.
Cómo cereza al postre, hay que recordar que la Federación Peruana de Fútbol (FPF) ya había pactado otros 7 partidos amistosos en el continente europeo, de los cuales el más relevante sería el enfrentamiento ante Francia, en París, el 28 de abril.
Y aunque al principio esta gira había sido recibida con beneplácito por la prensa especializada, tras los resultados vistos en esta primera parte del año, comenzó a cuestionarse. Esta vez, como tan solo algunas ha sucedido, la Federación luego de ponerse de acuerdo con el mismo Didí, decidió suspenderla el 23 de febrero.
De la maratón de partidos organizados en esa etapa del año solamente quedaba por disputar uno más. Y era ante Bulgaria. El detalle era que este partido había sido pactado antes de la realización del sorteo de grupos para el mundial (tocó Alemania Federal, Marruecos y la propia Bulgaria).
Como era de esperarse, muchos alzaron su voz señalando el inconveniente que sería enfrentar rival que, a priori, había que ganarle durante el Mundial si es que queríamos pasar de ronda.
Esta vez Didí se puso fuerte y decidió enfrentar ambos amistosos. “Sí Bulgaria pone aquí su equipo B, lo mismo haremos nosotros y viceversa. Tres meses después los enfrentaremos en el mundial”, fueron las palabras del técnico brasileño.
Así que tomando todas las previsiones del caso, el 21 de febrero el primer partido amistoso en el Estadio Nacional. El resultado fue un 3-1 a favor de los europeos qué no mandaron a su equipo B precisamente pero si una mixtura de titulares y suplentes. Sotil hizo el único tanto a peruano aquella noche.
Tres días después tocó la revancha. Esta vez saltaron a la cancha ambos equipos titulares y la superioridad peruana fue más que notoria. Fue un 5-3 apabullante, en el que Sótil marcó un hat trick. Cubillas y Chale cerraron el marcador con un gol cada uno.
Lo sorprendente de esa noche fue que los cinco goles marcados por la selección peruana se hicieron en tan solo 35 minutos, luego de haber estado en desventaja por 0-1 durante la primera mitad.
La última parte de esa fase de preparación fue justamente jugar 4 amistosos contra la selección de México. ¿Los cuatro partidos? Los cuatro partidos.
Los dos primeros en Lima y los dos siguientes en el Distrito Federal y León. En la capital peruana fue derrota y triunfo.
Mientras que en tierras charras caímos por un duro tres a uno, primero, y luego empatamos a tres goles por bando.
Y así se cerró esa primera etapa de preparación previa a la cita ecuménica de 1970. Todavía se jugaron un par de amistosos más pero con equipos y selecciones que ya no tenían nada que ver con el bloque socialista que dominaba la mitad del mundo. Luego nos tocó ir al mundial y los resultados de la gesta, casi heroica, ya los conocemos todos.
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